Lo urgente es cambiar la agenda
Hay dudas sobre la capacidad de los pa¨ªses europeos m¨¢s afectados para plantarse
Tenemos que hablar de pol¨ªtica, de las aspiraciones que mueven a unos y otros, de la importancia de reformar aquellos instrumentos de esa vida pol¨ªtica que necesitan mayor transparencia y mucha m¨¢s democracia interna. Nada deber¨ªa ser m¨¢s urgente, sin embargo, que la reforma de la agenda pol¨ªtica del Gobierno de la naci¨®n, porque el presidente Rajoy gan¨® unas elecciones con mayor¨ªa absoluta y tiene leg¨ªtimamente dos a?os y medio por delante para el ejercicio de ese poder. Son, todos lo intuimos, a?os fundamentales, que pueden acarrear consecuencias irreparables.
La historia ense?a que las cosas fueron como fueron, pero que siempre existi¨® otra posibilidad. Todo pudo ocurrir de una forma distinta. Decisiones concretas, unas adecuadas y otras incorrectas, fueron las que provocaron que los acontecimientos se desarrollaran de esa manera y no de otra.?Es importante tenerlo siempre presente para que no sea tan f¨¢cil convencernos de la inevitabilidad de los caminos. Las decisiones son siempre dif¨ªciles, desde luego, y se toman a menudo en momentos confusos, pero unas se comprueban correctas y otras no.
Cada d¨ªa est¨¢ m¨¢s claro que, si no se cambia la agenda pol¨ªtica de este Gobierno, si no se arranca inmediatamente con pol¨ªticas de crecimiento econ¨®mico, el da?o va a dejarnos marcados por mucho tiempo. Y cada d¨ªa es m¨¢s evidente que el Gobierno no puede reformar su agenda si no consigue que se cambie la agenda pol¨ªtica europea. Eso es lo importante. Eso es lo que necesitamos desesperadamente. Eso es lo que tenemos que pedir. Y eso es lo que no ha ocurrido hasta ahora, por muchos gestos que se nos ofrezcan.
La iniciativa anunciada esta semana en Par¨ªs para lanzar un programa contra el paro juvenil que disponga de fondos del Banco Europeo de Inversi¨®n es muy atractiva y debe ser bienvenida, pero no es la soluci¨®n al desempleo de los j¨®venes en Espa?a. La soluci¨®n a la feroz sequ¨ªa de cr¨¦dito que padecen las peque?as y medianas empresas no depende de una ayuda que nos adelante un banco p¨²blico alem¨¢n, por mucho que sea un gesto apreciable. La soluci¨®n a una enorme deuda no pasa porque nos den dos a?os m¨¢s para pagarla, por mucho que sea una medida imprescindible.
Lo que provoca el paro galopante (28% para fines de este a?o, seg¨²n la OCDE), el hundimiento del consumo y la ca¨ªda de los ingresos fiscales es una pol¨ªtica de austeridad que tiene su inevitable traducci¨®n en una peligros¨ªsima falta de crecimiento. Mucho m¨¢s que un cr¨¦dito alem¨¢n (?a qu¨¦ viene esa bilateralidad?), las empresas espa?olas necesitan que la uni¨®n bancaria europea no se retrase un minuto y que puedan financiarse con los mismos tipos de inter¨¦s que las austriacas, que no son distintas, ni mejores, y que tienen nuestra misma moneda.
La pregunta es: ?los pa¨ªses m¨¢s afectados por esta cat¨¢strofe tienen alguna capacidad de plantarse un d¨ªa ante sus socios europeos y decir ¡°hasta aqu¨ª hemos podido resistir, se acab¨®¡±? ?Y tiene alguna capacidad este Gobierno para colocar en el primer punto de su agenda la exigencia de una reacci¨®n europea? Si no es as¨ª, si la agenda espa?ola no coloca en primer lugar un acuerdo con otros pa¨ªses de la Uni¨®n para forzar ese cambio de pol¨ªtica, todo lo dem¨¢s son placebos. O peor a¨²n, una especie de pol¨ªtica europea asistencial, muy poco digna de una Uni¨®n que est¨¢ integrada por socios iguales.
Hay que traspasar esa l¨ªnea. No necesitamos que nos traten como si fu¨¦ramos la Espa?a de los a?os cincuenta. No lo somos. Sin duda hemos acumulado errores. Pero Espa?a es un pa¨ªs democr¨¢tico, no corrupto (s¨ª, no corrupto, aunque existan muchos casos de corrupci¨®n que est¨¢n siendo investigados en los tribunales de justicia), con capacidad para introducir las reformas que sean necesarias. No necesitamos que nos regeneren. No hemos degenerado, nuestro sistema pol¨ªtico es leg¨ªtimo, una democracia que no necesita que nadie la ponga en pie. Ya est¨¢ en pie. Necesita cambios, reformas, cierto, y hay que acompa?ar todas las iniciativas para que esas transformaciones y mejoras se hagan de manera urgente y decidida, pero de lo que se trata hoy fundamentalmente es de cambiar una pol¨ªtica econ¨®mica err¨®nea que amenaza con dejarnos atrofiados y agotados.
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