?Cu¨¢les son los puntos fuertes de Espa?a?
La exportaci¨®n es una de nuestras bazas, sobre todo si no se ponen dificultades al nacimiento de empresas y a su crecimiento. La reforma laboral va en la direcci¨®n correcta y hay que terminar la del sistema financiero
A la pregunta ¡°?qu¨¦ tal?¡± a veces se contesta ¡°bien¡ ?o te cuento?¡±. Pero por desgracia casi nunca hay tiempo para que nos cuenten, si se responde ¡°bien¡±. Lo que ¡°contaban¡± algunos en Espa?a hace unos a?os era que no todo estaba tan bien como los datos de crecimiento parec¨ªan sugerir y que se necesitaba corregir deficiencias cr¨®nicas de nuestra econom¨ªa. Ya conocen la lista de unos problemas bien identificados. En las publicaciones de BBVA Research de antes y de ahora se puede encontrar un an¨¢lisis de esos problemas.
Y ahora, ?c¨®mo estamos? Pues siguiendo con la analog¨ªa anterior, ¡°mal¡ pero les cuento¡±. No son cuentos de varita m¨¢gica y aceptan matices, pero en la econom¨ªa espa?ola hay fortalezas y buenas tendencias; y las habr¨¢ mejores si el pa¨ªs se centra en lo que sabemos que funciona y se cambia.
Empecemos por lo que se puede ver: hay una Espa?a que va mejor. Es verdad que el PIB cay¨® en 2009 y se estanc¨® en los dos a?os siguientes, para volver a caer en 2012. Sin embargo, excluyendo los sectores que se deben ajustar ¡ªla construcci¨®n, el sector p¨²blico y los servicios financieros¡ª el resto de la econom¨ªa, que es casi un 70% del PIB, creci¨® a tasas superiores al 2% en 2010 y 2011. Estos sectores han decrecido algo en 2012, pero menos que el PIB, y ya en parte por el efecto de las altas tensiones financieras.
Esta evoluci¨®n econ¨®mica es consecuencia de las exportaciones, que ya han subido un 15% desde los niveles previos a la crisis y en torno a un 25% desde el suelo de 2009. Junto con la ca¨ªda de las importaciones, el sector externo ha ido aportando cada vez m¨¢s al crecimiento: 0,3 puntos porcentuales en 2010, 2,3 puntos en 2011 y 2,6 en 2012. Y ha conseguido dar la vuelta al elevado d¨¦ficit por cuenta corriente que ten¨ªamos. El mundo est¨¢ creciendo, m¨¢s en econom¨ªas emergentes, hacia donde nuestras exportaciones van crecientemente; y aunque la mayor parte va a nuestros socios europeos, la menor demanda se compensa con ganancias de cuota de mercado.
Pese al 20% de aumento de nuestros costes laborales unitarios frente al resto de pa¨ªses industrializados en los ¨²ltimos 10 a?os, algunas empresas lograron ser competitivas. Y lo han conseguido hacer muy bien a pesar de la entrada de China en la arena comercial internacional. Espa?a ha reducido en ese periodo un 9% de su cuota de exportaci¨®n frente a la p¨¦rdida del 40% de Francia y el 12% de Alemania, por ejemplo. Y en algunos sectores, como aquellos que engloban servicios legales, ingenier¨ªa, arquitectura y marketing, Espa?a ha aumentado su cuota de mercado global de un 2,5% a un 3,2%, que no es poco.
La moderaci¨®n salarial iniciada en 2012 ha evitado la p¨¦rdida
Que una parte de las empresas hayan ganado esta cuota en este contexto tan adverso solo se explica, en n¨²meros, por una apuesta por ser intensivas en tecnolog¨ªa y en capital humano, con una muy superior proporci¨®n de trabajadores fijos y no temporales, y seguramente con unos costes laborales m¨¢s bajos que el promedio. Y sin n¨²meros: por una gran capacidad de adaptaci¨®n y creatividad. Son empresas que han conseguido tener una productividad mucho m¨¢s alta que el resto de la econom¨ªa, pero son pocas. Menos del 4% de las empresas exportadoras explican casi el 90% del valor de las exportaciones totales.
Su secreto no es estar en un sector determinado, porque en Espa?a las exportaciones se encuentran muy diversificadas, tanto por tipo de producto como por geograf¨ªa. El secreto est¨¢ en su tama?o: no ser una empresa peque?a. De todo debe haber en una econom¨ªa, pero, en conjunto, en Espa?a las empresas peque?as son demasiado peque?as y las medianas y grandes relativamente escasas. Y algo m¨¢s de tama?o es bueno porque permite cruzar un umbral de productividad, aprovechar econom¨ªas de escala, tener inversiones tecnol¨®gicas apropiadas y exportar. Es vital no poner impedimentos a que nazcan empresas, y quitar los incentivos que existen a que se queden como est¨¢n y no crezcan.
