Noche de ruido y divas en Londres
Beyonc¨¦, Salma Hayek y Frida Giannini organizan un macroconcierto por los derechos de las mujeres
No es f¨¢cil encontrar la traducci¨®n literal al espa?ol de la palabra inglesa chime. Pero las barreras ling¨¹¨ªsticas quedaban sepultadas por el fragor de la multitud que ayer recibi¨® la actuaci¨®n de Beyonc¨¦ que cerr¨® el concierto ben¨¦fico The Sound of Change, organizado por Chime for Change. ¡°Hacer ruido por el cambio¡± vendr¨ªa a ser el eslogan de esta campa?a y las 52.000 personas que, seg¨²n la organizaci¨®n, llenaban el estadio de rugby de Twickenham (Londres) se esmeraron en encarnar el mensaje cuando la actriz Salma Hayek y la dise?adora Frida Giannini presentaron a la cantante poco despu¨¦s de las nueve de la noche.
Las tres lanzaron en febrero una campa?a patrocinada por Gucci que busca fondos y notoriedad para proyectos que defiendan los derechos de las mujeres en tres frentes: educaci¨®n, salud y justicia. El evento musical de ayer serv¨ªa para presentarla y, de paso, recaudar 4,3 millones de d¨®lares (unos 3,3 millones de euros) gracias a la venta de todas las localidades. El concierto, en el que Beyonc¨¦ ejerc¨ªa de directora art¨ªstica, estaba organizado por Harvey Goldsmith que fue responsable del emblem¨¢tico Live Aid junto a Bob Geldof. Una cita que en 1985 recaud¨® 140 millones de libras y marc¨® a una generaci¨®n.
Beyonc¨¦ cant¨® At last de Etta James, como en la gala que celebr¨® el primer mandato de Barack Obama, sobre frases de Rosa Parks, Diana de Gales o Oprah Winfrey. Durante 45 minutos repas¨® los hitos de su carrera, desde Survivor (tema de Destiny¡¯s Child) hasta Single ladies o Who run the world. Un v¨ªdeo con im¨¢genes de su vida cotidiana en el que aparec¨ªa su hija y una versi¨®n de I will always love you encandil¨® a la entregada audiencia. ¡°Esta noche trata de compartir y educar para que estemos un paso m¨¢s cerca de la igualdad¡±, defiende la artista, quien destaca que las mujeres asumen el 66% del trabajo en el mundo pero solo reciben el 11% de los ingresos. Su actuaci¨®n incluy¨® un d¨²o con Jay Z, su marido, en Crazy in love y puso fin a una gala de cuatro horas en la que abundaron las parejas y los golpes de cadera.
Timbaland comparti¨® escenario con Simon Le Bon, versionando Reflex de Duran Duran. Y una neum¨¢tica Jennifer L¨®pez, tal vez consciente de que ten¨ªa en Beyonc¨¦ una dif¨ªcil competencia para la velada, lo dio todo en una remezcla de sus grandes ¨¦xitos que culmin¨® con Come together, de los Beatles, junto a Mary J. Blige. Sentada sobre un trono tapizado con la bandera brit¨¢nica y bast¨®n en mano, L¨®pez entreg¨® una desmelenada On the floor y se despidi¨® entre una lluvia de confeti. Entre la docena de participantes tambi¨¦n los hubo m¨¢s comedidos, como Florence and The Machine, Rita Ora, Jon Legend o Laura Pausini.
Fuera por la competencia o por otra cosa, lo cierto es que la mayor diva de la noche no cant¨®. Madonna cogi¨® el micr¨®fono, pero solo para unirse a James Franco, Jessica Chastain o Blake Lively como presentadora. Vestida de negro y con tono autoritario, pidi¨® silencio al exaltado p¨²blico para presentar a la activista Humaira Bachal y a la cineasta Sharmeen Obaid Chinoy, que ha realizado un documental sobre la paquistan¨ª. ¡°Mi revoluci¨®n aspira a alcanzar un mayor grado de conciencia. Hoy es el principio de esta revoluci¨®n. ?Est¨¢is conmigo?¡±, grit¨® Madonna mientras anunciaba que doblar¨ªa cualquier donaci¨®n que Catapult recibiera para Humaira. Esta plataforma de financiaci¨®n colectiva es parte fundamental del proyecto ya que permite que cada donante elija a qu¨¦ organizaci¨®n se destinar¨¢ su aportaci¨®n.
Antes del concierto, Salma Hayek explicaba a este diario que la tecnolog¨ªa supone una gran oportunidad para cambiar algunas de las peores estad¨ªsticas sobre la situaci¨®n de la mitad de la poblaci¨®n del planeta. ¡°Millones de ni?as y mujeres todav¨ªa luchan por sus derechos m¨¢s elementales. Siete de cada diez sufren alg¨²n tipo de violencia f¨ªsica o sexual. Cada d¨ªa, mueren ochocientas en el embarazo o el parto. Hoy conocemos estas historias a tiempo real. En la era de la informaci¨®n, ya no hay observadores inocentes. Todos somos responsables y tenemos las herramientas para actuar y saber a d¨®nde va el dinero¡±.
Fue el pr¨ªncipe Harry quien, a las seis y con puntualidad brit¨¢nica, dio la bienvenida al estadio a los asistentes a trav¨¦s de un v¨ªdeo. Mientras, en el reservado para autoridades se produc¨ªa una singular concentraci¨®n de miembros de su muy peculiar familia, en la que tampoco escasean las mujeres de car¨¢cter. La exmujer de su t¨ªo, Sarah Ferguson, analizaba sin disimulo a la parroquia junto a sus dos hijas, Beatriz y Eugenia, acodadas en una mesa alta. A unos pasos de ellas estaba una sonriente Pippa Middleton, hermana de la cu?ada de Harry, con un grupo de amigos. Entre tanto, la representante de otra casa real, la de M¨®naco, Carlota Casiraghi, se serv¨ªa peque?os s¨¢ndwiches de berros ajena a la admiraci¨®n que su presencia despertaba en la sala. No era f¨¢cil sentirse una diva en semejante noche.
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