Balanzas fiscales: las verdades del barquero
Creer que el acuerdo metodol¨®gico dar¨¢ y quitar¨¢ 'verdades pol¨ªticas' es err¨®neo y afirmar que hay muchos m¨¦todos para calcular saldos y resultados son equ¨ªvocos que benefician a quienes los niegan
El objetivo de este art¨ªculo es mostrar que las estimaciones que se hacen de las balanzas fiscales dependen de las realidades pol¨ªticas y econ¨®micas en las que, o desde las que, se alimenten. Sin acuerdo sobre lo que queremos medir, estamos ante un di¨¢logo de sordos.
El debate de las balanzas fiscales es pol¨ªtico, no t¨¦cnico. Y no crea quien se sienta a disgusto por ese motivo que lo podr¨¢ soslayar con discusiones desorientadas en torno a ¡°diversos m¨¦todos alternativos¡± y ¡°baile de cifras resultantes de diferentes enfoques¡±, como si fueran todos ellos ¡°v¨¢lidos y capaces de derivar un saldo a conveniencia¡±. No hay ¡°m¨²ltiples respuestas¡±. En realidad, hay un solo m¨¦todo v¨¢lido en funci¨®n de cu¨¢l sea la pregunta que se intenta contestar con su c¨¢lculo. Ni uno es correcto ni otro err¨®neo, sino que responden a preguntas distintas.
No son tampoco m¨¦todos sustitutivos: si acaso complementan visiones y ciertamente satisfacen pretensiones diferentes. El inter¨¦s que reivindica Catalu?a con la estimaci¨®n de balanza fiscal no es la de identificar al receptor ¨²ltimo de las cargas y beneficios de la actuaci¨®n fiscal soberana y ¨²nica del Estado, como pretende el enfoque de incidencia carga-beneficio. Lo que solicita el Parlamento catal¨¢n es valorar cu¨¢l ser¨ªa el remanente fiscal si el gasto que impacta directamente en su territorio (los flujos monetarios) lo asumiera Catalu?a desde la recaudaci¨®n realizada a partir de sus propias bases imponibles. Y ello sin ignorar que partidas de gasto estatal no imputadas al no ser territorializables se deber¨¢n asumir en detrimento de dicho saldo. Se trata de una especie de valoraci¨®n comparativa, as if, apunta Noregard, como si de una subrogaci¨®n se tratase.
Puede uno negar la mayor: ¡°ello no es posible, siendo la soberan¨ªa estatal exclusiva y excluyente¡± (aunque ello limita lo que algunos entienden que permite el T¨ªtulo VIII de la Constituci¨®n y contradice lo que observamos en fiscalidad europea). Pero se puede arg¨¹ir lo contrario. Digan pues cu¨¢les son las premisas y de ah¨ª el enfoque m¨¢s apropiado de estimaci¨®n de balanza fiscal. No se subrogue el acad¨¦mico en el prejuicio pol¨ªtico y vista a la mona de su particular seda para justificarlo.
Es posible territorializar los flujos fiscales, tanto en gastos como en ingresos, y de hecho se hace
Territorializar los flujos fiscales, que declaradamente interesa al Parlamento de Catalu?a (representando el 88% del voto ciudadano), es posible tanto en gastos como en ingresos. Los puntos de conexi¨®n de los conciertos forales, o las imputaciones de Eurostat en la identificaci¨®n de las transferencias europeas, son prueba de ello. O del INE cuando territorializa participaciones en impuestos. La dificultad mayor del c¨¢lculo proviene, contrariamente a lo que se argumenta, de concebir las balanzas en t¨¦rminos de la incidencia ¨²ltima de los flujos en el bienestar de los individuos. El enfoque carga-beneficio requiere m¨²ltiples hip¨®tesis y supuestos, y m¨¦todos m¨¢s ambiciosos ¡ªaunque espurios¡ª que los del enfoque monetario, centrado en la asignaci¨®n territorial de los ingresos y los gastos.
En efecto, el c¨¢lculo de la incidencia ¨²ltima de los residuos en el bienestar requiere una diversidad de alternativas que, aun pudiendo ser ilustrativas, no tienen a menudo base te¨®rica y emp¨ªrica suficiente. ?O es que vamos a extrapolar hip¨®tesis de incidencia sin tener presentes las condiciones competitivas del mercado, las elasticidades de oferta/demanda y las interrelaciones productivas, sustitutivas y complementarias, la capitalizaci¨®n de ingresos y gastos, el pa¨ªs de referencia y el momento en que nos situemos? Para una buena estimaci¨®n del enfoque carga-beneficio hace falta conocer elementos emp¨ªricos de incidencia fiscal que hoy se desconocen, vistas las investigaciones de la Hacienda p¨²blica espa?ola disponibles.
En el caso del gasto, la consideraci¨®n prevalente en el enfoque de incidencia es considerar beneficio general de muchas de las partidas de gasto centralizadas hoy en Madrid, no siendo ello inexorable. Recu¨¦rdese Berl¨ªn, Bonn, Fr¨¢ncfort; Sacramento, San Francisco, Los ?ngeles¡ Es una hip¨®tesis que cuadra mal con la valoraci¨®n que se hace del impacto econ¨®mico de estos flujos. De otro modo no se entender¨ªa la reacci¨®n de la se?ora Aguirre contra la ubicaci¨®n, en su momento en Catalu?a, de la Comisi¨®n Nacional de Telecomunicaciones, al supuestamente beneficiar a todos los territorios por igual, ni que Espa?a en la UE pida compensaciones por el c¨²mulo de instituciones comunitarias que se ubican en Bruselas, Luxemburgo o fuera de territorio hispano. Adem¨¢s, para articular dicho enfoque no har¨ªa falta la Constituci¨®n ni un Tratado de la Uni¨®n que lo justificase. Para el enfoque del beneficio los territorios no existen; solo los individuos. Ello no desmerece, por supuesto, su inter¨¦s, pero lo acota a postulados diferentes de los que, al menos en Catalu?a, se barajan.
