Jugar con los fueros
Muchos cargos electos tienen derecho a enjuiciamiento ante un tribunal concreto. Esto les permite manejar ciertas cartas
El presunto delincuente Luis B¨¢rcenas fue un senador con derecho a fuero hasta hace tres a?os. Eso explica alguna de las complicadas razones por las que la causa judicial va tan lenta. Muchas de las personas elegidas en las urnas forman parte del grupo de espa?oles con derecho a ser enjuiciados ante un tribunal concreto. Los aforados lo saben bien; sus abogados, no digamos, y esto les permite jugar con ciertas cartas.
El caso G¨¹rtel es el arquetipo de un sumario condicionado por los aforados. Un tiovivo que empez¨® en la Audiencia Nacional en 2008 y trascendi¨® en febrero de 2009, con Baltasar Garz¨®n de instructor. La causa dio un brinco al Tribunal Superior de Justicia de Madrid al aparecer tres parlamentarios auton¨®micos entre los 40 sospechosos iniciales. Aunque Esperanza Aguirre les ech¨® del grupo del PP, ellos se quedaron como diputados no adscritos, de modo que no perdieron el fuero. Un pedazo de la causa march¨® a Valencia. Otros presuntos implicados resultaron ser parlamentarios con derecho a fuero del Tribunal Supremo, siendo B¨¢rcenas uno de ellos. Y lo que hab¨ªa empezado como una causa qued¨® troceada entre diversos tribunales.
Cuando la instrucci¨®n recobraba ritmo, B¨¢rcenas renunci¨® al esca?o de senador (abril de 2010) y, por tanto, perdi¨® el fuero del Supremo. Otro par¨®n: ?qui¨¦n deb¨ªa ser su juez? Al final, su caso volvi¨® al Tribunal Superior de Madrid, donde las circunstancias hab¨ªan convertido al magistrado Antonio Pedreira en el instructor de una enorme trama de corrupci¨®n. A principios de 2011, dos a?os despu¨¦s de iniciada la causa, Jos¨¦ Antonio Hern¨¢ndez describ¨ªa as¨ª en EL PA?S los 40 metros cuadrados del despacho del juez, compartidos con dos magistrados dedicados a otros asuntos: ¡°Impresiona ver los montones de diligencias y tomos del caso G¨¹rtel que flanquean la mesa del juez, que se elevan desde el suelo porque no hay espacio ni armarios donde colocar la cascada de diligencias que el asunto genera a diario desde hace muchos meses...¡±. La causa investigada en Madrid contaba entonces con 60 imputados, y el instructor hab¨ªa impuesto un total de casi 200 millones de euros en fianzas, pero no dispon¨ªa ni de un magistrado de apoyo.
El riesgo de dejar pudrir los problemas es que la pestilencia lo invada todo en el momento m¨¢s inoportuno
Mientras el monstruo crec¨ªa, el calendario electoral de 2011 se echaba encima. Los tres diputados auton¨®micos de Madrid encausados dejaron repentinamente sus esca?os, un mes antes de la campa?a para la reelecci¨®n de Esperanza Aguirre. Se perd¨ªa as¨ª la raz¨®n principal de que Pedreira conservara la causa en su atestado puesto de trabajo. Pero ah¨ª aguant¨® casi todo 2011, en medio de discusiones jur¨ªdicas sobre si hab¨ªa que devolverla a la Audiencia Nacional o mandarla a un juzgado ordinario. Tanto tiempo dur¨® el juego de formalidades, que al atribulado Pedreira le dio tiempo de desimputar a B¨¢rcenas pocas semanas antes de las elecciones generales que dieron la mayor¨ªa absoluta al PP.
A principios de 2012, la causa hab¨ªa desembocado otra vez en la Audiencia Nacional. Ya no estaba Garz¨®n, empitonado por sus pares ¡ªentre otras cosas, por haber autorizado escuchas en locutorios carcelarios entre imputados de G¨¹rtel y abogados¡ª. B¨¢rcenas habr¨ªa podido disfrutar sin trabas de la libertad, de la fortuna oculta al fisco espa?ol y del salario diferido del PP, si la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n no hubiera insistido en recurrir contra la desimputaci¨®n. Su asunto recal¨® en el juzgado de Pablo Ruz, que encontr¨® la causa G¨¹rtel con 50.000 folios en 671 tomos. Hay que ver lo que debe ser enfrentarse de nuevas a tama?o toro, y m¨¢s si has de hacerlo compatible con la llevanza de otros asuntos.
Muchos meses despu¨¦s llegaron las primeras certezas desde Suiza sobre los millones de B¨¢rcenas. Empezaron a publicarse los apuntes de la presunta contabilidad B del PP. Y despu¨¦s de tantos a?os de avances, parones y retrocesos, el caso B¨¢rcenas estalla cuando m¨¢s da?o pol¨ªtico puede hacerle al presidente del Gobierno. El riesgo de dejar pudrir los problemas es que la pestilencia termine invadi¨¦ndolo todo.
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