Porque adem¨¢s partimos de una buena situaci¨®n. Si hacemos un mapa del grado de complejidad (mayor cuanto menor es el n¨²mero de pa¨ªses que puede exportar esos productos) y de conectividad (mayor cuanto mayor es la capacidad de extender la exportaci¨®n de lo que produce a otros sectores) de las exportaciones, Espa?a aparece por encima del promedio mundial en ambas variables. Esto es importante porque les recuerdo que bajo la hip¨®tesis que Ricardo Hausmann ha elaborado y probado, niveles m¨¢s altos de ambos son indicadores adelantados de ¨¦xito en la globalizaci¨®n. Y adem¨¢s el crecimiento de las clases medias y las necesidades de infraestructuras en emergentes van a ayudar a que la demanda de estas zonas vaya acerc¨¢ndose m¨¢s a¨²n al patr¨®n de las exportaciones espa?olas.
Pero hay un l¨ªmite a estas mejoras si no cambia la estructura de precios. Si no hubi¨¦ramos tenido el impacto de mayores precios de exportaci¨®n, la cuota mundial de los productos espa?oles podr¨ªa incluso haberse incrementado y no haber perdido ese 9%.
Pero aqu¨ª tampoco vamos mal. Desde 2008 solo Irlanda ha podido recortar m¨¢s r¨¢pido los costes laborales unitarios que el 5% que ha corregido Espa?a, mientras que en Francia o Alemania sub¨ªan m¨¢s de un 10%. Y esto se explica por un fuerte aumento de la productividad: un 12%, que en algunos sectores como el de la industria y las manufacturas ha superado el 20%.
Ni antes se pod¨ªa pensar en crecer siempre al 3% ni hoy es imposible volver a tasas del 2%
El resto de la econom¨ªa tendr¨¢ que seguir ajust¨¢ndose, lo que no es incompatible con que haya crecimiento. El sector p¨²blico ha de seguir caminando hacia un equilibrio estructural, que permita eliminar la incertidumbre sobre el ritmo de reducci¨®n de la deuda cuando se crezca. Y en el futuro, ir adaptando su estructura de gasto e impositiva hacia el nuevo tipo de crecimiento al que vamos, con un menor peso del consumo que antes; y a una imposici¨®n m¨¢s favorable a la creaci¨®n de empleo.
Segundo, terminar la ya muy avanzada reforma del sistema financiero, vital para consolidar el crecimiento a trav¨¦s de la provisi¨®n de cr¨¦dito a las empresas. Y hacer esto compatible con la reducci¨®n de la deuda en la parte del sector privado que est¨¢ sobrendeudada, como el inmobiliario. Y con que exista flujo de cr¨¦dito para las empresas con futuro, lo que se puede facilitar con algunas medidas certeras para el cr¨¦dito a pymes.
Pero en conjunto, el proceso de ajuste de los desequilibrios externo y fiscal, que pesaban como losas en los inversores, est¨¢ avanzando.
Finalmente, lo que no se ve. El mercado laboral. La tragedia del desempleo. Hemos vivido en los ¨²ltimos 30 a?os con un mercado laboral disfuncional, donde cada mal ciclo nos empujaba a tasas de paro por encima del 20%. Pues bien, la reforma laboral de 2012 avanza en la direcci¨®n de solucionar algunos de sus problemas: la falta de flexibilidad en las negociaciones salariales de acuerdo a las condiciones de la empresa, y los altos costes de despido para una parte privilegiada de los trabajadores que dificulta la entrada de nuevos trabajadores al mercado laboral con contratos fijos.
Estimamos que la tasa de empleo en el medio plazo ser¨¢ en torno a un 10% m¨¢s elevado de lo que ser¨ªa sin la reforma. M¨¢s a¨²n, estimamos que el impacto de la moderaci¨®n salarial que en Espa?a solo se ha producido a partir de 2012, a pesar de que la crisis comenz¨® en 2008, ha evitado una p¨¦rdida de 60.000 empleos a corto plazo y que esta moderaci¨®n salarial hubiera podido evitar la p¨¦rdida de un mill¨®n de empleos si hubiera comenzado en 2008.
Hay m¨¢s cosas que hacer: generar pol¨ªticas activas de empleo, aumentar los incentivos a la contrataci¨®n de trabajadores fijos y en formar a los trabajadores en las empresas, yendo todo lo posible en el camino de reducir la fuerte dualidad entre trabajadores fijos y temporales. Y no nos enga?emos, para aumentar la potencia de estas medidas es imprescindible que aumente la competencia en los sectores m¨¢s cerrados, y que se facilite la creaci¨®n de nuevas empresas, quitando barreras.
Pero volviendo al principio, ni antes se pod¨ªa cabalmente pensar que Espa?a pod¨ªa crecer al 3% para siempre, ni hoy se debe pensar que Espa?a no es capaz de volver a crecer a tasas por encima del 2%. El partido no termina hasta que finaliza. Y la guinda tiene que ser Europa. Necesitamos y nos merecemos los europeos seguir avanzando decididamente hacia m¨¢s Europa.
Jorge Sicilia es economista jefe del Grupo BBVA
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