"Cada joven es un objetivo de las corporaciones"
Junot D¨ªaz, el ¡®chico terrible¡¯ de la literatura estadounidense que ha dado voz a los hispanos, premio Pulitzer y escritor por casualidad, repasa con acidez la pol¨ªtica y la narrativa del Imperio Junot D¨ªaz participa el 4 de mayo en el Festival Primera Persona del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB)
Junot D¨ªaz naci¨® en Villa Juana, una barriada pobre de Santo Domingo, el 31 de diciembre de 1968. Ten¨ªa nueve a?os cuando su familia se traslad¨® a una zona industrial de Nueva Jersey. Su padre, polic¨ªa durante la dictadura de Rafael Trujillo, hab¨ªa emigrado a Estados Unidos unos a?os antes, manteni¨¦ndose considerablemente alejado de los suyos durante todo aquel tiempo. D¨ªaz descubri¨® el milagro de los libros por su cuenta. Recorr¨ªa a pie las cuatro millas que separaban su casa de la biblioteca p¨²blica, donde una funcionaria guio sus primeros pasos como lector. A punto de entrar en los Marine, recibi¨® una carta en la que se le comunicaba que hab¨ªa sido admitido en una modesta universidad. Su infancia y adolescencia estuvieron presididas por el signo de la pobreza y las duras condiciones de trabajo que ten¨ªan que arrostrar los miembros de su comunidad. Es de eso de lo que escribe. La publicaci¨®n de su primer libro, Los boys, un volumen de cuentos, se?al¨® la aparici¨®n de una voz como jam¨¢s se hab¨ªa dado antes en la tradici¨®n literaria norteamericana. Tard¨® 11 a?os en publicar su siguiente libro, La maravillosa vida breve de ?scar Wao, novela que fue galardonada con el Pulitzer en 2007. Su tercer libro, As¨ª es como la pierdes (Mondadori), se publica en Espa?a el 2 de mayo.
PREGUNTA: ?C¨®mo ha pasado el d¨ªa?
RESPUESTA: Leyendo manuscritos de los finalistas del Premio Pulitzer, que se anunciar¨¢n ma?ana.
P: ?Ha sido alto el nivel de calidad de este a?o?
R: Alt¨ªsimo, los miembros del jurado estamos de acuerdo en que ha sido un a?o muy potente.
P: ?Ganar el Pulitzer le cambi¨® la vida?
Cuando hablo espa?ol soy otro. Mi personalidad es m¨¢s ligera¡±
R: No entre quienes ya conoc¨ªan mi obra, pero el prestigio del premio ha proyectado mi nombre a otra dimensi¨®n. Por lo que se refiere a la escritura en s¨ª, sigue siendo tan jodidamente dif¨ªcil como siempre.
P: Su lengua materna es el espa?ol, pero escribe en ingl¨¦s. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n con los dos idiomas?
R: Cuando llegu¨¦ a este pa¨ªs perd¨ª el espa?ol y de adulto dediqu¨¦ un gran esfuerzo a intentar recuperarlo. La sensaci¨®n de p¨¦rdida es muy aguda y dolorosa. El ingl¨¦s siempre ha sido una sombra gigantesca que se cern¨ªa sobre el espa?ol, pero tambi¨¦n es cierto lo contrario. La sombra del espa?ol se cierne sobre el ingl¨¦s. Para m¨ª, hablar bien espa?ol siempre ha sido una obsesi¨®n, pero lo cierto es que mi espa?ol es mediocre, cosa que genera en m¨ª un enorme sentimiento de culpa. Por otra parte, cuando hablo espa?ol soy otro, mi personalidad es distinta, m¨¢s ligera.
P: ?Qu¨¦ pasaba en la cabeza y el coraz¨®n del ni?o que era cuando lleg¨® a este pa¨ªs?
