El poder estructural de Alemania
Berl¨ªn est¨¢ logrando imponer su modelo econ¨®mico, muy alejado del anglosaj¨®n
Susan Strange, una de las fundadoras de la disciplina de la nueva econom¨ªa pol¨ªtica internacional, explicaba en su cl¨¢sico States and Markets de 1988 la diferencia entre los dos tipos de poder que se ejercen en la econom¨ªa internacional: el relacional y el estructural. El poder relacional hace referencia al poder tal y como lo entiende la escuela realista de las relaciones internacionales; es decir, a la capacidad de A de hacer que B haga algo que no har¨ªa si A no existiera. Sin embargo, Strange subrayaba que el poder estructural, que es mucho m¨¢s sutil, es el que se utiliza cada vez m¨¢s en las relaciones internacionales, especialmente cuando nos referimos al ¨¢mbito econ¨®mico. Se refiere a la capacidad de un actor, normalmente un pa¨ªs, de moldear las estructuras de la econom¨ªa pol¨ªtica internacional en las que se desenvuelven tanto otros pa¨ªses como las empresas, las instituciones internacionales u otros actores no estatales, desde los sindicatos hasta las comunidades cient¨ªficas. El poder estructural incluye, por tanto, la capacidad de dominar el mundo de las ideas y de imponer una interpretaci¨®n de la realidad que sea hegem¨®nica e incontestable y que, por tanto, determine indirectamente tanto las decisiones que se adoptan en pol¨ªtica econ¨®mica como las prioridades sobre las que se debate. Es un poder m¨¢s dif¨ªcil de percibir y tremendamente efectivo, ya que no es necesario actuar continuamente para ejercerlo y, por tanto, quien lo despliega no es percibido como un actor que impone sus intereses continuamente, cuando en realidad es lo que hace, aunque sea de forma indirecta.
Desde la formulaci¨®n original de Strange, esta conceptualizaci¨®n del poder ha servido para explicar c¨®mo la hegemon¨ªa estadounidense daba forma al orden econ¨®mico internacional de la posguerra, impulsando (y en ocasiones imponiendo indirectamente) reg¨ªmenes institucionales que le beneficiaban. M¨¢s recientemente, en los a?os noventa, se ha utilizado para explicar c¨®mo Estados Unidos ha impulsado la globalizaci¨®n financiera.
Las soluciones de salida de la crisis a la americana o a la japonesa han sido pr¨¢cticamente desterradas en Europa
La novedad es que el concepto de poder estructural es ¨²til ahora tambi¨¦n para entender el comportamiento de Alemania ante la crisis del euro. Alemania est¨¢ logrando imponer su interpretaci¨®n de la crisis, seg¨²n la cual el problema es el exceso de gasto y la baja competitividad en los pa¨ªses del sur y, por tanto, la soluci¨®n pasa por la austeridad y las reformas estructurales en los pa¨ªses perif¨¦ricos. Poco a poco, est¨¢ logrando que esta narrativa se integre en las nuevas reglas europeas cambiando la simetr¨ªa cooperativa que caracterizaba el m¨¦todo comunitario y sustituy¨¦ndola por un intergubernamentalismo asim¨¦trico de acreedores frente a deudores. As¨ª, el Pacto Fiscal y el resto de reformas de la gobernanza econ¨®mica europea, los mecanismos de decisi¨®n y actuaci¨®n del fondo de rescate europeo (el MEDE), la forma de abordar la uni¨®n bancaria o la idea de incorporar ¡°contratos¡± entre la Comisi¨®n Europea y los Estados miembros para asegurar el avance de las reformas estructurales, adem¨¢s de responder a los intereses de corto plazo de Alemania, le permiten fijar un marco de actuaci¨®n que restringe el margen de maniobra de sus socios para realizar pol¨ªticas que considera inadecuadas, sin la necesidad de estar vet¨¢ndolas continuamente. As¨ª, las soluciones de salida de la crisis a la americana (v¨ªa impulsos fiscales o pol¨ªtica monetaria expansiva heterodoxa) o a la japonesa (v¨ªa adopci¨®n de objetivos m¨¢s elevados de inflaci¨®n para acelerar el desapalancamiento financiero y, de paso, promover las exportaciones), han sido pr¨¢cticamente desterradas del debate en Europa. Alemania (y sus sat¨¦lites del norte de Europa) est¨¢ consiguiendo que las nuevas reglas econ¨®micas que se est¨¢n construyendo para la uni¨®n monetaria fijen de forma inamovible una doctrina econ¨®mica particular, que se asemeja al modelo ordoliberal germ¨¢nico. Esta visi¨®n del capitalismo es distinta del modelo anglosaj¨®n imperante en Reino Unido y Estados Unidos. El ordoliberlismo desconf¨ªa tanto de las pol¨ªticas keynesianas de est¨ªmulo como de la autorregulaci¨®n de los mercados, aboga por la existencia de un Estado fuerte que ayude a construir una sociedad arm¨®nica y cohesionada, aborrece la inflaci¨®n y el endeudamiento y tiene a las exportaciones y no a la demanda interna como motor principal del crecimiento. Esta visi¨®n casa bien con el componente estatista que tiene buena acogida en Francia pero choca con la visi¨®n francesa de la Uni¨®n Europea.
Alemania, que se siente inc¨®moda teniendo que ejercer el liderazgo en Europa y que est¨¢ cansada de que le acusen de imperialista, ha optado por intentar que su visi¨®n econ¨®mica sea la ¨²nica viable en la zona euro que salga de la crisis. Cuando los pa¨ªses del sur de Europa despierten de la pesadilla econ¨®mica en la que est¨¢n inmersos, puede que se vean obligados a alemanizar sus econom¨ªas sin que Alemania tenga que hacer nada para impon¨¦rselo. Esta es la aparici¨®n del poder estructural en la Uni¨®n Europea y supone un cambio radical en su funcionamiento.
Federico Steinberg es investigador principal de Econom¨ªa Internacional del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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