El r¨¦gimen de Ir¨¢n no logra frenar el ¨¦xito de Golshifteh Farahani

Hace ahora un a?o Golshifteh Farahani estaba en el ojo del hurac¨¢n por haber posado casi desnuda para Le Figaro Madame. Al ver el reportaje, el r¨¦gimen iran¨ª la desterr¨® oficialmente, aunque ella llevaba casi dos a?os viviendo en Par¨ªs. All¨ª lleg¨® huyendo del control constante de la censura que limitaba su carrera como actriz. En el exilio, y poco a poco, ha reconstruido su vida y encontrado nueva pareja, el actor franc¨¦s Louis Garrel, ex de Valeria Bruni-Tedeschi, hermana de Carla Bruni. Ahora vuelve a copar portadas, pero esta vez por su trabajo.

¡°Ella es la Elizabeth Taylor iran¨ª¡±, dice la dibujante y cineasta franco-iran¨ª Marjane Strapadi, mientras otros la comparan por su fama con Brigitte Bardot. Estos d¨ªas triunfa en Francia con la pel¨ªcula del escritor y director franco-afgano Atiq Rahimi, Syngu¨¦ Sabour, basada en la novela del mismo nombre y mismo autor que gan¨® el Premio Goncourt (el Cervantes franc¨¦s) en 2008.

Aunque el personaje parece hecho a medida para ella ¡ªinterpreta a una mujer afgana que sufre el peso del fundamentalismo talib¨¢n¡ª, en un principio el director la descart¨®, al considerarla demasiado guapa. Tenaz, Farahani logr¨® el papel a fuerza de insistencia. ¡°Yo tambi¨¦n he vivido en una sociedad en la que no hab¨ªa sitio para m¨ª¡±, relata al diario Liberation. Pero a pesar de todos los obst¨¢culos, Farahani, de 29 a?os, es una gran estrella del cine en su pa¨ªs. Algo que no ha evitado ni tan siquiera su criticada aventura en Hollywood, a las ¨®rdenes de Ridley Scott, que la hizo caer en desgracia con el r¨¦gimen de Teher¨¢n.

A los 16 a?os, la quemaron con ¨¢cido en la calle. Se rebel¨® rap¨¢ndose la cabeza

La peque?a de tres hermanos, Farahani naci¨® en la capital iran¨ª en 1983, cuatro a?os despu¨¦s de la ca¨ªda del Shah y en plena guerra entre Ir¨¢n e Irak. De padre actor y director de teatro ¡ªopositor al r¨¦gimen y forzado durante a?os a utilizar pseud¨®nimo¡ª y madre pintora, de ni?a apuntaba hacia una carrera de pianista, el destino so?ado por su familia. Pero pronto se decant¨® por el cine. Con apenas 14 a?os hizo su primera aparici¨®n en pantalla. Fue el inicio de una carrera fulminante.

Todav¨ªa adolescente, sufri¨® en carne propia el fundamentalismo religioso. Un d¨ªa de verano, con apenas 16 a?os, fue atacada con ¨¢cido por la calle. Milagrosamente solo sufri¨® quemaduras en la mano. Adolescente rebelde, decidi¨® en respuesta raparse la cabeza, disimular su pecho con una cinta bien apretada y hacerse llamar Amir para poder montar en bicicleta libremente. Una reacci¨®n por la que se enfrentaba a la pena de muerte en caso de ser descubierta. ¡°Mi generaci¨®n tiene la piel m¨¢s dura que la anterior. Estamos inmunizados, somos guerreros, supervivientes, no creemos en nada, pero nada puede detenernos¡±, dijo hace poco a la revista Paris Match.

Tras haberse separado de su primer marido, es la actual pareja del actor Louis Garrel, excu?ado de Carla Bruni

Su vida dio un giro con el rodaje de la pel¨ªcula de espionaje de Ridley Scott Red de Mentiras (2008), donde dio la r¨¦plica a Leonardo di Caprio interpretando a una enfermera en un pa¨ªs musulm¨¢n. As¨ª se convirti¨® en la primera actriz iran¨ª en rodar en Hollywood desde la Revoluci¨®n Isl¨¢mica de 1979, algo que no gusta nada al r¨¦gimen de los ayatol¨¢s. Adem¨¢s, apareci¨® sin velo, tanto en la pel¨ªcula como en la alfombra roja de los Oscar en Los ?ngeles, por lo que el r¨¦gimen la convoc¨®.

Tras ser interrogada durante meses, se qued¨® un tiempo sin pasaporte. En estas dif¨ªciles condiciones rod¨® su ¨²ltima pel¨ªcula en Ir¨¢n, A prop¨®sito de Elly (2009), de Asghar Farhadi, director de Una separaci¨®n. Pero a esas alturas, Farahani ya estaba decidida a no volver. Aprovech¨® el viaje del estreno de la pel¨ªcula en Nueva York para marchar e instalarse en Par¨ªs con su entonces marido, el franco-iran¨ª Amin Mahdavi. Gracias a esa uni¨®n, logr¨® la nacionalidad francesa que ahora le permite vivir entre la capital gala y Los ?ngeles. No regresar¨¢ a Ir¨¢n mientras no se la acepte tal como es.