El viento sopl¨® diferente
Autor invitado: Javier Dom¨ªnguez Reguero (*)
William Kamkwamba protagoniza un documental sobre su vida, la de un ni?o que con tan s¨®lo catorce a?os cre¨® un molino de viento para iluminar su pobre poblaci¨®n en el centro de Malawi. Ben Nabors, director y productor de esta pel¨ªcula, ya se acerc¨® a la historia de William en 2008 con el corto, Moving Windmills. El cortometraje recibi¨® el premio de los directores americanos de Participant Media, responsables de pel¨ªculas como Una verdad inc¨®moda o Buenas noches y buena suerte. Desde entonces, Nabors ha trabajado en una pieza audiovisual que recoge en 95 minutos las m¨¢s de 400 horas brutas de rodaje.
La historia de William se expandi¨® pronto. En 2006 un peri¨®dico local recogi¨® la noticia y de ah¨ª a varios medios internacionales. A su temprana edad abri¨® los ojos de muchos de sus compatriotas y les hizo creer que con ingenio y perseverancia hasta lo m¨¢s alocado puede que funcione.
¡°I tried it and I made it¡± (Lo intent¨¦ y lo hice). Las palabras de William suenan simples en su intervenci¨®n en la conferencia organizada por la organizaci¨®n TED, Tecnolog¨ªa, Entretenimiento y Dise?o de Arusha en junio de 2007. Nervioso y conmovido se vio desbordado ante tanto asungu, personas blancas, que aplaud¨ªan su idea.
En Malawi la oscuridad es vasta. Es densa. Wimbe, poblado natal de William, cerca de Kasungu era uno de esos lugares donde la noche todo lo cubre. La noche es un fundido negro en el que s¨®lo a veces la luna acompa?a. Pero la historia de esta poblaci¨®n cambi¨® el d¨ªa en el que el viento sopl¨® diferente trayendo nuevas esperanzas. Las aspas de un molino de viento de cinco metros de altura comenzaron a girar. Con materiales reciclados, el cuadro de una bicicleta y unos tubos de pl¨¢sticos, el molino gener¨® la suficiente energ¨ªa para iluminar cuatro bombillas y hacer funcionar dos radios. Doce vatios de una quijotesca idea que dio resultado.
La vida de William, que ahora tiene 26 a?os, es como la que se leen en los libros de los grandes inventores. Curiosos, sensibles, tomados por locos, callados pero atentos. Cuando su familia no pudo pagar los $80 anuales de la matr¨ªcula para su colegio, ¨¦l contin¨²o aprendiendo en la biblioteca local. Un libro titulado Using energy (Utilizar la energ¨ªa) cay¨® en sus manos y le anim¨® a cambiar el devenir de su familia. William no se resigno a seguir la vida de su vecinos, de sus amigos, de su padre. No se rindi¨® a la primera y tras algunos cortocircuitos y meses de estudio y pruebas, el molino funcion¨®.
El proceso de grabaci¨®n del documental no fue f¨¢cil en Wimbe. En palabras del director el rodaje fue desafiante debido a la dificultad de traer al personal involucrado. ¡°El acceso a la electricidad no es f¨¢cil en Malawi pero es necesario para cargar las bater¨ªas de las c¨¢maras, usar los ordenadores¡ Afortunadamente los paneles solares y los molinos de viento de William ayudaron¡±. La experiencia fue enriquecedora y el equipo de rodaje pudo disfrutar de la generosidad y hospitalidad de Malawi. ¡°La carne de cabra nunca estuvo tan sabrosa¡±, afirma Ben Nabors quien remarca las cualidades culinarias de Agnes Kamkwamba, madre de William y que tambi¨¦n aparece en la pel¨ªcula.
William y el molino de viento devuelve la historia a sus ra¨ªces. Al pueblo malau¨ª de las zonas rurales. Los ingresos del documental ir¨¢n destinados a la organizaci¨®n Moving Windmills Projects, dedicada a dar a conocer esta historia y al desarrollo de las zonas rurales del pa¨ªs. Hasta la fecha se han construido partes de un colegio en Wimbe, se ha implementado un programa de becas para los j¨®venes y se ha creado un equipo de f¨²tbol. Adem¨¢s, y siguiendo con el ejemplo, se han instalado sistemas alternativos de energ¨ªa que sirven para el alumbrado y el bombeo de agua para los cultivos.
El reto de mejorar su pa¨ªs siempre est¨¢ latente en William y en otros muchos malau¨ªs que s¨®lo necesitan las herramientas adecuadas. De nada sirven los est¨¢ndares occidentales en materia de educaci¨®n. Son m¨¢s importantes los estudios en agricultura, carpinter¨ªa o construcci¨®n, basarse en la realidad que les rodea. Hacer de poco mucho. El triunfo de las peque?as cosas, inadvertidas.
William Kamkwamba es un h¨¦roe en Malawi. Supo encarar el destino como un adulto y nunca desisti¨®. Aquel d¨ªa en el que el molino de viento gir¨®, su vida y la de su pueblo se ilumin¨®.
(*) Javier Dom¨ªnguez Reguero (Sevilla 1988) es un periodista de viajes afincando en Lilongwe, Malawi. Tras a?os en el Seminario de Periodismo de Viajes de la Universidad de Sevilla, ahora colaboradora con ¡°Viajeros Urbanos¡± de El Pa¨ªs y con distintas publicaciones internacionales.
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