A punta de algoritmo
La matem¨¢tica y la inform¨¢tica han posibilitado el robo m¨¢s limpio de la historia de la delincuencia
Sin duda es el robo m¨¢s limpio de la historia de la delincuencia. Sin armas, sin pasamonta?as, sin guantes, sin amenazas, incluso sin conocimiento inmediato de los bancos. Unos 35 millones de euros desaparecieron de los cajeros autom¨¢ticos. Un robo de guante blanco para el que no se forz¨® a personas ni a cajas fuertes. Todo gracias a tan nobles saberes como la matem¨¢tica o la inform¨¢tica. Esperemos que no las proh¨ªban.
La fechor¨ªa, seg¨²n las autoridades norteamericanas, fue obra de Alberto Yusi Lajud Pe?a y siete compa?eros, todos dominicanos de origen, aunque algunos de ellos ya nacionalizados y con residencia habitual en Nueva York. Estas ocho personas, aparte de clonar previamente tarjetas de cr¨¦dito robadas, conseguir sus contrase?as, entrar en los sistemas inform¨¢ticos de los bancos y eliminar los l¨ªmites al reintegro de dinero, movieron un ej¨¦rcito mundial de personas capaz de realizar, a toque de silbato, 36.000 robos en 60 horas en 24 pa¨ªses, entre ellos Espa?a; es decir, 10 robos al minuto. El primer golpe fue en diciembre, el segundo en febrero. En total, 35 millones de euros en 45.000 operaciones en cajeros autom¨¢ticos. Ahora nos explicaremos m¨¢s de una cola.
A los siete detenidos, de entre 22 y 35 a?os de edad, se les han confiscado autom¨®viles, relojes y otros art¨ªculos de lujo, as¨ª como decenas de miles de d¨®lares en billetes (cualquiera los met¨ªa en un cajero).
La fiscal del caso, Loretta Lynch, destac¨® que los detenidos formaban parte de una organizaci¨®n global que, ¡°en lugar de m¨¢scaras y pistolas, usaba ordenadores, port¨¢tiles e Internet¡±.
Tan sofisticados robos y complicada log¨ªstica parece, sin embargo, que ha acabado como casi siempre, con una balasera al jefe de la banda en su refugio soleado de San Francisco de Macor¨ªs (Rep¨²blica Dominicana) mientras echaba unos tragos y jugaba al domin¨® con sus traidores. Su amigo Vaca Loca entr¨® en la casa, cuya puerta hab¨ªa dejado abierta uno de los jugadores, y mat¨® al jefe para coger los 100.000 d¨®lares que llevaba encima. La tecnolog¨ªa evoluciona; la naturaleza humana, no.
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