R: Me dio la sensaci¨®n de haber llegado a otro planeta. La expresi¨®n choque de civilizaciones cobra pleno sen?tido si se aplica al contraste entre el noreste de Estados Unidos y el Caribe. El recibimiento que se nos dio fue muy hostil. Lo que m¨¢s recuerdo es el odio. Odiaba tener que ir a la escuela, odiaba salir de casa y encontrarme en Am¨¦rica. Todo me daba miedo. Miraba a mi alrededor y me parec¨ªa estar en un pa¨ªs de locos, y me dec¨ªa: ya s¨¦ que nosotros llegamos aqu¨ª para mejorar nuestras vidas, pero, co?o, esto es demasiado.
P: Sus historias levantan testimonio del sufrimiento de su comunidad. Me viene a la cabeza la escena de Otra vida, otra vez en la que un trabajador muere aplastado entre los engranajes de una m¨¢quina y todo el mundo trata de borrar las huellas del accidente.
R: Incluso dentro de la comunidad latina a la que pertenezco hay una considerable ignorancia de esas cosas. La generaci¨®n de mi madre padeci¨® todo aquello. El sufrimiento de esa generaci¨®n es algo que no se ha explorado nunca. Piense en lo dif¨ªcil que tuvo que ser para un ni?o vivir algo que solo ahora como adulto alcanzo a comprender someramente.
P: ?C¨®mo era su entorno familiar?
R: Ultraconservador. Mi padre era polic¨ªa militar y le parec¨ªa bien la dictadura de Trujillo. En mi familia casi todo el mundo ten¨ªa algo que ver con el ej¨¦rcito. Mi hermana mayor se cas¨® con un tanquista, mi hermano estuvo en el ej¨¦rcito hasta que el c¨¢ncer lo apart¨® del servicio activo. Mi hermano el peque?o y dos sobrinos son marines y han combatido en Afganist¨¢n e Irak. Yo me libr¨¦ de milagro. Entre los marines que ven¨ªan a reclutar chicos a mi colegio hab¨ªa uno con el que me entrevist¨¦ como cuarenta veces. Me salv¨® la carta de una universidad en la que me comunicaban que me hab¨ªan aceptado.
P: ?Recuerda sus primeras lecturas?
R: Cuando ten¨ªa siete u ocho a?os cay¨® en mis manos una serie de biograf¨ªas de los grandes iconos de la naci¨®n norteamericana, gente como Abraham Lincoln o Thomas Edison. Solo hab¨ªa tres mujeres. Lo que me m¨¢s me impact¨® de aquellas biograf¨ªas fue el trasfondo violento del pa¨ªs. Todo remit¨ªa a alguna guerra. Hab¨ªa una mitolog¨ªa b¨¦lica que lo presid¨ªa todo y que a m¨ª me perturbaba profundamente. Luego hubo otro tipo de lecturas que ejercieron una influencia muy profunda en m¨ª, como los primeros libros de Arthur Conan Doyle y las novelas de ciencia ficci¨®n de H. G. Wells.
La voz de los hispanos den EE UU
El m¨¦rito extraordinario de Junot D¨ªaz (Santo Domingo, 1968) es haber sabido dar voz a un segmento de la sociedad estadounidense que cada vez tiene m¨¢s peso: los hispanos de Estados Unidos. La concesi¨®n del Premio Pulitzer a su primera novela, La maravillosa vida breve de ?scar Wao, ratificaba el reconocimiento a una obra que a pesar de estar escrita en ingl¨¦s lleva en s¨ª las se?as de identidad de una cultura en espa?ol que ha cambiado de manera irreversible el rostro de Estados Unidos. En la foto vemos al escritor (a la derecha) con su hermano poco antes de que la familia emigrara siguiendo los pasos de su padre. As¨ª es como la pierdes, colecci¨®n de cuentos en los que Junot D¨ªaz reafirma su potencia como narrador, es una extraordinaria radiograf¨ªa del coraz¨®n de una comunidad y de las lacras y contradicciones del alma masculina.
P: Su afici¨®n por ciertas formas de la literatura popular, el cine y el c¨®mic son muy importantes en su manera de entender la escritura.
