La triste situaci¨®n de Beatriz
No por esperada la noticia deja de producir tristeza. Finalmente, las autoridades salvadore?as (Gobierno, Corte Suprema de Justicia e Iglesia cat¨®lica) han decidido abandonar a su suerte a Beatriz, la joven de 20 a?os embarazada de 24 semanas. El hijo que espera carece de parte del cerebro, de forma que sus posibilidades de supervivencia tras el parto son pr¨¢cticamente nulas. En caso de sobrevivir le espera una existencia incompleta, desdichada y dolorosa. Ella presenta un cuadro m¨¦dico que amenaza severamente su vida.
En el plano personal, siento tristeza por la suerte final de esta muchacha y de su hijo. En el ¨¢mbito social, produce indignaci¨®n pensar que a estas alturas del siglo XXI la superstici¨®n, el dogmatismo y la iluminaci¨®n religiosa puedan ser motivos v¨¢lidos para el ordenamiento jur¨ªdico y penal en un Estado democr¨¢tico. Esto val¨ªa en el siglo XVII, pero ahora resulta inadmisible en todo punto. Quiz¨¢ alguno se consuele pensando que esto solo sucede en un peque?o y retrasado pa¨ªs sudamericano; sin duda es un optimista. La reciente escalada antiabortista emprendida por el Gobierno en Espa?a, que de prosperar nos retrotraer¨ªa hasta situaciones muy pret¨¦ritas, es un ejemplo que invita al pesimismo.
Y lo mismo sucede cuando se analiza el posicionamiento radical de la Conferencia Episcopal Espa?ola. Siendo como son tan proclives a significarse en tantos y tantos asuntos de mucha menor enjundia, llama poderosamente la atenci¨®n el silencio sepulcral que guardan respecto de este caso.¡ª Diego Ferre?o Blanco.
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