Orgullo, prejuicio y ciencia
Le ha costado 63 a?os, pero Sof¨ªa ha logrado ser reconocida como la hija de un terrateniente y su criada
Sof¨ªa Reguera tiene 63 a?os y acaba de ganar un pleito que demuestra que es hija de un terrateniente que nunca la reconoci¨® y que dej¨® una herencia de m¨¢s de 15 millones de euros. Cuando la sentencia sea firme, podr¨¢ reclamar la mitad de ese legado al ¨²nico heredero del terrateniente. El caso tiene todos los ingredientes de una historia de amor que podr¨ªa titularse, como la obra de Jane Austen Orgullo y prejuicio, pero a diferencia de la famosa novela rom¨¢ntica, el orgullo corre a cargo de la mujer pobre y el prejuicio es de signo clasista, con la atm¨®sfera que Miguel Delibes describe en Los santos inocentes como tel¨®n de fondo.
Todo empez¨® cuando la madre de Sof¨ªa entr¨® a servir como criada, siendo muy joven, en una gran finca; all¨ª tuvo una relaci¨®n amorosa con el ¨²nico hijo del due?o, tolerada durante m¨¢s de cinco a?os hasta que tuvo consecuencias: un inoportuno embarazo. La familia despach¨® el asunto diciendo a la chica que se fuera a su pueblo a dar a luz, que ya la llamar¨ªan. Pero nunca lo hicieron; mientras tanto, el hijo del terrateniente fue casado con otra chica de su rango.
"Mi madre no quer¨ªa de ninguna manera asumir que, como la familia del terrateniente dec¨ªa, se hab¨ªa dejado embarazar por dinero¡±, cuenta ahora Sof¨ªa Reguera. Pero todos sab¨ªan de qui¨¦n era hija ella y en el pueblo hasta le pusieron como mote el apellido del terrateniente. El padre iba a verla a la salida del colegio y, a veces, acud¨ªa tambi¨¦n a Sevilla para ver, aunque ya no ten¨ªan relaci¨®n, a su antigua joven amante.
El terrateniente muri¨® en 1970 a los 47 a?os y no dej¨® testamento, por lo que todos sus bienes fueron para su ¨²nico hijo ¡°leg¨ªtimo¡±. Solo tras la muerte de su madre, Sof¨ªa Reguera se decidi¨® a reclamar, tambi¨¦n por orgullo igualitario, el apellido que le corresponde y lo que de ello se derive; quiz¨¢ la mitad de una fortuna. Porque, a pesar de que tres meses despu¨¦s de que ella presentara la reclamaci¨®n, el heredero orden¨® incinerar a los padres y hasta los abuelos, no ha podido evitar la prueba del ADN que ha demostrado que era hermano de Sof¨ªa. A diferencia de otros tiempos, la ciencia dispone ahora de instrumentos que permiten salvar injusticias y prejuicios.
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