Achebe: el hombre que tumb¨® las paredes de la prisi¨®n de Robben Island
Nelson Mandela explic¨® un d¨ªa que era imposible sentirse solo con un libro de Chinua Achebe (Ogidi, Nigeria, 1930) entre las manos. "Es el escritor en cuya compa?¨ªa cayeron las paredes de la c¨¢rcel", afirm¨® el l¨ªder sudafricano, que devor¨® las p¨¢ginas del autor nigeriano entre los muros helados de Robben Island. Madiba tambi¨¦n reconoci¨® a Achebe el m¨¦rito y la audacia de llevar ?frica hacia el resto del mundo a trav¨¦s de su escritura.
Wole Soyinka y JP Clark escribieron esta semana, al conocer la muerte del anciano profesor ibo en Boston, que hab¨ªan perdido un hermano. Los tres, junto al tambi¨¦n desaparecido Christopher Okigbo, conformaban el cuarteto pionero de las letras nigerianas. Pero adem¨¢s y a pesar del Nobel de Soyinka, Chinua Achebe les hab¨ªa trascendido y marcaba el camino. Este peri¨®dico le rindi¨® as¨ª homenaje el otro d¨ªa en palabras de Donato Ndongo.
Lectura obligatoria en todo el continente africano, con "s¨®lo" cinco novelas escritas a lo largo de 82 a?os de vida, Achebe es la referencia de nuevos valores de la literatura, como Teju Cole o Chimamanda Adichie, y se le considera el padre fundador de la novela africana y de las literaturas contempor¨¢neas del continente.
?ste es un conflicto que figura en las p¨¢ginas de otros autores, como Mia Couto, Boubacar Boris Diop o Emmanuel Dongala, por nombrar algunos de los m¨¢s recientes. Pero Chinua Achebe fue el pionero a la hora de tratar el tema y quiso hacerlo sin describir una era pre-colonial desfigurada por el buc¨®lico romanticismo de L¨¦opold Sedar Senghor y la negritud. Tampoco se avino a pervertir la historia del continente con la loa al amo blanco que se ha reivindicado desde el pasado colonial m¨¢s remoto hasta el discurso m¨¢s reciente de Nicolas Sarkozy.
Chinua Achebe no s¨®lo desafi¨® a la historia ¨²nica sobre ?frica impuesta desde Europa, tambi¨¦n se enfrent¨® a la manera en que se entend¨ªa la novela. Logr¨® maridar la oralidad y el estilo literario de los cl¨¢sicos occidentales m¨¢s "ortodoxos" y fue el primero en experimentar con la "africanizaci¨®n" de las lenguas coloniales, inaugurando un camino por el que transitar¨ªan despu¨¦s Alain Mabanckou, Mia Couto de nuevo o Patrice Nganang.
Otra de las virtudes de Achebe que se han resaltado en sus m¨²ltiples obituarios es su pertinencia en pleno siglo XXI. La lectura del colonialismo que hace el escritor nigeriano es especialmente necesaria en una ¨¦poca en que las intervenciones occidentales en ?frica se suceden, como en los tiempos de la guerra de Biafra que tanto le impact¨®. Excusas m¨¢s o menos loables y prop¨®sitos m¨¢s o menos inconfesables conviven en las modernas Intervenciones armadas o en las cubiertas por el paraguas de la cooperaci¨®n y la ayuda humanitaria y, de nuevo, la promoci¨®n de valores occidentales que no necesariamente casan con la idiosincrasia de muchos africanos y el choque de culturas.
Achebe siempre ser¨¢ recordado por Okonkwo, su h¨¦roe por antonomasia. ?l es el protagonista de Todo se desmorona, la primera novela del autor nigeriano, publicada en 1958 y que se ha traducido ya a medio centenar de idiomas. Se han vendido m¨¢s de 10 millones de copias de este libro en todo el planeta. El autor describ¨ªa, con cierta amargura, a trav¨¦s de los labios de Okonkwo c¨®mo lleg¨® el astuto hombre blanco a su tierra, pac¨ªficamente, parapetado tras su absurda religi¨®n, y c¨®mo sus convecinos observaron, divertidos, su locura y le permitieron quedarse, abriendo la puerta a la desgracia.
Gracias a Okonkwo y a los personajes de sus otras cuatro novelas, a sus cuentos, a sus poemas y a sus ensayos, Chinua Achebe recibi¨® premios y doctorados y el reconocimiento y el afecto de otros compa?eros de letras, como la sudafricana Nadine Gordimer, que lleg¨® a decir que el autor era "una alegr¨ªa y una iluminaci¨®n a leer".
Su ¨²ltimo trabajo publicado es un volumen en el que entrelaz¨® memorias e historia bajo el t¨ªtulo There Was a Country, una visi¨®n personal de la guerra civil nigeriana entre 1967 y 1970. Antes, destrip¨® la mirada racista de Joseph Conrad sobre la realidad africana, mero decorado para las dudas existenciales del hombre blanco. Defendi¨® la causa ibo. Critic¨® las miserias del poder y la corrupci¨®n en Nigeria. Y hasta lleg¨® a profetizar un golpe de estado en los tiempos en que su pa¨ªs parec¨ªa demasiado grande como para pasar por ese calvario.
La impronta de Chinua Achebe se rastrea en las p¨¢ginas de autores contempor¨¢neos de los cinco continentes que, como Mandela, se supieron acompa?ados por ¨¦l y, armados con sus palabras y su ejemplo, tumbaron las paredes de otras prisiones y defendieron sus propias causas.
Para conocerle mejor:
Primer cap¨ªtulo de Todo se desmorona
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