Un adi¨®s a Alfredo Landa
Te debo mucho de lo que he vivido desde el d¨ªa en que me arrastraron a aquella sala para ver la que entonces era ¡°la ¨²ltima de Garci¡±. Yo, que renegaba de ti, me qued¨¦ pasmado con el silencio con el que despachaste al desgraciado que pretend¨ªa quedarse con tu Dupont. Ese d¨ªa un actor bajito y rechoncho me ense?¨® que no hab¨ªa mayor dignidad que la que muestra aquel que est¨¢ acostumbrado a perder. Si. Todo lo que, despu¨¦s, le¨ª en Chandler y en Hammett, me lo anticipaste t¨², Germ¨¢n.
Entonces ignoraba que Madrid ten¨ªa tanto cine como Nueva York, que aqu¨ª hab¨ªa tantos malos como all¨ª y que un espa?ol con pinta de funcionario pod¨ªa llegar a ser tan duro como el mism¨ªsimo Bogart.
Una ¨²ltima confesi¨®n. Nunca, a pesar de lo que creen mis amigos, he estado en Nueva York. Pero, desde aquel d¨ªa, no he dejado de contar a todo el que quiera escucharme que no hay visi¨®n m¨¢s bonita que el puente de Brooklyn, que no puedes dejar de ver el Madison Square Garden y que, enfrente, est¨¢ la estaci¨®n de Pensilvania. Ya ves Germ¨¢n. Nueva York, la ciudad de Allen, de Scorsese, del Cotton Club y de Broadway, sigue siendo, para m¨ª, la ciudad en la que Germ¨¢n Areta resolvi¨® su mejor caso. Hasta siempre Germ¨¢n.¡ª Enrique Chao Lumbreras. Madrid.
Nos toca decir un adi¨®s m¨¢s, y est¨¢ vez en may¨²sculas. Adi¨®s al que fue el rey del landismo, Alfredo Landa. Gran actor que hab¨ªa regalado a tantas personas, entre ellas a un joven de 29 a?os como yo, su carrera traducida en horas y horas de felices momentos de cine, televisi¨®n o teatro. Sin duda, son innumerables sus obras tanto a nivel c¨®mico como de cualquier otro g¨¦nero. Aunque a m¨ª me ¡°pillara¡± algo tarde, su espl¨¦ndida encarnaci¨®n de Sancho Panza en El Quijote de TVE, o bien el ¨¦xito de Lleno, por favor en Antena 3 me transportaron a un sinf¨ªn de obras que desde los a?os setenta dejaron huellas imborrables con el rostro de un trabajo bien hecho. All¨ª donde vaya le recibir¨¢n con una sonrisa. Descanse en paz.¡ª Samuel Garc¨ªa. Sils, Girona.
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