Corea del Norte, un test para China y Estados Unidos
Ante las amenazas de Pyongyang, solo cabe la cooperaci¨®n entre las dos potencias
La pen¨ªnsula de Corea se ha convertido en uno de los principales focos de tensi¨®n internacional debido a las reiteradas amenazas del r¨¦gimen de Pyongyang. Pese a lo preocupante de la situaci¨®n, es tambi¨¦n una oportunidad para incrementar la confianza estrat¨¦gica entre China y Estados Unidos, los dos actores fundamentales que pueden solucionar las tensiones. Si los dos gigantes geopol¨ªticos colaboran de manera constructiva para el establecimiento de una paz aceptable para todos, no solo la pen¨ªnsula coreana, sino la regi¨®n y el mundo, ser¨¢ un lugar m¨¢s seguro.
Corea del Norte abandon¨® hace diez a?os el Tratado de No Proliferaci¨®n y se sospecha que ya tiene armas nucleares, aunque no la tecnolog¨ªa bal¨ªstica suficiente como para que los misiles tengan un alcance transoce¨¢nico. La capacidad de reducir el tama?o del explosivo es cr¨ªtica para el despliegue de misiles bal¨ªsticos. El 12 de febrero de este a?o, Pyongyang llev¨® a cabo una prueba nuclear, la tercera desde 2006, y los analistas apuntan a que el tama?o del explosivo se podr¨ªa haber reducido. Tras la prueba y las consiguientes sanciones ¡ªimpuestas por la ONU y acordadas entre Estados Unidos y China¡ª el r¨¦gimen norcoreano comenz¨® a elevar el tono de las amenazas. A ello se sum¨® el anuncio de las maniobras anuales conjuntas entre Corea del Sur y Estados Unidos para abril ¡ªcon bombarderos B52 y B-2 con capacidad nuclear¡ª, que aument¨® la tensi¨®n con el Norte.
Nadie quiere verse envuelto en un conflicto de consecuencias imprevisibles
Nadie desea hoy por hoy una guerra en la pen¨ªnsula coreana. Para el r¨¦gimen del Norte, supondr¨ªa su suicidio. Para el Sur, una econom¨ªa vibrante que tiene firmados sendos acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la Uni¨®n Europea y que podr¨ªa incorporarse al Trans-Pacific Partnership (la gran zona de libre comercio que Estados Unidos proyecta en el Pac¨ªfico), miles de muertes innecesarias precisamente en un momento de grandes oportunidades econ¨®micas. Para China supondr¨ªa comprometer las condiciones de estabilidad regional para proseguir con su despegue econ¨®mico y social. Y para Estados Unidos ser¨ªa un contratiempo inesperado justo cuando su econom¨ªa empieza a remontar, con el consiguiente aumento del gasto militar en un momento de retirada tanto de Irak como de Afganist¨¢n. Estados Unidos, en pleno giro hacia el Pac¨ªfico, prefiere explotar las oportunidades econ¨®micas de Asia a verse envuelto en un conflicto de consecuencias imprevisibles.
El actor geoestrat¨¦gico clave para resolver la crisis es China. Corea del Norte importa de China el 90% de su energ¨ªa, el 80% de sus bienes de consumo y el 40% de los alimentos. Sin embargo, no est¨¢ muy claro hasta qu¨¦ punto puede el gobierno de Pek¨ªn influir en el de Pyongyang. Las relaciones con China tienen una grave cicatriz presente desde 1991, cuando China reconoci¨® a Corea del Sur sin insistir en que EE UU reconociera al Norte. El r¨¦gimen norcoreano consider¨® que China la sacrific¨® por sus intereses comerciales, y eso sigue siendo un escollo en las relaciones bilaterales.
