Ya-Tal

Se ha hablado mucho sobre la expresi¨®n, pero sin descifrar su misterio encriptado. Ante la pregunta (referida a B¨¢rcenas), el presidente respondi¨®: ¡°Ya tal¡±. Ya, tal. Ya...tal. O talvez Ya-Tal. Los analistas se han apresurado a interpretar este minimalismo sem¨¢ntico como una muestra m¨¢s de la indefinici¨®n de Rajoy ante las graves acusaciones a la c¨²pula de su partido, que estar¨ªa inmersa en un modus vivendi propio de una organizaci¨®n pol¨ªtico-mafiosa. En lo personal reflejar¨ªa su miedo a pronunciar lo innombrable, el nombre tab¨² del que fue todopoderoso tesorero, como si ello acarreara una maldici¨®n incurable. Seg¨²n el rey de los chicharros, los puros de Rajoy eran de hojas de 500 pavos. Pero cabe otra interpretaci¨®n, no contradictoria con las anteriores. Ya-Tal es una clave. Por supuesto, responde a una tradici¨®n proverbial, en la que se dice todo aparentando no decir nada. Quienes hablan de vac¨ªo, evasi¨®n, tancredismo, e incluso tomadura de pelo a la gente, ignoran las profundas ra¨ªces en que se basa el yatalismomarianista. No se trata de un recurso coloquial para salir del paso, sino que obedece a un laborioso proceso de condensaci¨®n informativa. Pensemos en la explicaci¨®n del senador Iglesias Corral, en paz descanse, despu¨¦s de gran esc¨¢ndalo. Todo el mundo esperaba un infinito discurso exculpatorio, pero el veterano jurista se atrevi¨® con la cruda verdad en cinco palabras: ¡°Aqu¨ª pas¨® lo que pas¨®¡±. El presidente Rajoy podr¨ªa haberse puesto ret¨®rico y estirar la explicaci¨®n: ¡°Por una parte, ya ven; por otra, ?qu¨¦ quieren que les diga?¡±. Pero no. Fue m¨¢s all¨¢. Comprimi¨® todos los documentos, conocidos o desconocidos, todas las contabilidades, oficiales o secretas, toda la realidad, visible o invisible. El haz y el env¨¦s. El yin y el yang: ?Ya-Tal! Damas y caballeros, algo tenemos que poner de nuestra parte: ?qui¨¦n es Ya-Tal? El silencio del presidente anticipa la dur¨ªsima batalla del largo invierno. ?Ya-Tal? El principio y el fin.