Guerreras del agua
Ganaron la plata ol¨ªmpica en Londres hace un a?o, sacando del ostracismo al waterpolo femenino espa?ol. Ahora ultiman el Mundial de nataci¨®n de Barcelona que arranca ma?ana
Poco antes de los postres, alguien puso un papel en blanco encima de la mesa del restaurante donde Roser Tarrag¨® estaba con su familia. Entonces se gir¨® y las vio. ¡°No ten¨ªan menos de 13 a?os¡±, recuerda.
¨C?Nos firmas un aut¨®grafo? ¨Cle pidieron.
Por un instante crey¨® que era una broma. Pero no: dos j¨®venes deportistas de nataci¨®n sincronizada le hab¨ªan reconocido como integrante de la selecci¨®n de waterpolo femenino espa?ol que gan¨® la plata ol¨ªmpica en los Juegos de Londres. A sus 20 a?os, Tarrag¨® se ha acostumbrado a ser conocida en el ambiente del waterpolo, pero no fuera de ¨¦l. Y menos diez meses despu¨¦s de aquel hito deportivo.
Muchas cosas se est¨¢n moviendo en el peque?o mundo del waterpolo femenino, y la mayor¨ªa tiene el epicentro en el grupo de veintea?eras que se subieron al segundo caj¨®n del podio ol¨ªmpico. Un premio a a?os de trabajo realizado entre la soledad de las piscinas y el silencio medi¨¢tico. ¡°Ahora al menos saben que existimos¡±, afirma Laura Ester, portera de la selecci¨®n. Eso, y mucho m¨¢s. No solo su deporte sali¨® del ostracismo, sino que se encuentran en un momento dulce, in¨¦dito, que puede refrendarse en el Mundial de nataci¨®n que el 19 de julio empieza en Barcelona. ¡°Es el gran examen despu¨¦s de Londres, y m¨¢s jugando en casa¡±, admite Marta Bach, otra de las medallistas. Se ha hablado mucho de la plata de Londres, pero los primeros a?os bajo la batuta de Miki Oca, el seleccionador, los resultados no acompa?aron. Y las lesiones se presentaban antes de las citas importantes. Entonces eran un equipo en proceso de formaci¨®n que necesitaba tiempo. Deb¨ªan mejorar si quer¨ªan ser ol¨ªmpicas, la asignatura pendiente del waterpolo femenino espa?ol.
El punto de inflexi¨®n sucedi¨® cuatro meses antes de los Juegos de 2012, durante una competici¨®n en Rusia en la que se impusieron a potencias importantes. Al mes siguiente fueron al Preol¨ªmpico de Trieste. All¨ª, en la final, a falta de un minuto y con dos goles de ventaja, vieron que s¨ª, que se iban a los Juegos. En la piscina se miraban unas a otras llorando mientras el cron¨®metro se acercaba a su fin. ¡°F¨ªjate¡±, dice Jennifer Pareja, la capitana, ¡°se me pone la piel de gallina al recordarlo¡±. ¡°Ten¨ªamos la calidad y las ganas, solo nos faltaba cre¨¦rnoslo¡±, explica Laura Ester. Acostumbradas a gradas semivac¨ªas y a leer la cr¨®nica del partido en un breve de la p¨¢gina de deportes, de golpe estaban en la competici¨®n m¨¢s importante del planeta. A sus 19 a?os, Marta Bach no pudo reprimir una sonrisa nerviosa cuando vio las 5.000 personas que abarrotaban el Water Polo Arena de Londres. Pasaban pocos minutos de las tres de la tarde del 30 de julio de 2012 cuando, por fin, el waterpolo femenino espa?ol debutaba en unos Juegos. Las 13 chicas sab¨ªan que era un momento hist¨®rico. ¡°Nunca hab¨ªamos jugado ante tanta gente¡±, recuerda Ona Meseguer, otra de las integrantes de aquel equipo.