R: Me encantan los llamados subg¨¦neros, las novelas de terror, de ciencia ficci¨®n, el g¨¦nero rom¨¢ntico, aunque lo que m¨¢s me gusta leer son los libros de historia. Como jurado de los Pulitzer, es esa la categor¨ªa en la que soy m¨¢s combativo. Sobre todo me interesan los recodos m¨¢s ocultos de la historia y sus manifestaciones m¨¢s extremas, las situaciones excepcionales. Se da una conexi¨®n entre lo que ocurre en esos momentos hist¨®ricos excepcionales y la importancia de los subg¨¦neros literarios, que exploran los aspectos menos conocidos de una manera que no est¨¢ al alcance de la literatura realista.
P: ?Puede profundizar en esa idea?
R: La llamada literatura realista es muy limitada a la hora de explorar ciertos problemas. En mi opini¨®n, el realismo, como estrategia narrativa, falla miserablemente a la hora de explicar circunstancias como, pongamos por caso, una guerra civil, situaci¨®n en la que se destruye el tejido c¨ªvico de la sociedad. Por la herida que deja abierta una guerra civil se escapan emanaciones fantasmag¨®ricas muy dif¨ªciles de atrapar. El realismo no sabe qu¨¦ hacer con eso. Es incapaz de captar las dimensiones m¨¢s sutiles de todo un entramado de emociones fugitivas, sentimientos espectrales que se producen en situaciones hist¨®ricas extremas. Lo mismo ocurre con las novelas de dictadores. Si se escriben en clave realista, no logran atrapar el fondo de terror, lo m¨¢s problem¨¢tico de las heridas que abren las dictaduras.
P: ?Es esa la raz¨®n por la que abord¨® en clave no realista la historia del trujillato en La maravillosa vida breve de ?scar Wao?
R: Es que de otra manera habr¨ªa sido imposible. En eso consiste el fallo de La fiesta del Chivo, que por lo dem¨¢s es una excelente novela. Vargas Llosa fracasa en el intento de llegar al fondo de la historia de un episodio muy importante de la historia de mi pa¨ªs. No consigue capturar en modo alguno los matices m¨¢s sutiles de lo que significa vivir en una sociedad secuestrada como lo fue aquella.
P: ?Qu¨¦ opini¨®n le merece la manera de abordar la dictadura de Trujillo que lleva a cabo Julia ?lvarez, escritora latina de origen dominicano que escribe en ingl¨¦s, igual que usted, en En el tiempo de las mariposas?
R: Me parece mucho m¨¢s lograda, en el sentido de que consigue llegar al coraz¨®n de un asunto sumamente turbio y misterioso. Julia ?lvarez cuenta la historia aterradora del secuestro, violaci¨®n y asesinato de las hermanas Mirabal, realizando un retrato de las pr¨¢cticas de Trujillo como depredador sexual en clave de feminismo g¨®tico, lo cual le da una enorme agilidad a su narraci¨®n. Hacer de mi pa¨ªs una suerte de territorio fantasmag¨®rico, cuyo centro de gravedad es el motivo de las violaciones, la brutalidad de las transgresiones sexuales perpetradas por el dictador. As¨ª revive un tropo muy caracter¨ªstico de la literatura g¨®tica escrita por mujeres. Julia ?lvarez aborda con suma inteligencia una situaci¨®n en la que toda una sociedad enloquece febrilmente ante el poder del cuerpo femenino. Llega as¨ª mucho m¨¢s lejos que llevando a cabo una servil narraci¨®n de los hechos.
P: ?Cu¨¢les son sus referentes literarios?
R: En mi caso, quienes mejor me han ayudado a entender el verdadero ser de este pa¨ªs son las escritoras negras. Siempre he pensado que si alguien comprende a un nivel profundo por qu¨¦ ocurren ciertas cosas son ellas. Les debo lo que soy como escritor. Mi pasado, mi presente y mi futuro lo explica perfectamente alguien como Toni Morrison.
P: ?Qu¨¦ opini¨®n le merecen Cormac McCarthy, Thomas Pynchon, Don DeLillo o Philip Roth, todos ellos varones de raza blanca?
