Las mujeres gisu que revolucionan el sector cafetero de Uganda
Las agricultoras del pa¨ªs africano ganan un 38% menos que los hombres, seg¨²n la organizaci¨®n Farm Africa y son las mujeres las que suelen realizar las tareas m¨¢s duras como la recolecci¨®n. Varias iniciativas tratan de dar la vuelta a la ecuaci¨®n
El mundialmente famoso comercio del caf¨¦ en Uganda, pilar de la econom¨ªa de este pa¨ªs del este de ?frica, se est¨¢ viendo sacudido por un grupo de mujeres emprendedoras procedentes de su famosa regi¨®n cafetera, donde las empresas que ellas dirigen est¨¢n rompiendo un hist¨®rico techo de cristal, y de paso algunos tab¨²es culturales.
Para los gisu, una tribu bant¨² repartida por todo el monte Elgon, en el este de Uganda, el caf¨¦ ha sido durante mucho tiempo coto privado de los hombres. La cultura tradicional de los gisu prohib¨ªa a las mujeres ser propietarias de negocios y las exclu¨ªa del comercio del caf¨¦. Incluso las disuad¨ªa de beberlo. Seg¨²n una antigua creencia ugandesa, el consumo de caf¨¦ hace a las mujeres menos deseables para sus parejas porque provoca sequedad vaginal, por lo que muchas evitaban tomarlo, aunque eso est¨¢ cambiando gradualmente.
Los gisu representan alrededor del 5% de la ¨¦tnicamente diversa poblaci¨®n ugandesa de 50 millones de habitantes. Durante generaciones han cultivado en las f¨¦rtiles estribaciones del monte Elgon diversos productos b¨¢sicos, como patatas irlandesas, ma¨ªz y repollo.
Pero en lo que a cultivos comerciales respecta, el caf¨¦ es el rey. El caf¨¦ es la exportaci¨®n m¨¢s lucrativa de Uganda. De los 6.600 millones de d¨®lares de bienes exportados por Uganda en 2023, algo m¨¢s de 1.000 millones proced¨ªan del caf¨¦. El a?o pasado las ventas alcanzaron su nivel m¨¢s alto en 30 a?os.
Para los adictos al caf¨¦ del mundo, Uganda es popular por dos granos muy distintos. El grano Robusta, con un alto contenido de cafe¨ªna, es fuerte y amargo. En cambio, su grano Ar¨¢bica, m¨¢s suave y a veces incluso afrutado, prospera en entornos m¨¢s fr¨ªos y de mayor altitud, como la tierra natal de los gisu, en el monte Elgon.
El caf¨¦ es un cultivo que requiere mucha mano de obra. El trabajo, que abarca desde la siembra de las plantas hasta la recolecci¨®n manual de las bayas y el procesado de los granos, es dur¨ªsimo. En la industria cafetera de Uganda, son las mujeres las que suelen realizar las tareas m¨¢s duras. Se encargan de la mayor parte del tedioso trabajo de campo como la recolecci¨®n.
Sin embargo, el grueso de los beneficios siempre ha sido para los hombres. Ello se debe a que son ellos los que dominan la comercializaci¨®n y venta del caf¨¦; en otras palabras, controlan a d¨®nde van a parar los ingresos. Tambi¨¦n poseen m¨¢s del 80% de las tierras ugandesas.
Farm Africa, una organizaci¨®n ben¨¦fica que trabaja con agricultores de ?frica Oriental, descubri¨® que las agricultoras de caf¨¦ de Uganda suelen ganar un 38% menos que los hombres.
Hora de levantarse
Varias iniciativas recientes lideradas por mujeres gisu est¨¢n empezando a nivelar el terreno de juego. Una de ellas es Bayaaya Specialty Coffee, una empresa iniciada en 2018 por Nandudu Meridah. Bayaaya es una palabra gisu que significa ¡°sororidad¡±. Meridah, de 34 a?os, procede de una familia gisu de jornaleros del caf¨¦ mal pagados. Durante su infancia fue testigo de c¨®mo las mujeres pobres gisu se ve¨ªan obligadas a contraer matrimonios precoces y sufr¨ªan violencia dom¨¦stica. Cuando fund¨® Bayaaya, quer¨ªa que se convirtiera en una organizaci¨®n que ayudara a sus trabajadoras a evitar esos peligros.
¡°Quer¨ªa utilizar el negocio del caf¨¦ para empoderar econ¨®micamente a las mujeres, ya que muchas padec¨ªan la violencia de g¨¦nero¡±, explica Meridah. Bayyaaya emplea ahora a 253 agricultores, de los cuales 215 son mujeres. El a?o pasado vendieron 30 toneladas de caf¨¦ a grandes empresas exportadoras como Kyagalanyi y The Coffee Yard.
