La viuda de Steve Jobs quiere su trozo de la manzana
Laurene Powell asume un papel p¨²blico apoyando la reforma migratoria
![Laurene Powell Jobs.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZNP64YPERGTEYZP6RSWYOVBK2Q.jpg?auth=37cce9f7b8f143a558e42593977395e5c0f7124e76e49d1abda0f29312d51a82&width=414)
Por el nombre de Laurene Powell a secas ser¨ªa dif¨ªcil reconocerla fuera de los c¨ªrculos filantr¨®picos, incluso mostrando su foto, y eso que se trata de una de la diez mujeres m¨¢s ricas del mundo y la mayor fortuna en Silicon Valley. Es lo que tiene haber sido la esposa de Steve Jobs, el empresario que con su deslumbrante figura y personalidad logr¨® aglutinar a cientos de millones de adeptos en torno a los dispositivos electr¨®nicos que fabrica Apple. Ahora la viuda de Jobs se cuela en las p¨¢ginas de The New York Times y de The Wall Street Journal asumiendo un papel p¨²blico m¨¢s relevante a?o y medio despu¨¦s de que muriera el gran genio de la innovaci¨®n tras una larga lucha contra el c¨¢ncer. Y lo hace apoyando la reforma migratoria en EE UU, una causa por la que lleva siete a?os luchando.
Powell actuaba hasta ahora casi en el anonimato, protegiendo siempre su vida privada. Los que han trabajado con ella en varios proyectos caritativos destacan su humildad y pasi¨®n. Su acci¨®n durante los ¨²ltimos a?os se concentr¨® en labores sociales en el ¨¢mbito de la educaci¨®n mientras Jobs convert¨ªa Apple en la mayor empresa del sector tecnol¨®gico. Ahora utiliza como agitadora social las mismas t¨¢cticas de persuasi¨®n que su marido.
Laurene Powell Jobs, de 49 a?os, es original de Nueva Jersey. Estudi¨® en el programa Wharton de la Universidad de Pensilvania y en la escuela de negocios de Stanford. Es cofundadora de Terravera, una compa?¨ªa que desarrolla de productos org¨¢nicos, del College Track, una fundaci¨®n que facilita a j¨®venes en California medios para estudiar, y del Emerson Collective, un grupo de presi¨®n en el ¨¢mbito de la educaci¨®n y la justicia social.
La pareja se conoci¨® en Stanford en 1989, tras Jobs dar un discurso. Ella era una estudiante. A los dos a?os se casaron y tuvieron tres hijos. Su fortuna se estima en cerca de 11.000 millones de d¨®lares (8.500 millones de euros), lo que le coloca entre las 100 personas m¨¢s ricas del planeta y entre las 35 en EE UU. Se lo debe a que hered¨® el 7,3% del capital en Walt Disney. Eso le convierte en la principal accionistas en el mayor grupo de entretenimiento.
En gran medida, la cruzada por sacar adelante la Dream Act est¨¢ cimentada en sus or¨ªgenes filantr¨®picos, al defender que se d¨¦ la nacionalidad estadounidense al m¨¢s de un mill¨®n de j¨®venes que entraron ilegalmente y se educaron en EE UU. Dice que es de sentido com¨²n. El salto a la escena p¨²blica, perfectamente calculado, lo dio en abril con una entrevista a Brian Williams, el conductor del informativo de la NBC en la franja de m¨¢xima audiencia. Fue la primera desde la muerte de Jobs.
Laurene Powell sabe que Steve Jobs cambi¨® el mundo con el iPod y el iPhone. Los auriculares blancos son, a su entender, otra manera m¨¢s de dejar una huella en la vida de la gente. En su caso, quiere ayudar a resolver los problemas del sistema migratorio. Para ello hizo pi?a con el director Davis Guggenheim, conocido por An Inconvenient Truth y Waiting For Superman, en la producci¨®n de un documental sobre las dificultades de los j¨®venes indocumentados.
El pasado enero lanzaron TheDreamIsNow.org, para darles voz. Adem¨¢s de la educaci¨®n y la inmigraci¨®n, Powell fue muy activa todos estos a?os en la lucha por la protecci¨®n del medio ambiente y en el campo de la nutrici¨®n. Como sucede en los casos de Bill Gates, la mayor fortuna del mundo, y Warren Buffett, la tercera, ahora Laurene Powell cree que su labor puede ser m¨¢s efectiva si la hace p¨²blica en lugar de actuar entre bastidores.
Laurene Powell mantiene una estrecha relaci¨®n con Tim Cook, el sucesor de Steve Jobs en Apple, y en su c¨ªrculo de amistades m¨¢s ¨ªntimas se encuentran los Clinton. Aunque estuvo siempre a la sombra de su marido, brill¨® con luz propia. De hecho, un a?o antes de morir el fundador de Apple el presidente Barack Obama la design¨® miembro del consejo que le asesora en cuestiones para mejorar las condiciones sociales de las comunidades.
La puesta en escena est¨¢ perfectamente medida: Powell quiere controlar el mensaje, como hac¨ªa Jobs al presentar sus productos. En las entrevistas que concede es la que impone las condiciones, como ce?irse exclusivamente a la cuesti¨®n de la inmigraci¨®n. Activismo no est¨¢ gustando nada a los adversarios de la reforma migratoria, que lamenta que el asunto se haya convertido en una ¡°tendencia¡± entre las fortunas de Silicon Valley, en referencia a la campa?a de Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook.
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