Elecciones viciadas en Venezuela
El chavismo usa y abusa los recursos financieros, materiales y humanos del Estado para los gastos de campa?a
El chavismo usa y abusa los recursos financieros, materiales y humanos del Estado para los gastos de campa?a, as¨ª como para aumentar demag¨®gicamente, las prebendas, los subsidios, las donaciones y la inauguraci¨®n de obras, entre otros. El prop¨®sito es movilizar el d¨ªa de las elecciones su tradicional mayor¨ªa electoral (unos 8 millones de votantes o 54 % m¨¢s o menos). Ch¨¢vez logr¨® esa mayor¨ªa regularmente desde 1998 con pol¨ªticas asistencialistas de inclusi¨®n y servicios sociales que beneficiaron capas sociales largamente ignoradas y marginadas por previos gobiernos. Este modelo paternalista/clientelista ¡°empoder¨®¡± a esa mayor¨ªa estado-dependiente con un nuevo sentido de identidad, pertenencia y dignidad chavista. Por ello a Ch¨¢vez lo idolatran y lo votan.
El r¨¦gimen chavista controla todos los poderes del Estado, incluyendo el legislativo, el judicial, el electoral, la mayor¨ªa de las gobernaciones y las Fuerzas Armadas. Con ese control el chavismo ha modificado las reglas electorales para favorecer a sus candidatos y permitir la re-reelecci¨®n. As¨ª ha forzado la utilizaci¨®n de un sofisticado sistema automatizado de votaci¨®n, cuya transparencia y seguridad es cuestionada por al menos la mitad de los votantes. Este genera dudas sobre el secreto del voto, animando a los chavistas pero amedrantando a los opositores. El mensaje velado del gobierno: ¡°Sabe por quien votas. La tecnolog¨ªa lo permite¡±. Con ese control tambi¨¦n se ha evitado desde 2008 una auditor¨ªa independiente del Registro Electoral. Las Fuerzas Armadas, encargadas de la seguridad de los comicios, son abiertamente chavistas.
El gobierno manipula y abusa los medios de comunicaci¨®n del Estado y de sus aliados (controlan el 80% de los medios). As¨ª, los canales oficiales ignoran la campa?a de la oposici¨®n, pero usan sus espacios para denigrar y descalificar la candidatura de Henrique Capriles, violando las reglas electorales. La oposici¨®n cuenta con 4 minutos diarios disponibles en los medios televisivos para su campa?a, mientras que el gobierno tiene los mismos, m¨¢s 10 minutos reservados para publicidad institucional, adem¨¢s de la cadenas nacionales por tiempo indefinido. El candidato chavista, el presidente a cargo Nicol¨¢s Maduro, hasta se niega a debatir con el candidato opositor. La hija de Ch¨¢vez usa las cadenas para convertir en votos la memoria, emoci¨®n y devoci¨®n que el pueblo chavista siente por su difunto l¨ªder.
Esta distorsi¨®n estructural genera un ventajismo dif¨ªcil de contrarrestar. Y existe adem¨¢s la posibilidad de una manipulaci¨®n electr¨®nica de los resultados, tal como estudios estad¨ªsticos han demostrado ocurri¨® en las elecciones de 2004 y 2012. Est¨¢ dise?ado para perpetuar el chavismo en el poder
S¨®lo con este ventajismo el chavismo puede superar el voto castigo que deber¨ªa recibir por la grave situaci¨®n en que tiene al pa¨ªs, incluyendo el desabastecimiento y la inflaci¨®n (la mayor en Am¨¦rica Latina), la criminalidad (de las m¨¢s altas en el mundo) y los deplorables servicios del Estado. Un 50% de venezolanos cree que el pa¨ªs est¨¢ en mal camino. Es la ¨²nica manera de asegurar el continuismo en el poder de un r¨¦gimen autoritario en control de una democracia incompleta --un r¨¦gimen que por s¨®lo ganar elecciones cree que puede ignorar o violentar principios y libertades fundamentales de la gobernanza democr¨¢tica.
Este ventajismo viola preceptos constitucionales y no es sancionado por el Consejo Nacional Electoral ni por la Contralor¨ªa General. Tambi¨¦n contraviene los principios y pr¨¢cticas fundamentales de elecciones libres y justas, acordados por todas las democracias de continente en la Carta Democr¨¢tica Inter Americana de la OEA (como pasa en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Rep¨²blica Dominicana). Por ello el chavismo reh¨²sa invitar la observaci¨®n electoral de la OEA y la Uni¨®n Europea. Pero un triunfo chavista en estas condiciones electorales ser¨¢ cuestionado por la oposici¨®n y la comunidad internacional y no gozar¨¢ de legitimidad de origen.
*Rub¨¦n M. Perina es exfuncionario de OEA y jefe de varias misiones de observaci¨®n electoral. Ense?a en las universidades de Georgetown y George Washington.
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