Las agricultoras de Bayaaya no solo reciben formaci¨®n sobre las mejores pr¨¢cticas agron¨®micas, sino tambi¨¦n en ¨¢mbitos como la educaci¨®n financiera. Las trabajadoras afirman que les ha ayudado a pagar la educaci¨®n, la ropa y la atenci¨®n m¨¦dica de sus hijos.
La iniciativa es tan eficaz que Bugosi Emily, empleada de Bayaaya, est¨¢ a punto de abrir su propia empresa de caf¨¦. Emily, de 35 a?os, explica que su objetivo es liberarse de las normas culturales gisu, transformar su vida haci¨¦ndose econ¨®micamente independiente e inspirar a otros para que hagan lo mismo.
Nuevo futuro
Nakayenze Sandra Kibooli ten¨ªa solo 22 a?os cuando, en 2018, cre¨® su empresa, Kalaa Mugosi. Suministra a los agricultores m¨¢quinas despulpadoras que transforman las bayas de caf¨¦ en granos. ¡°No fue una trayectoria f¨¢cil¡±, se?ala Kibooli. ¡°Tuve que enfrentarme a la resistencia de los hombres y las mujeres de mi comunidad¡±. No solo se re¨ªan de ella sus parientes y vecinos varones, sino que los miembros m¨¢s veteranos de la comunidad le advirtieron de que, al ir en contra de las tradiciones de la tribu gisu, traer¨ªa mala suerte a su familia.
Todo cambi¨® cuando su negocio de caf¨¦ empez¨® a despegar. ¡°Cuando mi granja empez¨® a ir bien y ya ganaba m¨¢s dinero, la actitud de la gente fue cambiando. En lugar de burlarse de m¨ª, me respetaban por ayudar a mejorar la econom¨ªa local¡±, afirma Kibooli.
Kalaa Mugosi tambi¨¦n tiene un objetivo social m¨¢s amplio. Adem¨¢s de vender m¨¢quinas despulpadoras, la empresa emplea a agr¨®nomos que han ense?ado a 2.000 agricultoras y 157 trabajadoras del caf¨¦ m¨¦todos para mejorar la calidad del caf¨¦. Esto permite a los agricultores obtener precios m¨¢s altos por su producto. Kalaa Mugosi incluso compra caf¨¦ a los agricultores para garantizarles un mercado.
¡°La formaci¨®n que recibimos ha transformado nuestras pr¨¢cticas agr¨ªcolas. La calidad de nuestro caf¨¦ ha mejorado y conseguimos mejores precios¡±, afirma Buhule Alice Loy, agricultora, que asegura que los ingresos adicionales han mejorado las condiciones de vida de su familia, ayud¨¢ndoles a costearse una mejor atenci¨®n sanitaria y una mejor educaci¨®n.
Kisakye Joanna, agricultora de Kalaa Mugosi, afirma que ha ganado lo suficiente secando caf¨¦ como para comprar una peque?a parcela de tierra propia, que ahora cultiva para ganar m¨¢s dinero. Esto le ha ayudado a pagar la comida, la ropa y las tasas escolares de sus hermanos peque?os. ¡°Antes de unirme a Kalaamugosi, lo pasaba mal para llegar a fin de mes. Ahora puedo permitirme la vida que quiero¡±, asegura Joana, de 26 a?os.
Otro buen ejemplo es la iniciativa Jenda Coffee Masters, fundada por Nabutewa Elovinah Lillian en 2020. La empresa ense?a a los agricultores formas de cuidar adecuadamente las plantas de caf¨¦ y las mejores pr¨¢cticas para la cosecha, es decir, cosas como cu¨¢ndo recoger las bayas de caf¨¦ de color rojo brillante y c¨®mo fermentarlas y secarlas cuidadosamente para maximizar la calidad, pasos cruciales que determinan si pueden venderse como caf¨¦ especial, lo que aumenta su valor.
Al parecer, esta atenci¨®n al detalle ha convertido su caf¨¦ en un ¨¦xito. Tras cuatro a?os de funcionamiento, Jenda Coffee Masters ahora da trabajo a 750 agricultores que producen 17 toneladas de caf¨¦ y unos beneficios anuales de 119.397 d¨®lares, relata Lillian.
Para Kibooli, el negocio del caf¨¦ es algo m¨¢s que una fuente de ingresos: ¡°Se trata de cambiar mentalidades y transformar vidas. No solo cultivamos caf¨¦. Cultivamos un nuevo futuro para nuestras comunidades¡±, remacha.
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