?Por qu¨¦ no respeta Espa?a el derecho de asilo?
Miembros de ACNUR reciben la documentaci¨®n de una familia de refugiados sirios. Foto: ?UNHCR/S. Baldwin
Ayer fue presentado en Madrid el informe anual de ACNUR Tendencias Globales, que describe la situaci¨®n de los refugiados en el mundo. El estudio incluye datos alarmantes, como que a finales de 2012 m¨¢s de 45 millones de personas se encontraban desplazadas forzosamente de sus lugares de origen, tres millones m¨¢s que el a?o anterior. La mitad de los refugiados proceden de cinco naciones afectadas por la guerra: Afganist¨¢n, Somalia, Irak, Sud¨¢n y Siria, un pa¨ªs cuyo conflicto se ha convertido en solo dos a?os en el factor m¨¢s importante de desplazamiento global. En contra de lo que podr¨ªamos pensar, son los pa¨ªses pobres, y no los desarrollados, quienes cargan con la parte del le¨®n en la protecci¨®n de quienes huyen de una persecuci¨®n de cualquier tipo: 8 de cada 10 refugiados residen en pa¨ªses en desarrollo.
En esta inquietante fotograf¨ªa, Espa?a y sus gobiernos siguen siendo parte del problema y no de la soluci¨®n. Como recordaba ayer CEAR con motivo del D¨ªa Mundial del Refugiado, ¡°las solicitudes de asilo en nuestro pa¨ªs alcanzaron el a?o pasado un m¨ªnimo hist¨®rico: la cifra m¨¢s baja en 25 a?os, desde que se realizan estos registros¡±. Este r¨¦cord infame es el resultado de un sistema concebido para evitar en primer lugar las solicitudes y restringir despu¨¦s las que son aceptadas.
Para un individuo que huye solo o con su familia de una persecuci¨®n violenta en su pa¨ªs de origen, el reconocimiento de asilo en Espa?a se ha convertido en una verdadera carrera de obst¨¢culos: la imposibilidad de acceder al territorio nacional o de solicitar asilo en las embajadas; la imposici¨®n de visados de tr¨¢nsito para acceder a pa¨ªses m¨¢s garantistas, como los n¨®rdicos; la restricci¨®n de la movilidad de los solicitantes (como ocurre con aquellos atrapados en Ceuta y Melilla); y los per¨ªodos interminables de resoluci¨®n del expediente (muy por encima de los seis meses que establece la ley) son solo algunos de los problemas a los que deben hacer frente.
En algunos casos, la situaci¨®n se vuelve sencillamente kafkiana: los ciudadanos de Costa de Marfil tienen sus expedientes ¡®congelados¡¯ a la espera de la resoluci¨®n del conflicto de intensidad variable que azota su pa¨ªs desde hace m¨¢s de una d¨¦cada. Como si la declaraci¨®n formal de un alto el fuego reconstruyese por arte de magia los entornos destruidos y borrase las hostilidades gangrenadas.
El sistema espa?ol de asilo y refugio est¨¢ contaminado por consideraciones pol¨ªticas y econ¨®micas, y eso explica buena parte del problema. La fantas¨ªa de una ¡°Europa fortaleza¡± ha llevado a la ¡®subcontrataci¨®n¡¯ del control de fronteras con pa¨ªses que vulneran de manera sistem¨¢tica derechos fundamentales como el de protecci¨®n. Varios de los pa¨ªses aliados estrat¨¦gicos del norte de ?frica son objeto de repetidas denuncias por violencia, deportaciones no seguras, detenciones ilegales y vulneraci¨®n de los derechos de extranjeros en tr¨¢nsito, muchos de ellos merecedores de asilo. La hipersensibilidad del caso de Marruecos, en particular, obliga a las autoridades espa?olas a cruzar l¨ªneas no deseables cuando se trata de las poblaciones del S¨¢hara Occidental, como recordaba hace poco el Tribunal Supremo en una dura amonestaci¨®n a la Audiencia Nacional.
Muchas de estas aberraciones ¨¦ticas y legales han sido puestas de manifiesto recientemente por el Relator Especial de Naciones Unidas sobre Racismo y Xenofobia, en un informe que abochornar¨ªa a cualquier pa¨ªs civilizado. La ¨²nica respuesta posible del Gobierno de Espa?a es corregirlas con urgencia, garantizando la protecci¨®n efectiva de las normas actuales y promoviendo una legislaci¨®n m¨¢s garantista. El primer paso es publicar de una vez el borrador del Reglamento de Asilo (que, atentos, deber¨ªa haber sido aprobado hace tres a?os) y consensuarlo con los juristas, magistrados y organizaciones sociales que se enfrentan cada d¨ªa al reto de proteger a algunos de los seres humanos m¨¢s vulnerables del planeta. Seres humanos como los que describe este v¨ªdeo conmovedor de Fernando Le¨®n y Elena Anaya.
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