Paulina Chiziane, una feminista africana
Siempre digo que a pesar de haber vivido tantos a?os en Sierra Leona descubr¨ª la literatura africana muy tarde. Hasta hace pocos a?os no exist¨ªan librer¨ªas en Freetown y la mayor¨ªa mis libros los adquir¨ªa en las escalas europeas de mis vuelos. Ahora, al moverme por el continente descubro con sorpresa que la realidad en muchos pa¨ªses es muy distinta, por eso hoy puedo hablar de uno de mis ¨²ltimos descubrimientos: Paulina Chiziane.
Me tope con ella el pasado mes de septiembre, cuando un s¨¢bado por la ma?ana, acompa?ado de mi amiga Marga Sanmart¨ªn, entr¨¦ en la librer¨ªa Conhecimento, en la Avenida 24 de Julho, en el barrio de Polana de Maputo. Pregunt¨¦ al due?o sobre algunos autores mozambique?os y me recomend¨®, evidentemente, a Mia Couto y a Ungulani Ba ka Khosa, L¨ªlia Mompl¨¦ y a Paulina. De ella ten¨ªa dos libros: Niketche: Uma historia de poligamia y Ventos do apocalipse.
De los cinco libros que compr¨¦, el primero que me llam¨® la atenci¨®n fue el de Niketche, quiz¨¢s, pienso yo, porque esos d¨ªas estaba visitando un proyecto de M¨¦dicos del Mundo en Matola, cerca de la capital, sobre violencia de g¨¦nero, y empec¨¦ a devorarlo sin demora.
Paulina vivi¨® en el campo hasta los 7 a?os, cuando se traslad¨® a un suburbio de Louren?o Marquez, que es como se llamaba entonces la capital del pa¨ªs, para poder estudiar. En su pueblo hablaba su lengua materna, el chope, y tuvo que aprender el portugu¨¦s en el colegio. Lleg¨® hasta la universidad pero no termin¨® sus estudios. Con 20 a?os presenci¨® la independencia de Mozambique y la celebr¨® con gritos contra el colonialismo. A?os despu¨¦s comenz¨® la guerra civil que arras¨® el pa¨ªs y que llevo a Paulina al desencanto, como bien se lee en Ventos do apocalipse.
A Chiziane no le gusta que la etiqueten como escritora y prefiere definirse como contadora de historias, de aquellas que aprendi¨® de su abuela o de otros ancianos alrededor de la hoguera durante su infancia y su juventud.
Niketche es el nombre de una danza de iniciaci¨®n sexual femenina de los macua, un grupo ¨¦tnico que habita en el norte de Mozambique. Es tambi¨¦n el t¨ªtulo la novela que Paulina public¨® en 2002 y que cuenta la historia de amor entre Rami, una mujer del sur y de clase social alta, y de Tony, un importante jefe de la polic¨ªa de Maputo. Casada desde hace veinte a?os y madre de varios hijos, Rami siente que su marido la desprecia y, tras una dolorosa investigaci¨®n, descubre que tiene otras cuatro mujeres y muchos otros hijos. En un principio se enfrenta y pelea con las amantes de su marido, pero al final termina siendo amiga y asesora de todas ellas, propiciando que Tony se case con cada una de ellas y las dote, para que adquieran respeto y reconocimiento delante de la sociedad.
A trav¨¦s de estas mujeres Rami entra en contacto con siglos de tradici¨®n y de costumbres, muchas de ellas crueles, y con la diversidad de mundos y culturas que conviven en un mismo pa¨ªs.
Es dif¨ªcil entender como unas y otras se dan consejos para atender al marido com¨²n con la mayor sumisi¨®n: de rodillas, reserv¨¢ndole las mejores partes del pollo, dejando todo para atender a sus deseos tal y como la tradici¨®n requiere.
Es dif¨ªcil comprender a la suegra de Rami para la que la monogamia es un sistema inhumano que margina a una parte de las mujeres y otorga privilegios a otras.
Es dif¨ªcil aceptar que cuando se hable de violencia se diga: ¡°Mi padre siempre golpe¨® a mi madre, pero ella nunca abandon¨® el hogar. Las mujeres antiguas son mejores que las de hoy, que se asustan con un simple azote¡±.
Es dif¨ªcil entender que Rami se someta a la ley del levirato con gusto para vengarse de su marido, asintiendo a la tradici¨®n.
Me viene la duda de si todo esto no es un recurso que usa Chiziane para mostrar y denunciar el sufrimiento de las mujeres africanas, cuestionando al mismo tiempo los valores tradicionales. Y la pregunta que me surge despu¨¦s de leer el libro es: ?Se puede decir que Paulina es feminista?
