@marianorajoy
?Dar¨¢ el presidente informaci¨®n completa de la situaci¨®n econ¨®mica o se recostar¨¢ en la herencia?
La idea de respeto suele sugerir reciprocidad. Es dif¨ªcil respetar a quien te trata despectivamente. No ha habido respeto en el hecho de que, el d¨ªa en que se anunci¨® que el paro ha llegado al 27,19% de la poblaci¨®n activa, fuera un portavoz de segunda fila del PP quien apareciera en las pantallas de televisi¨®n para asegurar que no deb¨ªamos ¡°cegarnos¡± porque ¡°la pol¨ªtica econ¨®mica da buenos resultados¡±.
Lo que realmente importa, sin embargo, no son los portavoces del PP, sino el presidente del Gobierno: es ¨¦l quien lidera el partido a quien votaron hace un a?o y medio m¨¢s de diez millones de ciudadanos y es ¨¦l quien dirige hoy un Gobierno que representa a toda la sociedad. Es a ¨¦l a quien hay que pedirle, y no a la oposici¨®n, por muchas cr¨ªticas que merezca, que saque a este pa¨ªs del hoyo en el que se encuentra.
No se trata de que el presidente no est¨¦ gobernando. En absoluto. Seguramente, si ma?ana ocurriera una cat¨¢strofe natural, Rajoy se pondr¨ªa al frente de la emergencia y aparecer¨ªa en TVE explicando cu¨¢ntos medios hab¨ªa puesto en marcha para paliar los efectos. De hecho, lo hizo cuando ocurri¨® el hundimiento del Prestige y ¨¦l era vicepresidente. Apareci¨® en televisi¨®n, concedi¨® una decena de entrevistas y se someti¨® a las preguntas de los periodistas. Incluso sufri¨® sin alarmarse un escrache (entonces no se llamaba as¨ª) ante su domicilio en Pontevedra.
Mariano Rajoy dirige hoy la pol¨ªtica econ¨®mica y las relaciones con la Uni¨®n Europea y es el responsable tambi¨¦n de la situaci¨®n pol¨ªtica y social. Pero reh¨²sa comparecer en conferencias de prensa (con preguntas) para explicar qu¨¦ medios ha puesto en marcha para hacer frente a la cat¨¢strofe del paro, qu¨¦ resultados se obtienen, qu¨¦ modificaciones piensa incorporar y qu¨¦ futuro ofrece a este pa¨ªs.
Rajoy cree que no ha contra¨ªdo ninguna responsabilidad en ese plano, fuera de los debates formales sobre el estado de la naci¨®n y unas rid¨ªculas comparecencias parlamentarias en las que contesta durante unos minutos con menudencias, como si se tratara de repartir chucher¨ªas a la oposici¨®n.
Esta semana, finalmente, el presidente acudir¨¢ al Congreso, a un pleno monogr¨¢fico y extraordinario. Acude de forma voluntaria, pero hubiera sido realmente inconcebible seguir ignorando al Parlamento cuando ha enviado a Bruselas un Plan de Estabilidad en el que reconoce sin tapujos que acabar¨¢ esta legislatura con una tasa de desempleo aproximadamente tres puntos por encima de la que recibi¨® en 2011.
La cuesti¨®n ahora es: ?qu¨¦ har¨¢ el presidente? Hace solo un mes, en una de esas absurdas sesiones de control del Congreso, anunci¨® que la econom¨ªa estaba a punto de crecer y crear empleo. ?Respetar¨¢ esta vez a los ciudadanos, ofrecer¨¢ una informaci¨®n completa? ?Dar¨¢ datos razonados sobre los nuevos recortes previstos? ?Asumir¨¢ el liderazgo para anunciar un cambio de pol¨ªtica que permita hacer frente a la realidad?
Nadie le pide que renuncie al control del d¨¦ficit, necesario en cualquier caso. Pero una cosa es mantener esa filosof¨ªa y otra supeditar el futuro del pa¨ªs a una idea. ?C¨®mo piensa el presidente hacer compatible el control de d¨¦ficit con pol¨ªticas de est¨ªmulo que permitan centrar todas las fuerzas en el objetivo esencial: lograr revertir esas terribles cifras del paro? Con pacto pol¨ªtico, o sin ¨¦l, ?piensa renunciar a llegar a 2015 con menos desempleo que en 2011?
La segunda pregunta es: ?qu¨¦ puede hacer la ciudadan¨ªa si el presidente sale del Congreso sin asumir responsabilidades y sin anunciar un cambio de pol¨ªtica? ?Qu¨¦ puede hacer si el presidente, al ignorar a los ciudadanos, les falta al respeto y se limita a hablar de herencias?
Lo primero, no perderse el respeto ella misma. Protestar. Exigir que el presidente cambie esa actitud. Y hacerlo utilizando todos los sistemas legales de que disponga, los antiguos, como la calle o los medios de comunicaci¨®n, y los modernos, como Twitter (@marianorajoy). No dar ella tambi¨¦n por perdido el objetivo esencial de cambiar la curva del desempleo, porque no es cierto que no exista m¨¢s que resignaci¨®n, paciencia y mansedumbre.
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