Pisagua en el coraz¨®n
El martes de esta semana se conmemoraron 23 a?os del descubrimiento de osamentas humanas de asesinados y ejecutados pol¨ªticos de la dictadura de Pinochet en el antiguo campamento minero de Pisagua en la costa del desierto en Chile. Era el a?o 1990 y la democracia se hab¨ªa reinstalado en mi pa¨ªs. Pese a estar tan lejos de la patria que me vio nacer, recuerdo a mi madre y a mi abuela llorar al ver que tanto horror ve¨ªa la luz por televisi¨®n. Las veo abrazadas en el sal¨®n de mi vieja y fr¨ªa casa dici¨¦ndome una y otra vez que no me hab¨ªan mentido, que ah¨ª estaba la prueba, que no lo olvidara jam¨¢s. En ese momento yo era un ni?o que no comprend¨ªa la brutalidad de ese recuerdo. Es que en nuestras reuniones familiares siempre se brindaba por los ausentes; es que los muertos se lloran, pero el exilio es un martirio que con el que se lucha a diario. Ese era el duelo que nos hab¨ªa tocado vivir, ese era nuestro ¡°Pisagua¡±. Solo ahora que he venido a estudiar a Espa?a he tenido la oportunidad de reencontrarme con esos lazos mutilados, con esos t¨ªos, primos y sobrinos, que han hecho en Europa sus vidas, a quienes les qued¨® para siempre la imagen que vi esa ma?ana de mi ni?ez por la televisi¨®n, una que daba cuenta de un pa¨ªs mutilado por sus crisis pol¨ªticas y econ¨®micas, por sus odios, por su incapacidad de di¨¢logo y de entendimiento, por la falta de ideas y la ausencia de visi¨®n de futuro. Ahora Chile es un pa¨ªs totalmente diferente, hemos aprendido de esa experiencia. Aunque, cuando me toque regresar para retribuir al pa¨ªs la ayuda que me ha dado para estudiar aqu¨ª, sentir¨¦ que me voy dejando algo m¨¢s que simples recuerdos.¡ª Nicol¨¢s Oxman Vilches.
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