La guerra de los Samsung
Los hermanos del presidente de la compa?¨ªa, la m¨¢s valiosa en Corea del Sur, reclaman su parte del imperio tecnol¨®gico
Los surcoreanos tienen la posibilidad de vivir una vida exclusivamente Samsung: pueden nacer en el Samsung Medical Center, crecer utilizando el software educativo de la empresa, y disfrutar a trav¨¦s de un televisor de Samsung Electronics, ubicado en el sal¨®n de su apartamento construido por Samsung C&T, de un partido de b¨¦isbol en el que participa un equipo cuya propietaria es, s¨ª, Samsung. Airearse en un crucero a bordo de un barco de Samsung Heavy Industries, o desmelenarse en el parque tem¨¢tico de Samsung Everland. Y si les da un infarto en la monta?a rusa no pasa nada, porque pueden utilizar su tel¨¦fono Galaxy para avisar al hospital en el que nacieron, donde utilizar¨¢n la tecnolog¨ªa de Samsung Healthcare, para tratar de salvarle la vida. Si no lo logran, Samsung Life ofrece todo tipo de seguros de vida. Pagados, l¨®gicamente, con una Samsung Card.
Efectivamente, el imperio de la empresa surcoreana m¨¢s reconocible en el mundo va mucho m¨¢s all¨¢ de su divisi¨®n de electr¨®nica. Basta un vistazo a las estad¨ªsticas del grupo para entender por qu¨¦ a Corea del Sur la llaman la Rep¨²blica de Samsung: es un conglomerado que alberga m¨¢s de 80 empresas, da empleo a casi 380.000 personas, y es la m¨¢s valiosa en el pa¨ªs, uno de los milagros econ¨®micos m¨¢s contundentes de Asia. Incluso ha conseguido doblegar a Apple en todos los frentes: en ventas de smartphones (70 millones en el primer trimestre), en beneficios (un r¨¦cord de 5.000 millones de euros entre enero y marzo), y en los tribunales de EE UU, que han prohibido la venta de viejos modelos de iPhone y iPad.
Pero no es oro todo lo que reluce. La familia del fundador, Lee Byung-chull, est¨¢ inmersa en una guerra que podr¨ªa dejar en rid¨ªculo a la que ha librado con Apple. Uno de esos culebrones espoleados por el amor al vil metal y en los que, c¨®mo no, hay una jugosa herencia de por medio. El protagonista absoluto del rifirrafe es uno de los hijos del fundador, Lee Kun-hee, actualmente presidente del conglomerado y el hombre m¨¢s rico del pa¨ªs, con una fortuna estimada en 13 billones de wones (9.005 millones de euros). ¡°Somos l¨ªderes, pero debemos cuidarnos las espaldas¡±, dijo Lee, de 71 a?os, a principios de a?o. Los medios de comunicaci¨®n interpretaron que se estaba refiriendo a la competencia, pero perfectamente podr¨ªa estar pensando en su familia.
Porque el mayor enemigo de Samsung no est¨¢ en EE UU. Se esconde en la disputa de los Lee, que podr¨ªa tener severas repercusiones en el liderazgo del grupo. Y todo porque el patriarca, que hab¨ªa fundado Samsung en 1938 como una mera compa?¨ªa de importaci¨®n y exportaci¨®n, pas¨® a mejor vida en 1987 con una ¨²ltima voluntad muy pol¨¦mica: salt¨¢ndose la tradici¨®n coreana, leg¨® su imperio al tercero de sus v¨¢stagos, Lee Kun-hee, y no al primog¨¦nito, Lee Maeng-hee. Por lo visto, ¨¦ste podr¨ªa haber proporcionado al Gobierno informaci¨®n sobre algunas de las actividades ilegales del padre, raz¨®n por la que fue tachado de traidor. Y la hija mayor, adem¨¢s de ser mujer, cometi¨® la tropel¨ªa de casarse con un hombre relacionado con la competencia, LG. Ninguno tiene hoy participaci¨®n en Samsung.
No obstante, tanto Lee Maeng-hee como su hermana, Lee Sook-hee, aseguran que su padre s¨ª les concedi¨® en el testamento parte de las acciones de Samsung Life, y que Lee Kun-hee lo mantuvo en secreto para preservar el liderazgo que ostenta en la divisi¨®n estrella de Samsung, la de electr¨®nica. El actual presidente dio la puntilla al asunto con la elecci¨®n de su hijo, Lee Jae-yong, como director de Operaciones de Samsung Electronics, una f¨®rmula para apuntalar su poder en la empresa.
La fortuna de Lee Kun-hee, tercer hijo del fundador, asciende a 9.005 millones
El a?o pasado, los dos hermanos lo llevaron a los tribunales. Le exig¨ªan casi 1.500 millones de euros y m¨¢s de 10 millones de acciones de la aseguradora. Eso supondr¨ªa que el tercero de los Lee dejar¨ªa de ser el principal accionista de Samsung Life que, a su vez, es la divisi¨®n que controla la mayor¨ªa de las acciones de Samsung Electronics, en la que ¨¦l solo posee una peque?a participaci¨®n. En resumen: el poder absoluto de Lee Kun-hee se resquebrajar¨ªa.
Afortunadamente para ¨¦l, en febrero la justicia fall¨® a su favor. ¡°Espero que la familia se una y viva una feliz existencia¡±, dijo el juez, consciente quiz¨¢ de la importancia que el caso tiene para la imagen de Corea. ¡°Es una verg¨¹enza, y seguro que continuar¨¢, porque ya est¨¢ en marcha una apelaci¨®n¡±, asegura el directivo de una empresa de componentes el¨¦ctricos que suministra a Samsung y solicita anonimato. ¡°El mayor enemigo de la empresa es el propio Lee con su ansia de poder y sus formas mafiosas¡±.
Lee ya sabe lo que es ser juzgado. Y condenado. En 1996 lo encontraron culpable de sobornar nada menos que al presidente Roh Tae-woo. Otros cuatro empresarios acabaron entre rejas; ¨¦l, no. De hecho, recibi¨® un indulto presidencial que, para muchos, prob¨® que es Lee, y no el jefe del Ejecutivo, quien gobierna Corea del Sur. Y dicen que lo hace con igual transparencia que la dinast¨ªa de los Kim en Corea del Norte.
Pero nunca se han certificado los desmanes que le atribuyen. Abuso de poder, tr¨¢fico de influencias, corrupci¨®n y robo son algunos de incluidos en el pol¨¦mico libro Think Samsung (2010), de Kim Yong-chul. No obstante, dos a?os antes un tribunal s¨ª que lo consider¨® culpable de evasi¨®n de impuestos, y lo sentenci¨® a pagar una multa de 110.000 millones de wones (73, en euros). El esc¨¢ndalo fue tal que tuvo que dejar la presidencia de Samsung. Pero, sorpresa, volvi¨® a ser indultado por el presidente, y regres¨® a su empresa como si nada hubiese sucedido. Sin duda, sus familiares deber¨ªan haber aprendido que es mejor no pelearse con Lee Kun-hee.
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