La espiga o el Arma de Invasi¨®n Masiva
Huye de ellas como de la peste. En el momento que amarillean, se convierten en el Arma perfecta de Invasi¨®n Masiva. "Es lo que nos da de comer a los veterinarios en esta temporada", asegura la veterinaria Alicia Gonz¨¢lez, del Centro Los Molinos de Madrid. "Se desprenden y se clavan entre los dedos de la pata, se les meten en las orejas e incluso penetran por la nariz".
Y sino que se lo digan a Matilda, mi cachorra de schnauzer, o a m¨ª, que, por novata e inconsciente, no hice caso suficiente de las advertencias. Acarici¨¢ndola un d¨ªa, not¨¦ un bulto duro al lado del ano. Me pareci¨® sentir una punta dura. Tir¨¦ de ella (era un tallo amarillento) y me llev¨¦ adem¨¢s un mordisco. Pero la masa no disminu¨ªa. Unas pinzas, que le molestaron bastante, retiraron una espiga ya en la consulta. "Probablemente tenga m¨¢s, porque penetran en el m¨²sculo", me dijo Alicia. Matilda no se fue con el rabo entre las piernas porque no tiene rabo. Adem¨¢s de hurgarle, se llev¨® un par de pinchazos (antibi¨®tico y antiinflamatorio).Yo me march¨¦ con ella, con las orejas gachas y sinti¨¦ndome muy culpable.
La cosa no acab¨® ah¨ª. Tuvieron que sedarla para abrirle el peque?o abceso que cre¨® otra endemoniada espiga que hab¨ªa penetrado hasta dos cent¨ªmetros. Sigui¨® una semana de medicaci¨®n.
Para nosotros, desprendernos de estos adhesivos testigos de una sentada o un revolc¨®n en el campo es cuesti¨®n de pillarlos entre los dedos y listo. Los perros no pueden hacerlo. La construcci¨®n de la espiga, con filamentos alineados hacia la punta y forma de arp¨®nhace que se pegue entre los pelos del animal. Es unaayudanatural para ser transportada y distribuir sus semillas. Se enganchay avanza por su forma, nunca retrocede. Si entra en contacto con la piel, ahonda en ella y se cuela en los tejidos.
?Y d¨®nde? Gneralmente entre los dedos (se lamen y cojean), en las orejas (se sacuden la cabeza y la ladean como si tuvieran otitis), en los ojos (lagrimean, se inflaman y pueden tener lega?as), en la trufa (estornudan, se restriegan contra el suelo o se frotan), en los genitales (tratan de lamerse).
?Qu¨¦ puedes hacer? Evitar los descampados, buscar zonas de hierba m¨¢s controlada, cortarle el pelo y revisarle a fondo cuando vuelves del paseo.
Y sobre todo, hacer caso al veterinario.
Porque, si supiera la verdad,Matildanunca me perdonar¨ªa.
TE VOY A METER LA ESPIGA... Matilda, despu¨¦s de sufrir en silencio (y acordarse).
Bueno, prefiero pensar que ellar har¨ªa alguna concesi¨®n si os lo cuento para que otros perrines se lo ahorren.
La foto que abre este post es deJED JACKOBSHON/GETTY
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