Marat¨®n
Nadie ha vencido a los persas esta vez y la meta hoy solo significa el paro
?Algo extra?o debi¨® de ocurrir hace tres millones de a?os para que el primate, nuestro antepasado, de pronto echara a correr. Durante un tiempo incalculable aquel b¨ªpedo se habr¨ªa limitado solo a caminar alrededor de su guarida en busca de alimento. Lo l¨®gico es que permaneciera m¨¢s o menos tranquilo viendo pasar las nubes por la copa de los ¨¢rboles. Pero debido a alg¨²n suceso ag¨®nico un d¨ªa esta inercia se rompi¨® y aquel primate us¨® las piernas para salir disparado hacia un objetivo. Sin duda lo hizo por algo que merec¨ªa la pena. Lo har¨ªa para cazar o no ser cazado, para huir o atacar, siempre en busca de una ventaja o beneficio. Tuvieron que pasar millones de a?os para que aquella agon¨ªa se convirtiera en un deporte, en un fin sin finalidad, como el arte, hasta acabar siendo un espect¨¢culo de masas. El soldado Filipedes, el de los pies ligeros, corri¨® 38 kil¨®metros sin parar desde Marat¨®n hasta Atenas para anunciar a sus conciudadanos que los persas hab¨ªan sido derrotados. A continuaci¨®n cay¨® fulminado, vencido por su propio r¨¦cord. Adem¨¢s de una prueba ol¨ªmpica, el marat¨®n es hoy un rito ciudadano. Quienes participan en esta carrera deportiva saben que llegado un momento, a causa del esfuerzo r¨ªtmico, en el cerebro se dispara un piloto autom¨¢tico y la mente se separa del cuerpo. La mente liberada comienza a recorrer un trayecto propio, puede volar por los astros o realizar un camino paralelo junto al corredor desde su infancia hasta la muerte, mientras sus piernas adoptan una cadencia obsesiva sobre el asfalto. Cuando pasa el r¨ªo del marat¨®n, desde la acera los espectadores aplauden, pero es imposible adivinar si esos miles de cuerpos con el rostro obcecado vienen huyendo de un peligro que acecha o buscan ag¨®nicamente otra meta imposible de alcanzar. En el punto de salida no se produjo ninguna victoria que deba ser anunciada. Nadie ha vencido a los persas esta vez y la meta hoy solo significa el paro. El marat¨®n es una met¨¢fora. Correr, ese es el sistema, correr sin detenerse nunca, huir detr¨¢s de un sue?o. Si no quieres caer muerto como le sucedi¨® al soldado griego deber¨¢s seguir corriendo, huyendo m¨¢s all¨¢ de la meta, como el primate hace tres millones de a?os para cazar o no ser cazado, por hambre o por miedo.
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