Al¨¦jense de nosotros
El mensaje del guerrero canibal sirio es n¨ªtido: este combate va m¨¢s all¨¢ de vuestras mentes
Sorprende la parsimonia de Abu Sakar, jefe de la Brigada Omar al Faruq, uno de los grupos que combaten contra el r¨¦gimen de Bachar el Asad. Asombra la calma con que despanzurra al soldado hasta sacarle la v¨ªscera y profiere las amenazas contra sus enemigos: ¡°Juro por Dios que comeremos vuestros corazones y vuestros h¨ªgados, soldados del perro Bachar¡±. El acto repugnante de canibalismo queda bien acreditado en el v¨ªdeo, aunque se trate de un breve mordisco.
Profanar y devorar el cad¨¢ver del enemigo es una de las pr¨¢cticas m¨¢s ancestrales en la historia de la guerra, como lo es el secuestro y violaci¨®n de sus mujeres. Es ancestral, pero compatible con la actual ¨¦poca de guerra tecnol¨®gica, en la que los guerreros se filman unos a otros con sus m¨®viles y luego cuelgan las im¨¢genes de YouTube.
En su versi¨®n m¨¢s aut¨¦ntica y primitiva, un acto as¨ª exige una voracidad aut¨¦ntica y el desenfreno de una violencia sin l¨ªmites en el descuartizamiento. El guerrero can¨ªbal se comporta como un animal depredador que identifica el combate a muerte con la nutrici¨®n. No es el caso de Sakar, cuya profanaci¨®n del cad¨¢ver parece el fruto criminal de un c¨¢lculo racional y fr¨ªo.
La escena salvaje se da en una hondonada en la que yacen los despojos del soldado muerto, al que despelleja sin gestualidad ritual ni ceremonia, a excepci¨®n de los gritos con que profiere sus amenazas antrop¨®fagas. Con ellas quiere demostrar ante sus seguidores y reclutas su determinaci¨®n, hasta el l¨ªmite de romper el tab¨² del canibalismo, en la guerra de exterminio ¨¦tnico en que se ha convertido el levantamiento armado, a la vez que con ello amedrenta a los soldados enemigos y a quienes les apoyan.
Es n¨ªtido el mensaje que nos llega: no os acerqu¨¦is a nosotros porque este combate sectario va m¨¢s all¨¢ de lo que puedan concebir vuestras mentes. Estamos en la era digital, pero los sirios combaten como neandertales. Esta guerra en la que los musulmanes se matan entre ellos, sun¨ªes contra alau¨ªes principalmente, no es para vosotros. Si pensamos que es malo lavarse las manos y dejarles que se maten entre ellos, las im¨¢genes nos se?alan que peor puede ser meternos donde nadie nos manda. Desde las fronteras vecinas atiborradas de refugiados y desde las canciller¨ªas colmadas de argumentos contradictorios, todos asentimos: no es para nosotros, alej¨¦monos de este infierno.
El v¨ªdeo colgado esta semana es todo lo contrario de las im¨¢genes del mercado de Sarajevo (Bosnia) tras el bombardeo en el que murieron 68 civiles bajo el fuego serbio en 1994. En aquella ocasi¨®n fue el detonante medi¨¢tico para la intervenci¨®n a¨¦rea de la OTAN que termin¨® con la guerra en Bosnia, mientras que las im¨¢genes de ahora son un est¨ªmulo para que siga la inhibici¨®n occidental ante el descuartizamiento de Siria. Y, como en todo, hay que detenerse un momento para preguntarse a qui¨¦n aprovecha.
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