Reina de la aventura
Empez¨® a escribir con 11 a?os y ha vendido m¨¢s de dos millones de sus libros de fantas¨ªa Laura Gallego reivindica el g¨¦nero y su lectura en las escuelas
La carta de la editorial Bru?o era dura. Pero estaba de acuerdo: el desarrollo de los personajes no era del todo el id¨®neo, se entremezclaban demasiadas cosas¡¡±. As¨ª que subray¨® con rotulador los p¨¢rrafos m¨¢s cr¨ªticos, clav¨® en el corcho la misiva y escribi¨® en letras grandes: ¡°La pr¨®xima vez lo har¨¦ mejor¡±.
?Y a fe que Laura Gallego (Quart de Poblet, Valencia, 1977) cumpli¨® su promesa adolescente: hoy lleva vendidos m¨¢s de dos millones de ejemplares de sus libros de aventuras fant¨¢sticas, g¨¦nero menospreciado en Espa?a que ella ha elevado a fen¨®meno con, por ejemplo, las 2.200 p¨¢ginas de ese mundo de tres soles y lunas poblados por sheks (serpientes aladas) que es Memorias de Idh¨²n, propuestas dignas de vencer incluso la resistencia realista del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, como le ocurri¨® hace cinco meses con Donde los ¨¢rboles cantan. Tras ese ¨¦xito aparece ahora El libro de los portales (Minotauro), que uno cruza ¨Cagazapado tras las propiedades m¨¢gicas de una paella prefallera¨C con la esperanza de adentrarse en el mundo paralelo m¨¢s misterioso que ha construido Gallego: el de ella misma.
Con 11 a?os escribe con una compa?era de clase Zodiaccia, un mundo diferente, 300 p¨¢ginas sobre una isla m¨¢gica donde todo gira alrededor del hor¨®scopo. ?C¨®mo fue aquello? Lo hice con una amiga, s¨ª, M¨ªriam, muy inquieta; como yo escrib¨ªa sin faltas de ortograf¨ªa y ella dibujaba bien, nos dividimos as¨ª la cosa. Qued¨¢bamos para hablar de un cap¨ªtulo, luego yo lo escrib¨ªa, volv¨ªamos a quedar y as¨ª durante casi tres a?os¡ M¨ªriam, con 17, se hizo monja de clausura. Le mando mis libros, aunque algunos, dice, la asustan.
Usa un l¨¦xico inusual para una ni?a de 11 a?os: ¡°estrepitosamente¡±, ¡°se?al inequ¨ªvoca¡±¡ Por no hablar de la tem¨¢tica. Creo que la idea fue m¨ªa porque ten¨ªa una t¨ªa que hablaba todo el d¨ªa del zodiaco¡ claro que ya me hab¨ªa le¨ªdo seis veces La historia interminable, de Michael Ende; a¨²n la releo. Me encerraba en mi habitaci¨®n a leer cualquier cosa. Y ped¨ªa m¨¢s y mis padres se quejaban: ¡°?Pero si acabamos de compr¨¢rtelo!¡±. De ah¨ª aprend¨ª el vocabulario, que utilizaba al conversar; los compa?eros de clase no me entend¨ªan.
Gil de Biedma aseguraba que lo importante que nos ocurre en la vida nos sucede hasta los 12 a?os. ?Qu¨¦ la marc¨®? Pues escribir Zodiaccia, aunque nunca la publiqu¨¦, y leer La historia interminable. Por eso a los 13 a?os ya iba diciendo que quer¨ªa ser escritora. Recuerdo que para soltarme la mano, cada d¨ªa, al llegar de la escuela, dedicaba media hora a escribir lo que me hab¨ªa pasado y llenaba decenas de libretas que a¨²n guardo con mis versiones de series, libros o pel¨ªculas que hab¨ªa visto. Y aparte estaban las novelas, que escrib¨ªa a mano y luego pasaba a m¨¢quina y encuadernaba. A los 16 ya hab¨ªa escrito una trilog¨ªa, Lorris, el elfo¡ Y luego lo enviaba a las editoriales.
