Al quite

Una entidad bancaria, de cuyo nombre no quiero acordarme, acaba de convertir mis ahorros en acciones, sin mi consentimiento. Y adem¨¢s han efectuado una ¡°quita¡± sobre su valor. Es decir, me ha quitado dinero con el fin de tapar los agujeros provocados por su mala gesti¨®n.

Me siento como si hubieran entrado en mi casa para desvalijarme. Es la misma sensaci¨®n de p¨¢nico e inseguridad. No se trata solo de la ¡°quita¡±, sino de no haberme dado opci¨®n a decidir sobre lo que es m¨ªo y haber manipulado mis fondos a mis espaldas, sin obtener mi firma.

En medio de la confusi¨®n llamo a un abogado de esos que se anuncian en Internet y me espeta que ¡°si tengo estudios superiores, lo tengo mal para reclamar¡±. Como si haber ido a la universidad nos facultara para reconocer la toxicidad de unos productos que un amable empleado nos ofrece como ¡°seguros¡± y como ¨²nica alternativa viable en ese momento, cuando has ido a solicitar un ¡°plazo fijo¡±. Lo peor es que ellos no sienten verg¨¹enza. Quien siente verg¨¹enza soy yo por haberme dejado enga?ar y por estar dentro de un sistema que permite estos abusos con total impunidad.¡ª Susana Benet.