R: Son los mejores escritores vivos de Estados Unidos. Hablar de alguien como Jonathan Franzen, pongamos por caso, no tiene el menor inter¨¦s, pero hablar de Cormac McCarthy s¨ª. McCarthy ha entendido el verda?dero ser de Am¨¦rica como muy pocos. Comprende las terribles ra¨ªces apocal¨ªpticas que llevan a la locura inenarrable, carism¨¢tica, escatol¨®gica, que subyace a la realidad del pa¨ªs, y que de repente explota en las noticias que nos sorprenden en los peri¨®dicos como una bofetada. ?Y qu¨¦ quiere que le diga de Philip Roth? Yo soy de Nueva Jersey, y no es posible escribir sobre Nueva Jersey sin tener en cuenta a Philip Roth. Es un narrador formidable, formalmente muy interesante. Cierto que sus personajes femeninos son para darle de bofetadas, pero sus panoramas novel¨ªsticos son fascinantes. No, no, no¡ Cormac McCarthy es muy importante para m¨ª. Philip Roth es muy importante para m¨ª.
P: ?Y Don DeLillo?
R: Inconmensurable. De hecho, creo que a pesar del reconocimiento de que goza, no se le ha valorado suficientemente. La deuda de la literatura norteamericana para con Don DeLillo es inmensa. Y lo mismo vale para Doctorow.
P: ?Y qu¨¦ hacemos con alguien tan dif¨ªcil e inclasificable como Thomas Pynchon?
R: Pynchon es lo m¨¢ximo. Es necesario decir que esa generaci¨®n hizo los deberes con nota, man. Hay mucho que reconocer y emular en el trabajo de esos tigres. Cuando lees a Pynchon por primera vez es como si te hubiera dado un calambre. No sabes lo que ha pasado, pero luego te das cuenta del milagro. Jam¨¢s se me ocurri¨® pensar que fuera posible escribir una literatura tan delirante que se puede decir que raya en la locura y, sin embargo, al final todo encaja perfectamente.
P: ?Qu¨¦ opini¨®n le merece Annie Proulx?
R: Me encanta Annie. Es tan jodidamente buena que resulta rid¨ªculo. Sus novelas son joyas, pero sus cuentos son todav¨ªa mejores. Es una de las grandes cuentistas de este pa¨ªs.
P: ?No cree que se podr¨ªa escribir la historia de la narrativa norteamericana hablando solo de los cuentistas?
R: Sin duda, una de las mayores aportaciones de la literatura norteamericana al resto del mundo es la tradici¨®n del relato breve. Hay verdadero fervor por este estilo, y no lo digo solo por los creadores. Hay revistas especializadas dedicadas exclusivamente a ello, as¨ª como un gran p¨²blico lector que es devoto del g¨¦nero, siempre lo ha habido.
P: Aunque usted ha sido muy cr¨ªtico con ¨¦l, considera que la llegada de alguien como Obama a la Casa Blanca es un hito en la historia reciente de este pa¨ªs.
R: Para m¨ª, la elecci¨®n de Obama es un ejemplo m¨¢s de la voz de los j¨®venes que est¨¢n hartos de c¨®mo se est¨¢n llevando las cosas a escala mundial. La misma inquietud que instal¨® a un negro en la Casa Blanca es la que sacudi¨® en su d¨ªa la plaza de Tahrir en El Cairo o los indignados de Wall Street.
La elecci¨®n de Obama es un ejemplo m¨¢s de la voz de los j¨®venes hartos¡±
P: Los temblores tambi¨¦n se han hecho sentir en Espa?a.
