Crear conocimiento y tecnolog¨ªa
Hoy ha venido a verme un f¨ªsico de part¨ªculas, que se ha presentado como ¡°un hijo del CSIC¡±. Quer¨ªa detalles del mayo de 1980 en que su padre agarr¨® un saco de dormir y se qued¨® a pernoctar en su centro de trabajo durante un par de semanas con el resto de sus compa?eros. Ha sido emocionante y triste contarle que en esos d¨ªas la Estaci¨®n Experimental del Zaid¨ªn y el Instituto de Astrof¨ªsica de Andaluc¨ªa decidimos encerrarnos tras explicar el porqu¨¦ en los medios con un documento que llamamos La ca¨®tica.
Se iniciaba con un ¡°ante la situaci¨®n ca¨®tica que viene arrastrando el CSIC en los ¨²ltimos a?os¡±... y denunciaba ausencia de una pol¨ªtica cient¨ªfica, grav¨ªsimos problemas presupuestarios y crecimiento pr¨¢cticamente nulo.
Yo era entonces una joven becaria combativa y entusiasmada por la ciencia que, tras terminar su tesis, hizo una estancia posdoctoral en Alemania y form¨® luego un peque?o grupo de investigaci¨®n. Esto significa un esfuerzo constante por conseguir fondos para investigar, contratos para los miembros del equipo, colaboraciones internacionales, navegar entre la burocracia y ser una especie de mujer orquesta realizando tambi¨¦n otras tareas con menos glamour. No soy una excepci¨®n; cambiando algunos datos, esta podr¨ªa ser la trayectoria de una gran mayor¨ªa de esforzados investigadores del CSIC.
Repasando hoy con el joven f¨ªsico los titulares que este peri¨®dico dedic¨® a la crisis del CSIC en los ochenta y lo que nos dedica actualmente me han parecido intercambiables. Desalentador. Pero mientras alguien escribe La ca¨®tica del nuevo milenio, los del CSIC seguiremos luchando por crear conocimiento y tecnolog¨ªa.¡ª Matilde Bar¨®n Ayala.
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