No se cansen, pues, algunos: ya sabemos que quienes pagan impuestos son los ciudadanos, no los territorios; pero en Estados plurales se contribuye a m¨¢s de una jurisdicci¨®n (la que representa leg¨ªtimamente a los ciudadanos sobre dichos territorios). Olv¨ªdense tambi¨¦n los que construyen su cluster de pertenencia particular (mi familia, mi comarca, mi saldo fiscal): necesitan legitimaci¨®n pol¨ªtica ¡ªparlamentaria¡ª para reivindicarlo.
El m¨¦todo de flujo monetario es en Catalu?a el ¨²nico que responde a la pregunta anteriormente especificada. Si no creen que esta sea una pregunta apropiada, disc¨²tase en sede parlamentaria, no en la acad¨¦mica. No quiere ello decir que el saldo resultante del enfoque monetario, los 16.000 millones de euros que aduce la Generalitat, supongan una especie de coge el dinero y corre para ser felices y comer perdices: desde este saldo har¨ªa falta construir lo que se sustituya en estructuras y que el m¨¦todo monetario no ha imputado como beneficio al no ser territorializable.
Quienes pagan impuestos son los ciudadanos, pero en estados plurales lo hacen en m¨¢s de una jurisdicci¨®n
Ello, sin duda, reduce el saldo fiscal y puede tener algunos costes elevados por deseconom¨ªas de escala.., pero tambi¨¦n efectos monetarios al suplantar aquellas disposiciones con un plus de arrastre en generaci¨®n de renta y riqueza localizada. Y a?ado: no neutralizar el d¨¦ficit no es una opci¨®n; m¨¢s bien es una obligaci¨®n, aunque podemos valorar si se hace por v¨ªa de aumento de ingresos o de disminuci¨®n de gasto. No hacerlo supone que el d¨¦ficit no se cubre. En cualquier caso, las distancias entre comunidades (?nunca para una sola!) de los te¨®ricos super¨¢vits derivados de no neutralizar dar¨ªa indicios igualmente claros de los drenajes (no expolios) comentados.
Reitero: ¡°Dime para qu¨¦ quieres conocer los saldos fiscales y te dir¨¦ qu¨¦ metodolog¨ªa es la m¨¢s consistente con el prop¨®sito y c¨®mo se han de analizar los resultados para mayor coherencia con lo formulado¡±. Creer que el acuerdo metodol¨®gico pondr¨¢ orden y dar¨¢ y quitar¨¢ verdades pol¨ªticas es err¨®neo. Afirmar que hay muchos m¨¦todos y que los resultados son equ¨ªvocos resulta falaz y sirve a los intereses de los que quieren evitar, con las supuestas divergencias en los c¨¢lculos o el l¨ªo de las aproximaciones, la significaci¨®n de un saldo que ellos ideol¨®gicamente no aceptan.
La valoraci¨®n de la balanza fiscal se enraiza, por lo dem¨¢s, en el sentido de pertenencia de los ciudadanos a su comunidad, lo cual permite acotar el significado de la agregaci¨®n de situaciones individuales a los efectos de poder referirnos a un saldo fiscal conjunto como algo diferente de la suma de los saldos individuales. Ello permite hablar de catalanes como algo distinto de espa?oles que viven en Catalu?a, y de Catalu?a por encima de las partes que la integran (gerundenses, ciudadanos de los barrios pobres o pudientes, de los l¨®peces o zabalzas que la habitan). Pocas comunidades como Catalu?a superan esta doble valla. De ah¨ª que pueda no parecer l¨®gica la generalizaci¨®n del estudio de las balanzas fiscales al conjunto de las CC AA, ya que no todas expresan id¨¦nticas situaciones; tan l¨®gico ello, como la singularizaci¨®n que reivindica el Parlamento catal¨¢n.
Enfoques diferentes responden a preguntas diferentes. Todas pueden dar, como concluy¨® la Comisi¨®n del Instituto de Estudios Fiscales, visiones complementarias. Si ello es as¨ª, no se entiende que la disponibilidad de datos no permita dichos an¨¢lisis; datos que, por cierto, solo son hoy posibles a requerimiento pol¨ªtico (acuerdos en el Congreso y Senado espa?oles y mociones parlamentarias aprobadas en el Parlamento catal¨¢n; no en el balear, el andaluz, ni en las Cortes valencianas). Lo cual no sorprende, de nuevo, si atendemos al prop¨®sito de su c¨¢lculo.
Guillem L¨®pez i Casasnovas (Universidad Pompeu Fabra) es miembro de la Comisi¨®n de Expertos para el Estudio de las Balanzas Fiscales del Instituto de Estudios Fiscales 2006-2008 y del Grupo de Trabajo de la Balanza Fiscal de Catalunya 2005-2009 de la Generalitat de Catalu?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.