Rafa, fil¨®sofo
El sufrimiento es algo de lo que nadie puede escapar, la sabidur¨ªa consiste en disfrutar disfrutando e, incluso, sufriendo, por amor al disfrutar y por amor a la vida
Albert Camus escribi¨® famosamente que todo lo que sab¨ªa sobre moral lo aprendi¨® jugando al f¨²tbol; del mismo modo, yo podr¨ªa escribir que todo lo que s¨¦ sobre moral lo aprend¨ª jugando al tenis. Lo curioso es que, a pesar de que lo abandon¨¦ a los 15 o 16 a?os por culpa de las se?oritas, las novelas y la cerveza, sigo aprendiendo del tenis. O por lo menos de los tenistas.
Mientras jugu¨¦ al tenis, mi ¨ªdolo era Ilie Nastase, de quien aprend¨ª cosas que nunca olvid¨¦ (¡°No hay nada m¨¢s dif¨ªcil que hacer f¨¢cil lo dif¨ªcil¡±, dec¨ªa m¨¢s o menos Nastase, traduciendo a su modo y sin saberlo un dictamen medieval: ¡°Ars est celare artem¡±). Ahora que ya no juego al tenis, mi ¨ªdolo es, por supuesto, Rafa Nadal; de ¨¦l resulta dif¨ªcil no aprender a diario. Tomemos por ejemplo su partido contra Djokovic en semifinales de Roland Garros, uno de los mejores que recuerdo. Cuando termin¨®, con la victoria de Nadal, mi editor me repiti¨® por SMS las palabras memorables que yo le hab¨ªa dicho la noche anterior: ¡°Mira, Claudio, t¨² sabes mucho de libros, pero de tenis no tienes ni idea. Al tenis, a ese nivel, ya no se juega con los brazos ni con las piernas, sino con la cabeza, y Djokovic le tiene comida la moral a Rafa. Le ganar¨¢¡±. S¨®lo puedo justificar este brillante pron¨®stico confesando que yo, cuando Rafa pierde, lo paso mal, as¨ª que, ante partidos como ese, me pongo la venda antes de encajar la herida; tambi¨¦n recordando que el pron¨®stico de los sabios era id¨¦ntico: Rafa ven¨ªa de una lesi¨®n de siete meses, de hacer un torneo justito y de perder la final de Montecarlo con Djokovic, que parec¨ªa haberle tomado la medida. Todo partido de tenis tiene uno o dos momentos decisivos; aqu¨¦l tuvo dos. El primero ocurri¨® al final del cuarto set. Iban 30-15, 6-5 y dos sets a uno para Rafa, que lo ten¨ªa todo a su favor (incluido el saque); era el momento de matar el partido. Asombrosamente, Djokovic se revolvi¨®, le rompi¨® el servicio a Rafa, forz¨® el tie break y lo gan¨® sin discusi¨®n. No s¨®lo eso: en cuanto empez¨® el quinto set, volvi¨® a romperle el saque a su rival y el partido dio por completo la vuelta.
En ese momento Rafa estaba muerto; la evidencia se impon¨ªa: no pod¨ªa con Djokovic. Pero, aunque el serbio estaba jugando su mejor tenis, Rafa no se rindi¨®: sufriendo de una forma inhumana, se agarr¨® a la pista y aguant¨®. Entonces lleg¨® el segundo momento crucial del partido. Fue con 4-3 y saque a favor de Djokovic, cuando ¨¦ste fall¨® dos bolas imposibles, Rafa meti¨® dos bolas imposibles tambi¨¦n y rompi¨® el saque de su rival. Ah¨ª volvi¨® a cambiar todo: Rafa se levant¨®, fue a por el partido y lo gan¨®. Hab¨ªa estado muerto, pero resucit¨®. No hace falta haber jugado al tenis para comprender que esto es incomprensible. Poco dado a aspavientos, Toni Nadal, t¨ªo y entrenador de Rafa, declar¨®: ¡°Es un milagro¡±. ?Un milagro? Rafa explic¨® despu¨¦s de ganar: ¡°He aprendido a amar el sufrimiento de este tipo de partidos. Sufro, pero disfruto de verdad. Disfruto el sufrimiento¡±. ?Dios santo, disfrutar el sufrimiento! La idea no es masoquista: dado que el sufrimiento es algo de lo que nadie puede escapar, la sabidur¨ªa no consiste en disfrutar disfrutando ¨Ceso lo hace hasta un necio¨C, sino en disfrutar incluso sufriendo, y no por amor al sufrimiento, sino por amor al disfrutar; es decir: por amor a la vida. La frase merecer¨ªa un libro de Cl¨¦ment Rosset. Rafa no es s¨®lo un tenista: es un fil¨®sofo tr¨¢gico.
En 1838, Balzac compil¨® un libro deslumbrante con los aforismos de Napole¨®n Bonaparte. Yo no soy Balzac, pero no hay duda de que Rafa Nadal es lo m¨¢s parecido que ha dado el tenis a Bonaparte, de modo que no descarto armar alg¨²n d¨ªa un libro con una selecci¨®n de sus pensamientos. El libro incluir¨ªa por ejemplo esta frase (que parece influida por los estoicos, o simplemente por Arqu¨ªloco): ¡°No hay que caer en grandes euforias ni en grandes dramas¡±. O esta otra, pr¨®xima a Schopenhauer: ¡°A veces, cuando ganas, parece que empatas¡±. O estas dos, de obvia inspiraci¨®n nietzscheana: ¡°Evidentemente, me gusta ganar, pero lo que me encanta es el esfuerzo, tener la sensaci¨®n de hacerlo lo mejor que puedo¡±. ¡°No me niego a perder; me niego a tirar la toalla. Eso es lo que me hace feliz: saber que yo he hecho todo lo que he podido, y que, si he perdido, he perdido¡±. Ah¨ª queda eso.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.