El socio 28
La UE, a la que hoy se incorpora Croacia, deber¨ªa eliminar el derecho a veto ante nuevas adhesiones
Croacia se convierte hoy en el socio n¨²mero 28 de la Uni¨®n Europea (UE). Desde una perspectiva hist¨®rica esta nueva adhesi¨®n confirma la existencia de una persistente demanda de Europa, un factor estimulante para los alica¨ªdos ¨¢nimos de una ciudadan¨ªa atrapada por la recesi¨®n y el aumento del desempleo. Todo indica que hay m¨¢s fe en Europa fuera de ella que dentro de sus confines.
La adhesi¨®n de Croacia se produce a los diez a?os de que esta la hubiera solicitado. Tan largo per¨ªodo preparatorio deber¨ªa acreditar que la preparaci¨®n del segundo miembro balc¨¢nico de la Uni¨®n, tras Eslovenia, lo ha dejado perfectamente equipado para asumir los costes de integraci¨®n econ¨®mica a un marco m¨¢s amplio y din¨¢mico, como el europeo.
Para la Uni¨®n que le recibe, esta octava operaci¨®n de ampliaci¨®n no presenta problemas econ¨®micos dado el limitado tama?o de la econom¨ªa absorbida. Constituye m¨¢s bien un reto pol¨ªtico, el de adaptar sus hechuras institucionales a un socio nuevo.
Simult¨¢neamente, el Consejo Europeo de la semana pasada decidi¨® abrir las negociaciones de adhesi¨®n con Serbia, una vez diluidas sus actitudes autoritarias respecto a Kosovo, as¨ª como el inicio de la discusi¨®n con este nuevo Estado de cara a integrarlo en el Pacto de Asociaci¨®n UE-Balcanes.
Editoriales anteriores
Estas novedades aconsejan que, antes de que culmine cualquier proceso adicional de adhesi¨®n, la UE se plantee el grado de madurez real de los candidatos, que debe ser muy superior al exhibido ¡ªcuando ya est¨¢n dentro¡ª por Hungr¨ªa, Ruman¨ªa o Bulgaria: no es cierto que los d¨¦ficits democr¨¢ticos o econ¨®micos de los Estados miembros corran todos a cargo de los nuevos adheridos de Europa del Este, ah¨ª destacan por ejemplo las distorsiones al Estado de derecho provocadas por el berlusconismo o los repentinos brotes xen¨®fobos en Francia o el Reino Unido. Pero tambi¨¦n es cierto que las debilidades institucionales de los nuevos miembros, ya sea en el vector constitucional, en el sistema judicial o en el tratamiento a las minor¨ªas, suelen resultar m¨¢s enquistadas y de mayor profundidad. Y la Uni¨®n debe proponerse tambi¨¦n una reflexi¨®n sobre los efectos de la ampliaci¨®n en la funcionalidad de sus instituciones, en aras de incrementarla.
La perspectiva de integrarse en la UE opera en los pa¨ªses candidatos como un acicate para su liberalizaci¨®n pol¨ªtica y su modernizaci¨®n econ¨®mica, como se ha comprobado ampliamente en el caso de Turqu¨ªa, en un doble sentido: a m¨¢s cercan¨ªa de la UE, mayores progresos; a m¨¢s lejan¨ªa, retrocesos. Pero Europa debe pensar tambi¨¦n en sus intereses. Y el primero de ellos, porque de lo contrario desaparecer¨ªa, es evitar la complicaci¨®n de sus procesos de decisi¨®n. Cualquier nueva ampliaci¨®n deber¨ªa ir acompa?ada, o precedida, de la supresi¨®n general del requisito de unanimidad en votaciones clave, puesto que el derecho al veto paraliza las decisiones de un club con tantos socios.
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