Tras el ¨¦xito ol¨ªmpico, "ahora al menos saben que existimos", admite la portera Laura Ester
Pero no fueron 5.000 los que las siguieron, sino muchos m¨¢s. Estuvieron 11 d¨ªas de competici¨®n sin conocer la derrota hasta la final contra Estados Unidos, un partido que se emiti¨® en numerosos pa¨ªses. En Espa?a, TVE incluso cambi¨® el horario del telediario para emitir un encuentro que vieron 1.890.000 espectadores. Aquella plata no entraba en ning¨²n pron¨®stico. A partir de entonces se sucedieron los homenajes.
¡°Sin ¨¦xitos no hay reconocimiento. Es el problema del deporte¡±, reconoce Jennifer Pareja. Una vez el ruido medi¨¢tico se fue apaciguando, todo volvi¨® a su cauce habitual. ?Supuso la plata ol¨ªmpica un aumento de p¨²blico en la Liga? ¡°S¨ª, ahora hay m¨¢s personas. Antes hab¨ªa 15, ahora 17¡±, bromea Roser Tarrag¨®. Miki Oca reh¨²ye cualquier atisbo de victimismo: ¡°Lo hacemos porque es nuestra pasi¨®n. Si vienen a vernos, cojonudo. Y si no, es lo que hay¡±.
¡°El ¨¦xito no son m¨¢s personas en los partidos, sino el aumento de practicantes¡±, recalca Pere Robert, exwaterpolista ol¨ªmpico y vicepresidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Nataci¨®n. Tal y como ocurri¨® con el waterpolo masculino tras el oro de Atlanta ¨Ccuando casi se doblaron el n¨²mero de licencias¨C, la plata de Londres est¨¢ provocando una mayor afici¨®n por el femenino, que en Espa?a ya practican entre 5.000 y 6.000 chicas (una cifra que se dobla en el caso de los chicos). En un a?o se ha pasado de cuatro a siete equipos auton¨®micos en el campeonato infantil. ¡°Mi satisfacci¨®n, aparte de la medalla, es ser un punto de partida a partir del cual muchas ni?as se animen a practicar el waterpolo¡±, afirma Bach.
Un inter¨¦s que ven tambi¨¦n reflejado en las redes sociales. En Londres ya lo observaron at¨®nitas. ¡°No quer¨ªa ni abrir el Facebook por la cantidad de mensajes, ?y muchos eran de desconocidos!¡±, exclama Anna Espar. Los seguidores de Twitter se multiplicaron. Jennifer Pareja lleg¨® a los Juegos con 500 y se march¨® con tres veces m¨¢s. ¡°Ahora tengo 3.722¡±, precisa. Este inter¨¦s quiz¨¢ consiga que alg¨²n d¨ªa dejen de preguntarles si en la piscina tocan el suelo ¨Cno, no tocan¨C o que paren de asociarlas con cuerpos grandes y poco femeninos cuando precisamente el equipo espa?ol no destaca por su corpulencia. ¡°Somos de las m¨¢s peque?as¡±, remarca Lorena Miranda.
Lo que no ha cambiado son las condiciones en las que trabajan, a a?os luz de las del f¨²tbol o el baloncesto. La realidad es tozuda, y en plena crisis, m¨¢s. ¡°Gana??mos la medalla en el peor momento. Veinte a?os atr¨¢s habr¨ªamos tenido m¨¢s ayudas¡±, se lamenta Marta Bach. No en vano el recorte de las subvenciones del Centro Superior de Deportes ¨Ccasi un 30% respecto al a?o anterior¨C afecta a federaciones con pocos recursos. La de nataci¨®n tuvo que cancelar, por ejemplo, la participaci¨®n en el Mundial j¨²nior de Australia y las chicas no pudieron revalidar su t¨ªtulo de 2010. Los recortes tambi¨¦n afectan a la selecci¨®n absoluta. Ya no les pagan las dietas de las concentraciones. ¡°Ahora no cobramos por entrenar con el equipo¡±, critica Maica Garc¨ªa.
