Propuestas para atajar la econom¨ªa sumergida
Hay que reducir o eliminar el dinero en met¨¢lico como medio de pago
En tiempos de crisis emerge el debate sobre el tama?o y la din¨¢mica de la econom¨ªa sumergida, con afirmaciones sobre su comportamiento antic¨ªclico, no exentas de un cierto car¨¢cter exculpatorio para los poderes p¨²blicos, que eluden as¨ª parte de sus responsabilidades de gesti¨®n. La Comisi¨®n Europea ha mostrado su preocupaci¨®n por este fen¨®meno que erosiona peligrosamente las arcas p¨²blicas. ¡°El comisario de Fiscalidad, Algirdas Sementa, celebr¨® los progresos y la acci¨®n en la lucha contra la evasi¨®n fiscal, que le cuesta en torno a un bill¨®n de euros al a?o a Europa¡± (EL PA?S, 14 de abril de 2013).
El incremento de la econom¨ªa sumergida lleva a una erosi¨®n considerable de la base fiscal con la consecuencia de una menor provisi¨®n de infraestructuras y de bienes b¨¢sicos p¨²blicos que derivan en un menor crecimiento de la econom¨ªa y, vuelta empezar, menor recaudaci¨®n fiscal. Este gap fiscal, se produce no solo como resultado de lo que denominamos ¡°econom¨ªa sumergida¡±, sino que se alimenta tambi¨¦n de transacciones financieras no declaradas (muchas de ellas con parada y fonda en los denominados para¨ªsos fiscales), de actividades ilegales y, en mayor medida si cabe, de pr¨¢cticas de la ¡°elusi¨®n fiscal¡± muy usual en las transacciones internacionales que llevan a cabo de forma cotidiana las empresas transnacionales.
Las estimaciones disponibles hablan, para el caso espa?ol, de cifras que van desde el 19,2% del PIB, como volumen de la econom¨ªa sumergida, hasta un 24%. Ese PIB irregular merma la recaudaci¨®n fiscal con p¨¦rdidas impositivas que se sit¨²an entre 31.000 y 80.000 millones de euros al a?o, cifra esta pr¨®xima a todo el presupuesto de la sanidad espa?ola.
Las soluciones frente a ellos no son f¨¢ciles y resultan complejas, pero las hay, necesitando tan solo de una decidida voluntad pol¨ªtica para dise?arlas y ejecutarlas. Se necesitan soluciones imaginativas, m¨¢s all¨¢ de las centradas tan solo en la sanci¨®n y la represi¨®n, que no parecen influir demasiado en la reducci¨®n de los comportamientos ¡°sumergidos¡±, ni minorar el empleo irregular a ellos asociado.
Las p¨¦rdidas impositivas se sit¨²an entre 31.000 y 80.000 millones de euros al a?o, cifra esta pr¨®xima a todo el presupuesto de la sanidad espa?ola
En el caso espa?ol, adem¨¢s, las modificaciones normativas han sido tantas, tan sucesivas y contradictorias entre s¨ª que, aun afectando a muchos de los frentes posibles del fen¨®meno (productivos, fiscales, laborales y monetarios), no se han obtenido resultados contundentes.
Atajar tal sangr¨ªa fiscal pasa por el dise?o de una funci¨®n de coste / beneficio de la ocultaci¨®n o de la evasi¨®n / elusi¨®n fiscal, en torno a la cual se elaboren medidas que traten de elevar los costes de tales pr¨¢cticas y de reducir los beneficios obtenidos con ellas. Ello requiere un plan integral, donde se atienda a muchos frentes con medidas en ambas direcciones (el palo y la zanahoria) que se complementen e interact¨²en, potenciando su eficacia.
Un aspecto interesante para frenar la din¨¢mica de esta lacra social e incluso lograr contraerla, surge al considerar el uso de medios de pago en efectivo como uno de los pilares que sustentan su desarrollo; si se reduce su utilizaci¨®n, secar¨ªamos la fuente de financiaci¨®n de la econom¨ªa oculta. As¨ª llegar¨ªamos tambi¨¦n a la necesidad de intervenir / controlar la actividad financiera de los para¨ªsos fiscales, veredero lubricante del lado oscuro del capitalismo.
En esta perspectiva, medidas como el tope al pago en efectivo (en Espa?a, 2.500 euros), deber¨ªan complementarse con otras que hicieran su aplicaci¨®n m¨¢s eficaz en la lucha contra el fraude, como impedir la deducibilidad fiscal de los pagos que contravengan el citado l¨ªmite, la reducci¨®n del circulante en billetes grandes (de 500 euros) o promover el uso alternativo de los medios electr¨®nicos de pagos.
Hay muchas evidencias de que estos y en especial las tarjetas, resultan ser instrumentos eficientes para fiscalizar de modo m¨¢s preciso, pues permiten transparentar mejor la trazabilidad de las transacciones, por el control y el f¨¢cil tracking financiero que conllevan. Una combinaci¨®n de reducci¨®n del efectivo y de expansi¨®n del uso del dinero electr¨®nico, problemas de implantaci¨®n aparte, significar¨ªa menor espacio para el desarrollo de la econom¨ªa sumergida. El coste de sumergirse se ver¨ªa incrementado, al facilitarse la detecci¨®n de las irregularidades.
En Europa las tarjetas de cr¨¦dito/d¨¦bito se usan menos que el efectivo: una media del 22% de las transacciones se pagan con las mismas frente al 78% en EE UU, donde las estimaciones disponibles concluyen que hay un menor desarrollo de la econom¨ªa irregular. En Espa?a, asimismo, la presencia del efectivo es mucho mayor (83%) incluso que en Europa.
En todo caso, gran parte de las soluciones al grave problema de la econom¨ªa oculta han de proceder de la Uni¨®n Europea (UE), donde, por el momento, poco se hace a este respecto. El espacio de la a?orada uni¨®n bancaria, a?adir¨ªa mucho a la extensi¨®n del comercio electr¨®nico y, al tiempo, a la transparencia bancaria, aspectos clave para reducir la econom¨ªa sumergida y las pr¨¢cticas de evasi¨®n y elusi¨®n fiscales.
No se trata de llenar el BOE de normas y m¨¢s normas, de contenido exclusivamente represor, sino de potenciar las propias fuerzas del dinamismo econ¨®mico y eliminar, como est¨¢ sucediendo en Suecia (una de las econom¨ªas m¨¢s avanzadas del mundo), el dinero met¨¢lico o fiduciario como medio de pago.
Santos Ruesga Benito es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada (UAM).
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