Qu¨¦ fe en usted y en el sistema. Bueno, la t¨¦cnica era la del ensayo y error. Recuerdo a un se?or que vino a dar una charla en la escuela. Era lector y trabajaba para la editorial Rialp. Al acabar fui a hablar con ¨¦l y me dijo que si alguna vez escrib¨ªa algo, que se lo enviara. Al poco volvi¨® para hablar en otra clase y le present¨¦ Zodiaccia. Se qued¨® de piedra. ¡°Va por buen camino, pero es muy largo y pasan demasiadas cosas¡¡±, me respondi¨®. Le mand¨¦ con el tiempo dos o tres m¨¢s y en una me dijo que la presentar¨ªa a un concurso. Sin explicaci¨®n, no supe m¨¢s hasta que me enter¨¦ que la editorial quebr¨®. Me ayud¨® mucho, y nunca he vuelto a saber de ¨¦l.
?No se siente con la obligaci¨®n, ahora, de devolver esa ayuda que recibi¨®? Es distinto. De entrada, yo soy escritora, no editora; adem¨¢s me env¨ªan una cantidad de textos sin acabar impresionante, que siempre van con la misma pregunta: ¡°?Vale la pena que siga?¡±. Mira, si t¨² no lo sabes¡ Luego detecto que tienen mucha prisa: ¡°Quiero ser como t¨²¡±, dicen. S¨ª, pero yo tuve que esperar hasta los 21 a?os para publicar. Antes de Finis mundi [1999, premio Barco de Vapor] yo hab¨ªa escrito 14 novelas, m¨¢s de 2.000 p¨¢ginas. Sin esos a?os de aprendizaje no estar¨ªa aqu¨ª. Talento no s¨¦ si ten¨ªa, pero vocaci¨®n, s¨ª.
?Se sent¨ªa una ni?a especial? Tuve la suerte de ir encontr¨¢ndome en la vida con qui¨¦n compartir mi afici¨®n. Pero en los ochenta tu le¨ªas y la gente no te miraba mal; hoy, a los ni?os que leen se los mira con desprecio, y a¨²n de manera m¨¢s rara si escriben: sus compa?eros, e incluso los adultos, se burlan de ellos, los ninguneamos porque no hacen las cosas que se cree que toca, como estar pegados a Internet o al m¨®vil; les invisibilizamos y eso es muy duro.
¡°Los chavales viven en una adolescencia infinita en la que no se les se?ala el corte a la vida adulta¡±
Buena parte de sus obras est¨¢n protagonizadas por chicas. ?Su gran aportaci¨®n al ¡®fantasy¡¯ es haber abierto el g¨¦nero al mundo femenino? Esas cosas se las plantean m¨¢s hombres que mujeres: El se?or de los anillos, de Tolkien, son una pandilla de 11 t¨ªos y no por eso las chicas dejan de leerlo. En mi caso me costaba encontrar personajes con los que identificarme y los hall¨¦ m¨¢s en los juegos de rol, donde participan m¨¢s chicos y chicas, o en las novelas de Margaret Weis y Tracy Hickman y la saga de Dragonlance. Me parece que las chicas aportan una problem¨¢tica adicional, su punto de vista enriquece m¨¢s; pero tengo novelas protagonizadas por unos u otros; a m¨ª lo que me gusta es la aventura.
Y esa aportaci¨®n la hace en un g¨¦nero denostado. Eso de etiquetar es muy de la cultura espa?ola: ¡°La fantas¨ªa es un g¨¦nero menor y solo para ni?os, o sea, literatura infantil, menor¡±. Es incre¨ªble. Y m¨¢s cuando ves que todas las novelas de caballer¨ªas del XVI est¨¢n cargadas de elementos fant¨¢sticos. Lo que ocurre es que Cervantes dijo que eran malas por excesivamente fant¨¢sticas, y ah¨ª estamos. Frente a eso est¨¢ Shakespeare, con grandes componentes fant¨¢sticos, por no hablar de Peter Pan o El mago de Oz, o de Borges o Cort¨¢zar.
Y en ese panorama va usted y coloca hace una d¨¦cada Memorias de Idh¨²n¡ Me adelant¨¦ a mi generaci¨®n. Ahora ya est¨¢, porque los chavales que hoy alucinan con Harry Potter, Crep¨²sculo, Los juegos del hambre o Juego de tronos ser¨¢n la segunda oleada: sus referentes no est¨¢n tan escondidos y vilipendiados como en mi ¨¦poca.
