Nada es lo que parece
Los partidos xen¨®fobos se adaptan a un lenguaje que les es ajeno y avanzan en Europa ante la pasividad de todos
Los atentados de los extremistas islamistas parecen ir dirigidos contra las sociedades occidentales , pero en realidad van contra la propia religi¨®n musulmana. Los asesinos de Londres o Paris habr¨¢n matado por el Islam, pero al mismo tiempo han contribuido a su estigmatizaci¨®n y a que las comunidades musulmanas sean el blanco del odio de aquellos que se sit¨²an en el espectro opuesto del extremismo. Las principales v¨ªctimas son personas que no tienen en com¨²n con los asesinos m¨¢s que el pertenecer a la misma religi¨®n, lo que ni siquiera quiere decir que sean creyentes. Son las y los propios musulmanes los que m¨¢s sufren a los yihadistas, ya que son v¨ªctimas de sus continuos atentados y amenazas en sus propios pa¨ªses y soportan la islamofobia que se acrecienta con cada asesinato radical. Las respuestas islam¨®fobas suelen ser igual de irracionales que los fundamentalismos que las generan y aprovechan la indignaci¨®n o impotencia inmediata para, en cierta manera, justificarse bas¨¢ndose en la leg¨ªtima defensa.
Nada legitima m¨¢s que la defensa de los derechos humanos y c¨®mo una organizaci¨®n dedicada a ese fin se define la EDL ¡ªEnglish Defence League¡ª, la organizaci¨®n ultraderechista que ha liderado los disturbios y ataques contra musulmanes en respuesta al asesinato de un soldado brit¨¢nico en Londres. Por supuesto que no lo es, pero constituye un claro ejemplo de c¨®mo los extremismos populistas y xen¨®fobos actuales han adoptado y adaptado un lenguaje que les es completamente ajeno para obtener aceptaci¨®n social y difundir su mensaje. De este modo, los partidos ultraderechistas no aceptan ser racistas ni xen¨®fobos. Se definen como preferencialistas, un t¨¦rmino que deriva de la necesidad de establecer prioridades en situaciones como la actual crisis, pero que en realidad lo que quiere decir es que, para ellos, no todos los seres humanos son iguales. El preferencialismo o principio de prioridad se presenta como algo coyuntural derivado de la crisis. No hay nada m¨¢s humano que, en una tragedia, tratar de salvar a los tuyos primero. La elecci¨®n de determinados colectivos como no preferenciales se justifica en base a una supuesta posible p¨¦rdida de identidad nacional, religiosa y/o cultural emanada de la presencia de otras etnias, culturas y religiones. Es el viejo cuento de los lobos intentando esconderse bajo pieles de corderos, pues los preferencialistas son xen¨®fobos, son racistas y no admiten la diversidad. Para ellos no existe la igualdad real ni los derechos humanos sin matices, pero hablan de estas ideas del mismo modo que incluyen libertad y democracia en sus nombres y definiciones.
Habr¨ªa que plantearse si es leg¨ªtimo que formaciones neonazis entren en parlamentos y gobiernos
Muchos de estos partidos extremistas populistas y xen¨®fobos se han instalado en el Europarlamento y en diversos parlamentos nacionales. En algunos pa¨ªses como Grecia y Hungr¨ªa esta creciente presencia de la ultraderecha ha permitido la entrada de neonazis a sus c¨¢maras ante el esc¨¢ndalo, pero tambi¨¦n la pasividad, de la comunidad internacional. Estamos asistiendo, sin duda, a un momento de auge de los extremismos que se observa no solo en los ¨ªndices de representatividad que alcanzan, sino en c¨®mo contaminan los discursos de otros partidos pol¨ªticos, sobre todo conservadores, que alarmados ante la posible fuga de votos radicalizan sus discursos y permiten el afianzamiento de radicales ultraderechistas al asumir sus posturas y posicionamientos. Los ejemplos son muchos: basta recordar c¨®mo UKIP est¨¢ marcando el discurso de Cameron en Reino Unido, evidenciar c¨®mo el Frente Nacional de Marine Le Pen y el UMP cada vez tienen m¨¢s puntos en com¨²n o comprobar c¨®mo en los pa¨ªses n¨®rdicos el debate pol¨ªtico ha sido dominado por los ultraderechistas Dem¨®cratas de Suecia, Partido Popular Dan¨¦s y el Partido de La Libertad noruego. Ejemplos que son una pincelada de c¨®mo evoluciona la ultraderecha y su discurso xen¨®fobo en Europa, un tema que se desarrolla con m¨¢s profundidad en el documento que acaba de publicar la Fundaci¨®n IDEAS ¡°El avance de la xenofobia en Europa¡±.
La crisis ha permitido justificar sever¨ªsimas pol¨ªticas de austeridad y recortes sociales priorizando los aspectos econ¨®micos y obviando los costes sociales que se generar¨ªan. Este clima de desamparo y desafecci¨®n es perfecto para populistas y extremistas que inciden en los sentimientos de miedo y p¨¦rdida, as¨ª como de impotencia e indignaci¨®n. Estos partidos, y los que acercan posiciones con ellos, utilizan argumentos xen¨®fobos para marcar al que es distinto, se?alando al inmigrante pero tambi¨¦n a toda aquella persona diferente en una sociedad blanca y cristiana. La laica Francia nos acaba de recordar que la violencia bajo la bandera cat¨®lica vuelve a ser posible. Vivimos una ¨¦poca en la que no podemos desde?ar a los extremismos ideol¨®gicos y religiosos que tienen poder para ponerte un burka, impedirte abortar y obligarte a criar a un hijo o negarte el derecho a unirte legalmente con la pareja elegida si es del mismo sexo que el tuyo. No podemos ignorar esta situaci¨®n y precisamente por ello no debemos asumirla ni permitirla. Sean del signo que sean, dar legalidad a unas creencias no es lo mismo que hacer de unas creencias la legalidad. Tampoco puede existir legitimidad sin pluralismo pero que extremistas y neonazis puedan acceder a los parlamentos y gobiernos europeos quiz¨¢ no deber¨ªa ser tan leg¨ªtimo como parece que es.
Mar¨ªa Tejada es coordinadora del ¨¢rea de inmigraci¨®n del Instituto Ram¨®n Rubial de la Fundaci¨®n IDEAS.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.