Hipotecas pol¨ªticas
El encarcelamiento de Luis B¨¢rcenas enroca al PP en un mutismo inquietante e improductivo
El Gobierno de Espa?a no puede estar hipotecado a personas que hayan podido hacer el trabajo sucio a un partido pol¨ªtico o beneficiarse del mismo. Sin embargo, no son pocos los temores en el partido gobernante a que Luis B¨¢rcenas ponga en marcha el ventilador, una vez comprobado el avance de la causa judicial abierta contra ¨¦l. El presidente del Gobierno y del PP no pone la mano en el fuego por su antiguo colaborador ¡ªcomo hizo en otros tiempos¡ª, pero no se puede despachar sin explicaciones el encarcelamiento de una persona que goz¨® de la m¨¢xima confianza del partido durante muchos a?os, a lo largo de los cuales acumul¨® y escondi¨® una fortuna que en 2007 estaba evaluada en 48 millones de euros.
La reacci¨®n del PP a la entrada de B¨¢rcenas en prisi¨®n se limita a escuetas muestras de respeto a la decisi¨®n judicial y un comentario esc¨¦ptico de Mariano Rajoy sobre la capacidad de B¨¢rcenas para chantajearle. Muy poco, frente al volumen de datos acumulados respecto a los presuntos delitos cometidos por el exgerente y extesorero nacional del PP, alguno de ellos penado hasta con seis a?os de c¨¢rcel. Si B¨¢rcenas traicion¨® la confianza del partido, lo menos que este debe a la ciudadan¨ªa es una expl¨ªcita petici¨®n de disculpas. Y si estaba ligado a complicidades internas, es inevitable depurar responsabilidades.
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En el supuesto de que fallaran los mecanismos de control, tambi¨¦n hay que demostrar la voluntad de rectificaci¨®n. No son esos los pasos que est¨¢ dando la c¨²pula del PP. De su reacci¨®n en febrero pasado, cuando proclam¨® que se colocaba a la cabeza de la transparencia, queda en pie poco m¨¢s que la difusi¨®n de las declaraciones de la renta del jefe del Gobierno, otros datos muy generales y la remisi¨®n a la futura Ley de Transparencia. Ni auditor¨ªa externa, ni voluntaria rendici¨®n detallada de cuentas. Como todos los partidos afectados por la corrupci¨®n, tambi¨¦n el PP parece olvidarse de la consideraci¨®n que le otorga la Constituci¨®n y los fondos p¨²blicos que recibe. Ni siquiera vale la excusa de que la corrupci¨®n no tiene castigo electoral, a la vista de las encuestas. En todo caso, parece claro que la primera v¨ªctima pol¨ªtica de este esc¨¢ndalo es el proyecto de regeneraci¨®n democr¨¢tica que el PP dec¨ªa albergar.
La crisis financiera, el soberanismo en Catalu?a o las reformas pendientes ¡ªde las pensiones, de la Administraci¨®n p¨²blica¡ª son los asuntos que deben centrar las preocupaciones del Gobierno. Para eso hay que decidirse a dejar de lado la vana e improductiva esperanza de que pase el tiempo mientras avanza la instrucci¨®n judicial del caso G¨¹rtel, un asunto tentacular de enriquecimiento de empresas con contratos y adjudicaciones presuntamente ama?adas por personas del PP, y la presumible financiaci¨®n pol¨ªtica irregular puesta de relieve por los papeles de B¨¢rcenas. Dejar pudrir los problemas solo sirve para que la pestilencia lo inunde todo.
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