?Alguna explicaci¨®n para esa eclosi¨®n del g¨¦nero hoy? Quiz¨¢ porque en el mundo actual tan cambiante, la literatura fant¨¢stica permite una lectura del mismo con infinitas posibilidades m¨¢s que la novela realista; puede revisar cualquier tema en cualquier mundo; en unos tiempos en que todo est¨¢ googleado, mundos infinitos y abiertos como los de Ende son un tesoro.
¡°Hasta los 21 a?os no publiqu¨¦, Antes hab¨ªa escrito 14 novelas. Sin ese aprendizaje no estar¨ªa aqu¨ª¡±
Tambi¨¦n son m¨¢s sensuales que sexuales, y eso choca cuando sus lectores est¨¢n en edad de explorar su sexualidad. No se lo han recriminado demasiado, parece. Es que creo que a los j¨®venes los sentimientos les llenan m¨¢s que lo puramente f¨ªsico. Las escenas de sexo me aburren, como lo hacen las pel¨ªculas de submarinos. Tambi¨¦n han perjudicado mucho al g¨¦nero las ilustraciones que lo han acompa?ado, con mujeres guerreras con tacones altos y todo eso. En la adaptaci¨®n al c¨®mic que se hace de Memorias de Idh¨²n me dibujaron una guerrera con pechos grandes y vestida con lo m¨ªnimo y les dije: una piloto de dragones nunca llevar¨ªa una ropa tan ajustada porque no podr¨ªa moverse.
En contraste, sus obras tienen un sustrato mitol¨®gico notable. La mitolog¨ªa y los cuentos de tradici¨®n oral est¨¢n cargados de ritos de iniciaci¨®n, de procesos y pasiones fundamentales en la vida, y la literatura fant¨¢stica se alimenta mucho de ello; todo eso est¨¢ muy dentro de nosotros, por m¨¢s que cambien las cosas; seguimos siendo ni?os y, en cambio, hemos perdido muchos de esos ritos de iniciaci¨®n, y creo que los chavales los echan de menos inconscientemente; viven en una adolescencia infinita, en la que no se les se?ala el corte a la vida adulta.
Su web est¨¢ en cuatro idiomas¡ pero llena de emoticonos; sus lecturas preferidas van de Calder¨®n de la Barca a Paulo Coelho; en m¨²sica, de The Corrs a Amaral; en cine, de El viaje de Chihiro a Mul¨¢n¡ Una ecl¨¦ctica de manual. El 7 de mayo leo mi tesis doctoral sobre libros de caballer¨ªas, pero tambi¨¦n tengo mi vertiente friki. Y la que los une son las buenas historias. No tengo por qu¨¦ renegar de mi pasado: a los 17 a?os le¨ª a Coelho, El alquimista, y flip¨¦. Ahora ya no. Soy as¨ª.
Pues los cl¨¢sicos no se leen mucho en la escuela¡ Ni cl¨¢sicos ni novelas de aventuras. Para afrontar un Calder¨®n o un Cervantes has de haber le¨ªdo mucho antes, y cosas mucho m¨¢s f¨¢ciles: no se puede entrar a leer de golpe La vida es sue?o. Deber¨ªan dejar escoger m¨¢s las lecturas a los ni?os. Yo he le¨ªdo hace relativamente poco La vuelta al mundo en 80 d¨ªas, Los tres mosqueteros y a H. G. Wells. No puede ser, algunos de esos deber¨ªan haber sido lectura obligatoria.
Publica El libro de los portales. ?Impulso para el salto a la literatura de adultos? Este libro no es m¨¢s ni menos juvenil; un libro m¨ªo dejar¨¢ de ser juvenil cuando quienes lo lean sean adultos¡ Yo, con 35 a?os, voy a la secci¨®n de literatura juvenil. Adem¨¢s, ?c¨®mo se escribe para adultos? ?Subo la edad de los protagonistas y el nivel de las relaciones y el l¨¦xico y as¨ª ya ser¨¢ para adultos?
Es el primer libro que saca tras el premio nacional. ?Qu¨¦ tal le sent¨®? Me pill¨® por sorpresa porque siempre hab¨ªan valorado libros de tipo realista. Lo tomo como un reconocimiento a la literatura fant¨¢stica, g¨¦nero que puede abordar grandes temas, no es un h¨¢ndicap de nada. Yo tambi¨¦n s¨¦ distinguir entre una mala novela fant¨¢stica y una buena novela realista.
Normalidad, pues. Por m¨¢s fant¨¢stica que sea.
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