¡°Enterrar a Montesquieu¡±
En su magn¨ªfico editorial Demasiado control,publicado el pasado jueves, manifestaba su rechazo hacia una reforma del Consejo General del Poder Judicial que permitir¨ªa a un Gobierno determinar unilateralmente su composici¨®n con plena eficacia en su control. Pero, suscribiendo de la cruz a la raya tal rechazo, hay que reconocer que esta modificaci¨®n no supone sino la ¨²ltima paletada de tierra al proyecto de Alfonso Guerra de ¡°enterrar a Montesquieu¡±.
La separaci¨®n de poderes no es algo accesorio a la democracia, sino su m¨¢s firme pilar frente a un neoabsolutismo al que ahora vemos quit¨¢ndose, ya sin tapujos, la careta. Ignoro si esta reforma saldr¨¢ adelante, pero es seguro que mientras el Parlamento siga controlando la composici¨®n del CGPJ, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde un solo partido conseguir¨¢ imponerse a los dem¨¢s y se quedar¨¢ con la presa, antes compartida. Se quiera o no, enterrar a Montesquieu levanta inexorablemente de su tumba a Fernando.¡ª Juan Carlos Ant¨®n N¨¢rdiz.
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