Alguna vez me he cuestionado sobre el feminismo en ?frica. Nunca me he parado a estudiarlo o a leer mucho sobre ¨¦l. Pero a un grupo de amigas sierraleonesas, muchas de ellas abogadas y m¨¦dicas que en su mayor¨ªa han estudiado y vivido fuera del pa¨ªs, con las que de vez en cuando coincid¨ªa en Freetown, cuando les ped¨ªa consejos sobre dudas que me surg¨ªan al trabajar algunos valores, o ver las actitudes frente a determinados temas, de las chicas que estaban en los programas que yo dirig¨ªa, constantemente me insist¨ªan en que no se puede equiparar el feminismo africano al europeo. Una de ellas, Hawa, siempre me recordaba que la civilizaci¨®n europea llev¨® tanto sufrimiento a ?frica que cualquier idea proveniente de all¨ª, incluso hablando de derechos humanos, siempre se recibe con desconfianza. No s¨¦ hasta qu¨¦ punto esto es cierto, pero leyendo Niketche me acord¨¦ de alguna de aquellas conversaciones.
La novela de Paulina Chiziane me hizo recordar el conflicto interno al que est¨¢n sometidas muchas mujeres africanas, especialmente las m¨¢s j¨®venes y sobre todo las de las ciudades (y m¨¢s si estudian), que tienen que debatirse entre el mundo moderno, muchas veces err¨®neamente identificado con lo occidental, y el mundo tradicional, aquel que es eminentemente machista, donde la mujer es siempre una propiedad (del padre, del marido, del cu?ado o del hijo mayor si tiene suerte) y donde su funci¨®n en la vida es la de servir y procrear.
Esto, quiz¨¢s, pueda ayudarnos a recordar, enlazando con nuestra man¨ªa tan occidental de poner a todo etiquetas y con lo que me dec¨ªan mis amigas sierraleonesas, que no existe el feminismo como visi¨®n universal y monol¨ªtica de la situaci¨®n de la mujer en el mundo, como muchas veces el reduccionismo etnoc¨¦ntrico de los pa¨ªses del Norte quiere imponer al resto del mundo.
Creo que una de las grandes aportaciones de la novela de Paulina Chiziane es el poner de relieve que en el caso de las mujeres africanas elementos como la colonizaci¨®n, el racismo, la religi¨®n, las tradiciones culturales o la pobreza, entre muchos otros, tienen que ser tomados en cuenta. Adem¨¢s, nos insiste en que el punto de vista de las mujeres africanas tiene la prioridad, un aspecto tantas veces ignorado en el Norte que sigue imponiendo como universales, en lo que es un claro ejercicio de neocolonialismo, postulados que no se adaptan a las realidades de las mujeres de los pa¨ªses en desarrollo.
Por eso, a los que llegamos de fuera, muchas veces nos da la impresi¨®n de que el feminismo es algo muy de nuestras sociedades y caemos en el error de pensar que las mujeres africanas no quieren cambiar su situaci¨®n. De ah¨ª que existan tantas ONG y organizaciones internacionales que tienen como ¨²nico objetivo abrir los ojos a las mujeres africanas y que muchas veces no tienen en cuenta lo que ellas mismas piensan.
Me pregunto: ?Qu¨¦ significa ser feminista en ?frica? y, evidentemente, no tengo la respuesta, pero quiz¨¢s la clave nos la d¨¦ Paulina al demostrar que poco a poco, y con la ayuda y apoyo de sus compa?eras, cada una de las mujeres de Tony encuentra la forma de ser autosuficiente, de no tener que depender de un hombre y poder decidir su propio destino. Historias que rezuman empoderamiento y educaci¨®n de mujeres, aunque en la novela Paulina Chiziane no utilice esos t¨¦rminos.
En Niketche, una historia de poligamia (traducida al castellano y publicada por Ediciones el cobre en 2004), Paulina hacen o¨ªr las voces de las mujeres del continente, denuncian los conflictos y la dominaci¨®n que viven cada d¨ªa, describen la violencia a la que est¨¢n expuestas y la denuncian como una forma grave de discriminaci¨®n y una violaci¨®n de sus derechos como personas.
Lo tr¨¢gico es que la mayor¨ªa de las mujeres africanas no puedan leer obras como esta. A pesar de los avances conseguidos en los ¨²ltimos a?os, todav¨ªa son muchas las mujeres y ni?as en ?frica que no son capaces de leer. Queda mucho trabajo por hacer y posiblemente sean las mujeres africanas las que m¨¢s tengan que implicarse y esforzarse para cambia su propia suerte.
Como siempre me repet¨ªan mis amigas sierraleonesas cuando les planteaba temas como la Mutilaci¨®n genital femenina o la violencia contra las mujeres, por ejemplo: ¡°Esas son cosas que solo nosotras podemos cambiar, tenemos el conocimiento para saber que eso no debe ser as¨ª, hablamos el mismo lenguaje que nuestras abuelas y madres y podemos entrar en el bosque sagrado, donde estos temas se discuten, pero lo haremos a nuestro ritmo y no al que nos impong¨¢is desde fuera¡±.
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