Todo eso no es m¨¢s que el principio de un vasto movimiento que recorre todo el mundo. Es algo subterr¨¢neo que est¨¢ poniendo en relaci¨®n un mont¨®n de fuerzas aparentemente inconexas, a los j¨®venes con las fuerzas progresistas d¨ªscolas que hay en las maquinarias de los partidos, todo al margen de las estructuras de poder establecido. Estamos atravesando un momento hist¨®rico cuyas consecuencias apenas hemos empezado a vislumbrar. La presencia de Obama en la Casa Blanca, con todos los fallos y decepciones de su gesti¨®n, no es m¨¢s que un s¨ªntoma. Que Estados Unidos pudiera tener un presidente negro era algo inimaginable hace muy poco tiempo, pero lo m¨¢s importante es repetir hasta la saciedad que el motor de todos esos cambios es la frustraci¨®n de las nuevas generaciones, que han comprendido que las cosas no pueden seguir como hasta ahora. Asuntos como el matrimonio gay o la presencia de gais en ciertas instituciones son tambi¨¦n s¨ªntoma de la misma necesidad de cambio. Y no estamos m¨¢s que al principio. Creo que la historia nos deparar¨¢ a todos una sorpresa gigantesca pronto.
P: ?Qu¨¦ est¨¢ ocurriendo con la reforma de la ley de inmigraci¨®n en Estados Unidos?
R: Estamos atrapados en los engranajes de la maquinaria aterradora de los servicios de inmigraci¨®n, que ataca no solo a los sin papeles, sino incluso a los inmigrantes legales. El desencadenante fueron los atentados del 11 de septiembre de 2001. El ataque se convirti¨® en una especie de refer¨¦ndum que dio lugar a un pogromo contra los latinos. Es un odio t¨®xico que no s¨¦ muy bien c¨®mo describir, una especie de movimiento xen¨®fobo que se ha extendido por todo el pa¨ªs. Me causa un placer inmenso ver a los republicanos atrapados en una situaci¨®n de la que no se pueden zafar. La reforma de la ley de inmigraci¨®n se va a aprobar, vamos a tener algo mucho mejor de lo que hay ahora, y m¨¢s vale que se den prisa para hacerlo antes de que Hillary Clinton se presente a las pr¨®ximas elecciones, que seg¨²n las predicciones va a ganar. Les va a doler m¨¢s que una estaca clavada en el coraz¨®n de un vampiro, pero no tienen otro remedio.
P: ?Cu¨¢l es la ra¨ªz de ese miedo?
R: La resistencia a modificar la estructura del poder pol¨ªtico. A fin de conservar su su?premac¨ªa, la mejor estrategia es demonizar a un sector concitando el odio de los electores contra ¨¦l. Y mientras tanto, abandonan por completo a sus bases, al electorado constituido por los blancos pobres, cuyo voto nunca les falla. No mejoran sus condiciones, recortan los programas sociales, pero a cambio les dan una compensaci¨®n psicol¨®gica, haci¨¦ndoles creer que son unos privilegiados por no ser negros o hispanos, sino miembros de la raza superior. A sus hijos los mandan a las guerras que tienen por todo el mundo como carne de ca?¨®n. Resulta incre¨ªble que un nacionalismo supremacista tan extremo funcione, pero es as¨ª.
P: Usted es profesor de escritura creativa en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). ?Sus estudiantes leen?
R: No. Est¨¢n todo el d¨ªa enganchados a sus maquinitas, pendientes de las redes sociales. MIT es un lugar muy sofisticado. Los estudiantes inventan aplicaciones con la misma facilidad con la que hacemos caf¨¦.
P: ?Y no puede ser que hayamos llegado a un punto de la historia de la cultura en la que la lectura ha dejado de ser relevante?
R: Sinceramente, no lo creo. Todav¨ªa tiene que venir alguien capaz de demostrarme que existe un espacio de deliberaci¨®n y pensamiento mejor que un libro.
P: Pero usted mismo me acaba de decir que sus estudiantes no leen.
R: Creo que habr¨ªa que situar esto en un contexto m¨¢s amplio. La Universidad como instituci¨®n ha dejado atr¨¢s los valores de la educaci¨®n para sustituirlos por un modelo de negocios. Mis estudiantes creen que est¨¢n all¨ª para conseguir un puesto de trabajo.
P: ?Qu¨¦ sentido tiene que estudien escritura creativa?
