Nada mejor que un gran y bonito anuncio
El Frob se despacha con una p¨¢gina en la que se ve¨ªa un grifo con una promesa, que sal¨ªa del ca?o: ¡°Ha llegado el momento¡±
Toda la confusi¨®n y angustia que padecen los ciudadanos no se deben tanto a defectos en su Constituci¨®n, ni a fallos en su virtud, como a su ignorancia de la naturaleza del dinero y del cr¨¦dito. Lo dijo el segundo presidente de Estados Unidos, John Adams, que era un hombre muy perspicaz y malhumorado. Su observaci¨®n ser¨ªa v¨¢lida hoy d¨ªa, incluso en la culta Europa.
La ignorancia sobre la naturaleza del cr¨¦dito esta alimentada desde hace a?os con la utilizaci¨®n de tontas frases hechas (la mejor es: ¡°Un pa¨ªs debe ser como una buena ama de casa, que no gasta m¨¢s de lo que ingresa¡±), frases que se manejan como espejuelos con poderes ben¨¦ficos.
Las explicaciones del Frob en el Congreso sobre los bancos nacionalizados y el cr¨¦dito son secretas
La ¨²ltima exhibici¨®n de esta manera de tratarnos, como cosa sin importancia, a la que se contenta con poco, ha sido el anuncio publicado el pasado jueves, pr¨¢cticamente en toda la prensa, por el Frob, es decir, por el Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria, un organismo que se encarga de sacar a flote, con dinero p¨²blico, los bancos quebrados.
La cosa es que el Frob se despach¨® con una p¨¢gina en la que se ve¨ªa un grifo (el ansiado grifo del cr¨¦dito que los bancos tienen cerrado frente a la desesperaci¨®n de los peque?os empresarios), con una leyenda, o mejor dicho, una promesa, que sal¨ªa del ca?o: ¡°Ha llegado el momento¡±, ¡°Abrir el grifo para que el cr¨¦dito fluya¡±.
?Fant¨¢stico! Pero ?por qu¨¦ no se ha hecho antes? Si el grifo tan lindamente fotografiado depend¨ªa del Frob, es decir, del Ministerio de Econom¨ªa, es decir, del Gobierno de Espa?a, ?por qu¨¦ se dej¨® que estuviera cerrado tanto tiempo? Los resultados de esa pol¨ªtica de sequ¨ªa est¨¢n clar¨ªsimos: esta misma semana se supo que en abril cerraron 2.090 empresas, casi un 50% m¨¢s que en abril del a?o pasado. Y justamente ese mismo jueves, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, reconoci¨® que el cr¨¦dito a las empresas cay¨® en abril otro 1,9% respecto a marzo.
Seguramente, el Frob (que preside el subgobernador del Banco de Espa?a) tiene razones para ense?arnos, ahora, el grifo: ?piensa imponer unos objetivos de cr¨¦dito a los bancos nacionalizados?, ?est¨¢ a punto el Banco de Espa?a de forzar a los bancos privados para que dejen de comprar deuda soberana, esa deuda por la que reciben un inter¨¦s alto, que pagamos todos los espa?oles, y que compran con el dinero que han sacado del BCE, con recargo baj¨ªsimo?
Ser¨ªa muy ¨²til saber qu¨¦ piensa y qu¨¦ datos maneja el Frob, pero, lastimosamente, no es posible. Todo debe permanecer en secreto. Secreto porque, aunque el presidente del Frob comparece cada tres meses ante una subcomisi¨®n del Congreso, lo hace a puerta cerrada. Todos los grupos de la oposici¨®n han pedido que se cambie esa absurda norma, pero el Partido Popular se niega en redondo. As¨ª que los debates y las informaciones sobre los bancos nacionalizados y sobre el bendito y adorado cr¨¦dito no est¨¢n al alcance de los ciudadanos. Nada de actas disponibles en la p¨¢gina web del Congreso, nada de PDF en el Bolet¨ªn de las Cortes. Nada de nada. A los ciudadanos nos basta con un anuncio.
Pero como el malhumorado Adams ten¨ªa raz¨®n y nuestra confusi¨®n aumenta por falta de informaci¨®n, conviene insistir en que tenemos todo el derecho a esos datos y en que todav¨ªa estamos esperando un informe cre¨ªble sobre lo ocurrido en el sistema financiero espa?ol.
Mientras aguardamos, podemos seguir la sugerencia de Nacho Torreblanca en su blog y leer un estupendo documento que se llama Economics versus Politics: pitfalls of Policy Advice.
Torreblanca se lo aconseja al gobernador del Banco de Espa?a, y, sin duda, ser¨ªa provechoso para el se?or Linde. Pero la verdad es que el trabajo de Acemoglu y Robinson tiene una tesis f¨¢cil de entender: no es siempre verdad que lo que es bueno desde el punto de la ciencia econ¨®mica tenga efectos buenos para los pa¨ªses, porque los economistas se empe?an en olvidar las consecuencias pol¨ªticas de esas reformas, de manera que en lugar de aumentar la eficiencia econ¨®mica, al final la reducen.
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