Un plan de emergencia
El desbordamiento del paro agudiza la crisis social y exige cambios en la pol¨ªtica econ¨®mica
El desbordamiento del desempleo en el primer trimestre de este a?o, con 6.202.700 parados en Espa?a, coloca al Gobierno en una posici¨®n cr¨ªtica. No se trata solo de la magnitud estad¨ªstica, alarmante y descorazonadora ¡ª237.400 parados m¨¢s en el trimestre, 1,9 millones de hogares sin un solo miembro en activo, una tasa de paro entre los j¨®venes de m¨¢s del 57%¡ª, sino de que en alg¨²n momento, y pronto, el Ejecutivo tendr¨¢ que declarar la bancarrota de una pol¨ªtica econ¨®mica incapaz de frenar el agravamiento de la recesi¨®n y el principal problema asociado a ella, el desempleo. El paro rompe la cohesi¨®n social, impide, como una inversi¨®n perversa de causa y efecto, que se recuperen el consumo y la inversi¨®n, destruye la estabilidad (m¨¢s de 384.500 puestos de trabajo fijos se han evaporado en los ¨²ltimos 12 meses) y causa fen¨®menos de regresi¨®n desconocidos hasta ahora, como un reagrupamiento de los hogares (han desaparecido m¨¢s de 15.000 en el primer trimestre y m¨¢s de 25.000 en el anterior) en torno a padres y abuelos para evitar la pobreza extrema.
Esta es la realidad que tiene delante el Gobierno, y cuanto m¨¢s tarde en aceptarla m¨¢s probabilidad existe de que le estalle en las manos. Aceptarla significa reconocer que el paro no es una tragedia coyuntural que pueda disolverse m¨¢gicamente en los pr¨®ximos trimestres por el efecto de las reformas adoptadas, algunas desacertadas, otras incompletas y otras que han agravado el desempleo. Tiene el Ejecutivo suficiente capacidad prospectiva para saber que en los pr¨®ximos trimestres continuar¨¢ la destrucci¨®n de empleo, porque el sector industrial se encuentra en pleno deterioro, la construcci¨®n est¨¢ casi parada y los repuntes en los servicios ser¨¢n si acaso estacionales.
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El desempleo no puede ser considerado ya como un efecto colateral, indeseado pero inevitable, de un plan quir¨²rgico de ajuste financiero. El equipo econ¨®mico debe entender con toda claridad que incluso en el improbable caso de que se produjera una recuperaci¨®n a principios de 2014, la econom¨ªa tardar¨ªa quiz¨¢ a?os en reabsorber los 6,2 millones de parados existentes, a los que quiz¨¢ habr¨ªa que sumar los millares de j¨®venes que han optado por la emigraci¨®n ante la evidencia de que el mercado laboral no los acepta.
El Gobierno insiste en que sus pol¨ªticas est¨¢n surtiendo efecto. Mezcla malas explicaciones ¡ªla mejora de la balanza comercial se explica por la recesi¨®n, no por efecto de decisiones oficiales¡ª con una confianza algo pueril en el descenso de la prima de riesgo, un factor evidente de reducci¨®n de costes financieros p¨²blicos, pero sujeto a vicisitudes exteriores que el Ejecutivo no controla.
Las pol¨ªticas indirectas, que proceden primero a estabilizar el coste de la deuda para ganar confianza en los mercados, pueden funcionar durante fases de recesi¨®n convencional y en pa¨ªses que no tienen a m¨¢s de la cuarta parte de su poblaci¨®n activa en paro. Pero la situaci¨®n de la econom¨ªa es excepcional. Si no se toman decisiones directas sobre el mercado laboral y se aplican pol¨ªticas de demanda y creaci¨®n de empleo, la ocupaci¨®n, y con ella la econom¨ªa p¨²blica y privada, se aproximan a toda velocidad a un colapso total.
Por estas razones, son cruciales las decisiones econ¨®micas que se adopten durante las pr¨®ximas semanas. La primera prueba de fuego se pasar¨¢ hoy; es una advertencia que procede tambi¨¦n de las autoridades europeas, alarmadas por la magnitud de la crisis espa?ola. Si el anunciado paquete de medidas econ¨®micas es otro cat¨¢logo impreciso de liberalizaciones inconcreta o desregularizaciones a medio plazo, la recesi¨®n se mantendr¨¢ durante 2014 y el incremento de los conflictos sociales est¨¢ garantizado.
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