Los clubes tambi¨¦n sufren la crisis. Pocos meses despu¨¦s de reconocer a la medallista Andrea Blas como hija predilecta de Zaragoza, el Ayuntamiento cerr¨®, por restricciones presupuestarias, la instalaci¨®n que cuenta con la ¨²nica piscina ol¨ªmpica cubierta de la ciudad y donde Blas jugaba con su equipo. Una semana m¨¢s tarde, el Sabadell ¨Creciente campe¨®n de Europa de waterpolo femenino¨C present¨® un ERE que afecta a deportistas y entrenadores. Por si no fuera suficiente, es muy dif¨ªcil encontrar patrocinadores (en el waterpolo solo se les ve la cabeza, el resto est¨¢ bajo el agua). ¡°Y casi no lo retransmiten por televisi¨®n y aparecemos poco en la prensa¡±, explica Pareja.
Sin embargo, algunas situaciones previas a la crisis son propias de un deporte minoritario. Muchas de las jugadoras de la Divisi¨®n de Honor no cobran por entrenarse a diario y jugar el fin de semana. Solo unas pocas ingresan cantidades que a veces se limitan a unos cientos de euros mensuales. Las integrantes de la selecci¨®n se benefician del Plan ADO, que apoya a deportistas de ¨¦lite, lo que les permite ir tirando. Una de las medallistas, Laura L¨®pez, de 25 a?os y jugadora del Madrid Moscard¨®, solo cobra de esa beca. El pasado a?o ingres¨® unos 1.000 euros mensuales ¨Ceste ejercicio todav¨ªa no saben el importe, que se paga por trimestres¨C. ¡°As¨ª que hay meses que no cobras nada. La gente se sorprende cuando se lo explicas¡±, afirma. ¡°Tan solo una minor¨ªa tiene un sueldo digno, pero este deporte es as¨ª. No se puede considerar una profesi¨®n, sino una afici¨®n. Nos hemos dedicado al waterpolo porque nos gusta y no por dinero¡±, asegura Pere Robert. Por eso las integrantes de la selecci¨®n combinan el deporte con carreras como Dise?o, Bioqu¨ªmica o Periodismo, que les obligan a estudiar durante las concentraciones e incluso en las competiciones. De clase a la piscina y de la piscina a clase. Este es el d¨ªa a d¨ªa de estas chicas habituadas a hacer encaje de bolillos para combinar sus carreras con los entrenamientos diarios, a veces dobles, en sus clubes. Prueba de ello es que Marta Bach solo se ha matriculado de algunas asignaturas de primero de Farmacia (¡°no puedo con todo¡±) o que Laura L¨®pez necesitase cinco a?os para finalizar la diplomatura de Fisioterapia, que dura tres. A algunas, este deporte les ha permitido estudiar en el extranjero. En septiembre, dos de las j¨®venes del equipo (Clara Espar y Roser Tarrag¨®) se ir¨¢n a Estados Unidos para estudiar y jugar en los equipos de las universidades de San Jos¨¦ y Berkeley, respectivamente, lo que ampl¨ªa a cuatro las que deber¨¢n cruzar el Atl¨¢ntico para estar con la selecci¨®n, pues Paula Chillida y Anna Espar ya residen desde el a?o pasado en Hawai y Los ?ngeles.
Los esfuerzos para seguir con sus estudios son parte de los sacrificios. Est¨¢n acostumbradas a las limitaciones del deporte de ¨¦lite, como no poder salir con los amigos o prepararse en verano para las competiciones internacionales mientras los dem¨¢s disfrutan las vacaciones. ¡°Nos hemos perdido muchas cosas de la adolescencia, pero luego miras la medalla de plata y piensas que ha merecido la pena¡±, afirma Laura L¨®pez. ¡°Gracias al waterpolo me he recorrido medio mundo y he conocido a personas maravillosas. Y eso no lo cambio por nada¡±, a?ade Andrea Blas.
A diferencia de las complejas negociaciones de f¨²tbol para fichar a jugadores, en el waterpolo femenino todo es m¨¢s casero. En noviembre, Matt Flesher, segundo entrenador del equipo de Berkeley, envi¨® un mensaje al perfil de Facebook de Roser Tarrag¨® para comunicarle su inter¨¦s en ficharla. El mensaje qued¨® medio extraviado y Roser no lo ley¨® hasta cuatro meses m¨¢s tarde, cuando respondi¨® afirmativamente. Ahora, tras los Juegos, se prepara para el Mundial y piensa en la aventura americana que est¨¢ a punto de empezar. ¡°Siento que el d¨ªa de ma?ana cambiar¨¢ muchas cosas, pero estoy ilusionada. Es una oportunidad de salir de esta crisis, pero me comparo con mis amigas y tengo la sensaci¨®n de que estoy haciendo cosas que no tocan a los 20 a?os. Gracias al waterpolo podr¨¦ estudiar en el extranjero. Para m¨ª es tan importante como la medalla de plata¡±, explica.