Independientemente del r¨¦gimen que lo gobierne, Corea del Norte es hoy por hoy un valioso activo estrat¨¦gico para China. Le sirve como Estado-tap¨®n que le asegura que las tropas estadounidenses no estar¨¢n en su frontera, que hist¨®ricamente ha servido como punto de entrada de tropas invasoras. Para China, por tanto, lo mejor ser¨ªa mantener el statu-quo combinado con una progresiva apertura del vecino coreano. De esta manera, el Norte ir¨ªa cambiando poco a poco y se evitar¨ªan pasos traum¨¢ticos como conflictos o la implosi¨®n del r¨¦gimen. Cualquiera de estos dos escenarios tendr¨ªa consecuencias desastrosas, tanto regionales como globales. En primer lugar, el colapso del r¨¦gimen de Pyongyang provocar¨ªa una avalancha de millones de refugiados, con un enorme coste social y econ¨®mico. Adem¨¢s, dadas las condiciones de seguridad en Asia, un continente caracterizado por los equilibrios de poder, conflictos fronterizos y recelos hist¨®ricos ¡ªtodo ello marcado por la ausencia de estructuras multilaterales de seguridad regional¡ª, cualquier chispa puede encender una mecha dif¨ªcil de parar.
El ascenso de China como potencia hegem¨®nica regional despierta muchos recelos en Asia Oriental, por lo que es fundamental que se comprometa con la estabilidad y la paz en la zona. El gigante asi¨¢tico debe participar en la construcci¨®n de una paz regional de ra¨ªces asi¨¢ticas, donde todos los actores se encuentren c¨®modos. Es la ¨²nica manera de dotarse de legitimidad internacional y, de esa manera, evitar futuros conflictos.
Cualquier chispa puede encender en el continente asi¨¢tico una mecha dif¨ªcil de parar
Por eso es fundamental que China y Estados Unidos se involucren juntos en la resoluci¨®n de la crisis. Estados Unidos debe dejar claro que ning¨²n cambio en la pen¨ªnsula coreana ser¨¢ una p¨¦rdida estrat¨¦gica para China, y China debe unirse a los esfuerzos de la comunidad internacional para detener el programa nuclear norcoreano y presionar para lograr la apertura del r¨¦gimen. Es la ¨²nica garant¨ªa para evitar que la tensi¨®n se repita de manera peri¨®dica con el consiguiente riesgo de que un d¨ªa finalmente estalle.
La crisis de Corea es pues una oportunidad de oro para medir la capacidad conjunta de China y Estados Unidos en el manejo de los asuntos globales. O, como en este caso, los asuntos regionales pero con implicaciones globales. Durante el viaje de John Kerry, secretario de Estado de EE UU, este mismo mes a China, ha quedado claro que ambos pa¨ªses persiguen un objetivo com¨²n: una pen¨ªnsula libre de armas nucleares y una v¨ªa de garantizar una paz estable. Es un buen punto de partida. La cooperaci¨®n China-Estados Unidos en esta materia podr¨ªa ser un paso de gigante en la construcci¨®n de la tan necesaria confianza estrat¨¦gica que debe regir toda relaci¨®n bilateral entre ambos. No ser¨¢ f¨¢cil, ya que China y Estados Unidos tienen una diferencia de car¨¢cter pol¨ªtico-gen¨¦tico: mientras que EE UU segmenta los problemas para encontrar soluciones en un periodo de tiempo finito, China considera los problemas como un proceso extendido, aplicando una perspectiva mucho m¨¢s amplia y relativa.
Ante la amenaza de un Estado empobrecido, aislado y nuclearizado s¨®lo cabe fortalecer la cooperaci¨®n a trav¨¦s de la confianza estrat¨¦gica mutua entre las dos ¨²nicas potencias que tienen una gran parte de la soluci¨®n en su mano. China y Estados Unidos se enfrentan a una ocasi¨®n que tiene tanto de reto como de oportunidad.
Javier Solana es presidente de ESADEgeo, el Centro de Geopol¨ªtica y Econom¨ªa Global de ESADE, y colaborador distinguido en la Brookings Institution.
? Project Syndicate, 2013.
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