Peligro en Egipto
El Ej¨¦rcito debe cesar la represi¨®n y fijar cuanto antes el calendario de regreso a la democracia
Egipto vive momentos peligrosos. El golpe de Estado que ha derrocado al presidente Mohamed Morsi abre un escenario muy dif¨ªcil y, a juzgar por la jornada de ayer, sangriento. Encarrilar la situaci¨®n hacia los cauces democr¨¢ticos y evitar que el pa¨ªs se deslice hacia un abismo de violencia y caos exige, a las Fuerzas Armadas y los actores pol¨ªticos, grandes dosis de inteligencia y cautela.
La hoja de ruta dise?ada por los militares y apoyada por los opositores civiles ya est¨¢ en marcha. Ayer mismo, el magistrado Adli Mansur, nuevo presidente interino, orden¨® la disoluci¨®n del Senado, suspendi¨® la Constituci¨®n y se dispone a conformar un Gobierno de unidad nacional hasta la convocatoria de nuevas elecciones. Mientras, las fuerzas de seguridad no aclaran d¨®nde se encuentran detenidos el presidente Morsi y varios dirigentes de los Hermanos Musulmanes, y reprimen con violencia sus protestas.
La complejidad de la situaci¨®n explica la prudencia en las reacciones internacionales. Estamos ante un golpe at¨ªpico, pero la entrada en escena de las Fuerzas Armadas siempre es una mala noticia que hay que condenar. Morsi, que fue elegido en las urnas, tampoco respet¨® las reglas del juego democr¨¢tico. El presidente islamista no ha sido derrocado ¨²nicamente por los militares, sino por una movilizaci¨®n popular que sobrepas¨® las protestas que acabaron hace dos a?os con el r¨¦gimen de Hosni Mubarak. Millones de egipcios no han estado dispuestos a que se utilicen sus votos para destruir la democracia, como empez¨® a hacer Morsi con su pretensi¨®n de imponer un r¨¦gimen autocr¨¢tico de corte islamista.
Al contrario de lo ocurrido en 2011, cuando intentaron pilotar en solitario la transici¨®n, esta vez las Fuerzas Armadas han aglutinado el respaldo de la mayor¨ªa de las fuerzas de oposici¨®n (incluidos los salafistas, enredados en una lucha de poder con los Hermanos Musulmanes) y de las comunidades religiosas. Los militares han intentado apaciguar a Estados Unidos, la Uni¨®n Europea y varios pa¨ªses ¨¢rabes garantizando que devolver¨¢n el testigo a los civiles.
Editoriales anteriores
Sus promesas ser¨¢n m¨¢s cre¨ªbles si fijan cuanto antes un calendario electoral y cesan la represi¨®n. Los Hermanos Musulmanes son una fuerza leg¨ªtima, y no pueden ser excluidos del proceso. Las heridas est¨¢n abiertas, pero hoy es m¨¢s necesario que nunca apostar por la reconciliaci¨®n. El desenlace de este nuevo cap¨ªtulo en la vida pol¨ªtica egipcia depender¨¢ tambi¨¦n de la implicaci¨®n de Occidente, cuya apat¨ªa ha dejado hasta ahora v¨ªa libre a las maniobras de unas monarqu¨ªas del Golfo dispuestas a secuestrar la primavera ¨¢rabe.
Deponer a un mandatario elegido en las urnas es un p¨¦simo precedente y supone un primer fracaso para la transici¨®n. Pero tampoco certifica la defunci¨®n del proceso. Pretender que seis d¨¦cadas de dictadura se resuelvan, en un pa¨ªs con tantas carencias, con una transformaci¨®n r¨¢pida y mod¨¦lica estaba fuera de la realidad.
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