El apodo de 'las guerreras' surgi¨® en las concentraciones
La ilusi¨®n ante lo que est¨¢n viviendo explica su actitud y el buen ambiente reinante. ¡°Somos un equipo joven y todav¨ªa vivimos la pasi¨®n por este deporte. Y la gente nos dice que esa actitud la transmitimos durante los Juegos¡±, afirma Maica Garc¨ªa. Por eso, a pesar de los inconvenientes, todas desean alargar al m¨¢ximo su etapa como deportistas de ¨¦lite. Las waterpolistas pueden llegar a retirarse pasados los 30, as¨ª que algunas ni se plantean su futuro. ¡°Vivo el d¨ªa a d¨ªa¡±, afirma Paula Chillida, que con 18 a?os es una de las m¨¢s j¨®venes del equipo. Incluso Jennifer Pareja, la m¨¢s veterana con 29 a?os, encara el tramo final de su carrera con energ¨ªas renovadas. ¡°Vivimos un momento muy dulce, estoy disfrutando much¨ªsimo¡±, afirma.
Lejos quedan las ¨¦pocas en las que los entrenadores duraban poco tiempo. ¡°Cada a?o jug¨¢bamos de manera diferente y el equipo no maduraba¡±, critica Pareja. Hasta que en 2010 lleg¨® Miki Oca, el cuarto se??leccionador en cuatro a?os, no tuvieron continuidad. Oca fue delantero del equipo que se colg¨® la plata en Barcelona 92 y el oro en Atlanta 96, aunque a sus jugadoras los a?os gloriosos del waterpolo masculino espa?ol les quedan muy lejos. Unas eran demasiado peque?as, otras ni hab¨ªan nacido. El seleccionador confi¨® en j¨²niors como las hermanas Anna y Clara Espar, Andrea Blas, Roser Tarrag¨® o Marta Bach, que se unieron a las veteranas. Una mezcla generacional sin la que no se entiende el camino andado. En los entrenamientos, Oca pronto dej¨® su impronta personal. En lugar de las cl¨¢sicas e interminables sesiones de nataci¨®n, integr¨® el trabajo f¨ªsico ¨Ca menudo con juegos y partidos¨C con la t¨¦cnica y movimientos t¨¢cticos, que repet¨ªan para conseguir rodaje y capacidad de respuesta. Tambi¨¦n celebraba reuniones para ver qu¨¦ pod¨ªan mejorar y ejercicios de meditaci¨®n, a los que es aficionado.
A sus jugadoras, aquel m¨¦todo de trabajo les sorprendi¨®. ¡°Nunca hab¨ªa tenido un entrenador as¨ª¡±, admite Pilar Pe?a, con casi una d¨¦cada en la selecci¨®n. Oca tambi¨¦n es muy estricto con los h¨¢bitos alimentarios, sobre todo con los dulces. Pareja le lleg¨® a comentar que quiz¨¢ era demasiado radical. Oca le respondi¨® que en su vida hab¨ªa aprendido lo que no debe hacerse. No en vano, tras dejar el waterpolo, hizo de modelo, fantase¨® con drogas y particip¨® en un reality televisivo. ¡°Esa parte de mi vida en la que me descarri¨¦ me ense?¨® que esas cosas perjudican, que no es el camino¡±, reconoce.
Apost¨® por fortalecer los lazos del equipo y organiz¨® durante la temporada concentraciones de pocos d¨ªas en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vall¨¦s (Barcelona), pues la mayor¨ªa de las jugadoras militan en equipos de Catalu?a, donde el waterpolo est¨¢ m¨¢s arraigado que en el resto de Espa?a. En una de las primeras concentraciones les pidi¨® que escribieran en un papel ideas para un grito de guerra, de ah¨ª surgir¨ªa el c¨¢ntico con el apodo de ¡°guerreras¡± que se populariz¨® en Londres.
