Hay que mejorar la oferta tur¨ªstica

Espa?a es una de las principales potencias en la industria tur¨ªstica global. Por n¨²mero de visitantes extranjeros y por ingresos se encuentra entre las tres econom¨ªas l¨ªderes en el mercado mundial. El peso espec¨ªfico que representa en el PIB de la econom¨ªa espa?ola est¨¢ en torno al 11%, superior al que tienen en Estados Unidos o en Francia. Es el mejor exponente, aunque no el ¨²nico, de la creciente tercerizaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Su comportamiento reciente es inequ¨ªvocamente favorable, porque est¨¢ fortaleciendo la contribuci¨®n al crecimiento del conjunto de las exportaciones de bienes y servicios. Desde el punto de vista de entradas y de ingresos, el a?o pasado ha sido uno de los mejores de la historia.?

Los ¨²ltimos datos, correspondientes a mayo, a pesar del d¨¦bil comportamiento del inicio del a?o, apoyan la presunci¨®n de que el a?o en curso volver¨¢ a ser muy bueno en entradas e ingresos. En realidad, los 5,8 millones de turistas extranjeros registrados y el crecimiento de los ingresos en ese mes son los mejores contabilizados en un mes de mayo de los ¨²ltimos diez a?os. En los cinco primeros meses de 2013 las llegadas superan a las apuntadas el a?o pasado en un 4%, una variaci¨®n similar a la registrada en el gasto medio por turista.

No puede pasarse por alto la influencia que en esos favorables registros y los que previsiblemente veamos en lo que queda de a?o han tenido las tensiones existentes en destinos considerados competitivos con los nuestros. Los problemas en Turqu¨ªa o Egipto son algunos representativos, como antes lo fueron otros que favorecieron el desv¨ªo de flujos de turistas a las playas espa?olas. Complementario de ese aumento de las entradas son los signos que empiezan a observarse de recuperaci¨®n de las adquisiciones de viviendas en el litoral espa?ol por compradores extranjeros.

Esas buenas se?ales en un sector esencial de nuestra econom¨ªa no deber¨ªan invitar a la complacencia, retrasando las necesarias mejoras en la calidad de la oferta y, en todo caso, la necesaria diversificaci¨®n de la misma, desde el todav¨ªa dominante binomio sol y playa. Este ¨²ltimo es vulnerable a la competencia de destinos m¨¢s baratos y menos masificados, susceptibles de ofrecer adem¨¢s atractivos adicionales a la combinaci¨®n de buen clima y playas. No es de ning¨²n modo un asunto nuevo, pero la mejora de la oferta, haci¨¦ndola menos dependiente de variaciones de precios internos o externos, procurando ser menos extensiva y m¨¢s atractiva a las rentas m¨¢s elevadas y m¨¢s exigentes con la calidad del entorno, es una prioridad desde hace a?os. Se trata de cambiar visitas que dejan pocos ingresos y erosionan infraestructuras y el medio ambiente, por aquellas otras que, aunque menos numerosas, gasten m¨¢s y gasten mejor. Que extiendan su demanda a otros atributos de la oferta tur¨ªstica y de ocio que puede poner en valor la geograf¨ªa, la historia y la cultura espa?ola. Mejoras tales son necesarias no solo para captar flujos crecientes de turistas extranjeros que no acudir¨¢n mayoritariamente a las playas, como los asi¨¢ticos, sino tambi¨¦n para reducir su excesiva estacionalidad. Empresas y Administraciones har¨ªan bien en concretar cuanto antes planes de diversificaci¨®n y de mejora de la calidad de la oferta.