R: La mayor¨ªa de los que se matriculan lo hacen por motivaciones narcisistas. Adem¨¢s que creen que escribir bien es algo que est¨¢ al alcance de cualquiera, a diferencia de lo que puede ocurrir con oficios que exigen un serio esfuerzo y dedicaci¨®n como la danza o la m¨²sica, pongamos por caso. Da la sensaci¨®n de que se matriculan porque hay una terrible demanda de escritores, como si todo el mundo leyera un promedio de 500 libros al a?o y no hubiera suficientes t¨ªtulos para saciar la incre¨ªble sed de los lectores, cuando la situaci¨®n real es la contraria. Nadie lee, pero anda el diablo, hay un maldito reguero de escritores sueltos por ah¨ª. La realidad es que la literatura es una tarta cada vez m¨¢s peque?a que hay que repartir entre muchos.
P: ?Por qu¨¦ es cada vez m¨¢s peque?a?
R: Porque las corporaciones invierten miles de millones de d¨®lares para asegurarse de que sea as¨ª. En 1983, cuando yo era todav¨ªa un adolescente, el Gobierno federal impon¨ªa severas restricciones a la publicidad destinada a los j¨®venes. Hab¨ªa franjas horarias y medidas precautorias destinadas a proteger a la gente joven. Hoy d¨ªa son v¨ªctimas de un ataque masivo. Cada joven es un objetivo ambulante sobre el que las corporaciones se lanzan despiadadamente a fin de asegurarse que no les queda un solo momento libre. Para cada instante de ocio hay un artilugio de consumo al que son adictos. Los j¨®venes son consumidores a quienes no se deja en paz un solo instante. ?C¨®mo van a desarrollar la capacidad necesaria para disfrutar el arte con la tranquilidad que exige la contemplaci¨®n est¨¦tica cuando los est¨¢n bombardeando con productos edulcorados de baj¨ªsimo valor nutritivo, entretenimiento basura? El problema de Estados Unidos es que el pa¨ªs est¨¢ enganchado al consumo de bazofia cultural, por la sencilla raz¨®n de que es lo que las corporaciones necesitan para seguir ganando dinero de manera incontrolada. Pi¨¦nselo bien: cada vez que un joven abre un libro es tiempo que pasa sin pulsar botones, sin entrar en Facebook, sin pedir papel higi¨¦nico por Amazon. Si a una chica o a un chico les da por leer poes¨ªa, se salen de la cadena de producci¨®n de dinero y obtenci¨®n de beneficios. A las corporaciones les resulta insoportable la idea de que nadie le dedique a una novela las 20 o 30 horas que exige su lectura. Las multinacionales han secuestrado la imaginaci¨®n de los j¨®venes y no les van a dejar volver a la lectura. No. Fucking. Way.
P: ?C¨®mo ve la situaci¨®n de la industria editorial?
R: Hay un tibur¨®n en la ba?era que amenaza con devorarlo todo; me refiero a Amazon. Yo escribo muy despacio. Cuando publiqu¨¦ mi primer libro, en 1996, las cosas no se hac¨ªan por Internet. Los manuscritos me llegaban por correo, los revisaba y los devolv¨ªa. En 2007, cuando publiqu¨¦ ?scar Wao, Amazon ya formaba parte del panorama, aunque no era el monstruo insaciable de ahora. Todav¨ªa exist¨ªa Borders, pero a¨²n no hab¨ªa redes sociales. La gente no sab¨ªa qu¨¦ era un tuit. Y ahora publico As¨ª es como la pierdes y todo es a trav¨¦s de las redes sociales. Barnes and Noble est¨¢ en sus ¨²ltimos estertores, Amazon es una bestia negra de dimensiones incalculables y todo el mundo lee en Internet. No quiero pensar en c¨®mo ser¨¢n las cosas cuando publique mi pr¨®ximo libro. Y no es todo: con cada cambio de modelo tecnol¨®gico, la cosa empeora para el autor. Cada avance parece tener como objetivo perjudicar al creador. Scott Turow public¨® un editorial en The New York Times denunciando la situaci¨®n: los escritores ganan cada vez menos pese a que los beneficios que generan son cada vez mayores.
Junot D¨ªaz participa el 4 de mayo en el Festival Primera Persona del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB).
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