¡°Miki ha conseguido que seamos un equipo, una pi?a¡±, asegura Laura Ester. La buena sinton¨ªa entre las jugadoras se observa en la sesi¨®n de fotos organizada por El Pa¨ªs Semanal, donde estas acudieron con una mezcla de ilusi¨®n y curiosidad. Los profesionales de la sesi¨®n agradecieron su buena predisposici¨®n, as¨ª como la buena presencia de unos cuerpos fibrados ¨Calejados de la delgadez de ciertas modelos¨C y bronceados por horas diarias en piscinas descubiertas. ¡°Es de trabajar, ?que conste!¡±, se defend¨ªan.
"Esto no es una profesi¨®n, sino una afici¨®n. Nos dedicamos al waterpolo porque nos gusta y no por dinero" Pere Robert,?exwaterpolista ol¨ªmpico y vicepresidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Nataci¨®n
Al d¨ªa siguiente, en el CAR, donde est¨¢n concentradas hasta el Mundial, a eso de las diez de la ma?ana empezaron a aparecer todas en ba?ador en una sala anexa a la piscina. Sentadas en c¨ªrculo, a la espera de que llegaran los entrenadores, charlaban de forma distendida sobre los ex¨¢menes. Poco despu¨¦s, un primer juego con pelota las activaba, reforzaba el esp¨ªritu de equipo y les dibujaba la primera sonrisa antes de zambullirse en el agua para nadar 2.000 metros. Tras un breve descanso, un partidillo con la selecci¨®n j¨²nior masculina mientras Oca correg¨ªa posiciones. Unos juegos en el gimnasio y una sesi¨®n de pesas precedieron el almuerzo. Por la tarde, unas fueron a descansar y otras a estudiar, pero hasta las seis, cuando toca volver a la piscina para el segundo entrenamiento. ¡°Es duro porque es cansado, pero es muy divertido¡±, sintetiza la tambi¨¦n periodista Mati Ortiz.
Las guerreras tienen mucho futuro por delante porque se trata de una selecci¨®n joven (la media se sit¨²a alrededor de los 21 a?os) con recorrido. ¡°Son un equipo para todo el ciclo ol¨ªmpico¡±, afirma Oca, que ya trabaja con la vista puesta en los Juegos de R¨ªo de Janeiro, donde la mayor¨ªa llegar¨¢n con la edad id¨®nea. Pero antes hay citas ineludibles. La primera, el Mundial en casa.
Ante la magnitud del reto se muestran ilusionadas. ¡°Tengo buenas vibraciones¡±, admite Andrea Blas. ¡°Vamos a seguir en la misma l¨ªnea¡±, precisa Pilar Pe?a. Quieren apostar por una actitud y una f¨®rmula que les ha permitido imponerse a potencias con m¨¢s presupuesto. ¡°Cuando los recursos materiales escasean hay que tirar de lo que tenemos dentro, de ese esp¨ªritu combativo, humilde y luchador¡±, argumenta Oca, quien siempre les recuerda que deben tener los pies en el suelo. Quiz¨¢ es por eso, o por la humildad del grupo, por lo que el ¨¦xito no se les ha subido a la cabeza. Prueba de ello es que no presumen de medalla ni en casa. Roser Tarrag¨® la dej¨® en la entrada del piso y ah¨ª sigue. Maica Garc¨ªa y Marta Bach las tienen en un caj¨®n, y Jennifer Pareja, en el armario. Incluso en estos detalles van al un¨ªsono. Quiz¨¢ porque saben que en la alta competici¨®n hay que ir un paso m¨¢s all¨¢. ¡°La diferencia es mental¡±, destaca Mati Ortiz. Y ah¨ª juegan con ventaja. ¡°Llevo 12 a?os en la selecci¨®n y nunca hab¨ªa visto un grupo tan cohesionado¡±, a?ade Jennifer Pareja. Miki Oca prefiere centrarse en la esencia: ¡°El resultado de Londres es bonito, pero la lecci¨®n es c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª. El inicio de todo es el esp¨ªritu. Y a partir de ah¨ª sale todo lo dem¨¢s¡±.
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