Hagan pol¨ªtica, se?ores
Catalu?a vive una situaci¨®n pol¨ªtica compleja que exige encontrar una salida si no se quiere entrar en una espiral negativa
Catalu?a vive una situaci¨®n pol¨ªtica compleja que exige encontrar una salida si no se quiere entrar en una espiral negativa. El Gobierno espa?ol asfixia al catal¨¢n pero sin ahogarle por completo, con una sibilina administraci¨®n de los recursos que le transfiere. El Gobierno catal¨¢n, financieramente exhausto, pierde capacidad pol¨ªtica, hasta el punto de que a estas alturas todav¨ªa no tiene presupuesto para 2013. En estas circunstancias el Consejo Asesor para la Transici¨®n Nacional ha entregado el informe que le encarg¨® el presidente Mas. Un documento de 200 folios titulado La consulta sobre el futuro pol¨ªtico de Catalu?a.
El informe explica los mecanismos existentes para realizar el refer¨¦ndum del derecho a decidir dentro de la legalidad vigente. Y se?ala las v¨ªas leg¨ªtimas democr¨¢ticamente que Catalu?a podr¨ªa emprender, ya fuera de la legislaci¨®n espa?ola, en el caso de que el Gobierno bloqueara las v¨ªas legales. Naturalmente, estamos hablando de la declaraci¨®n unilateral de independencia. Los asesores apuestan por la v¨ªa negociadora y alertan de los riesgos de tensar las relaciones. Espa?a podr¨ªa suspender la autonom¨ªa e incluso emprender acciones penales contra sus dirigentes. Al mismo tiempo, se?alan el peligro de prolongar artificialmente el proceso y aconsejan que la consulta se haga en una fecha sin significado pol¨ªtico (en alusi¨®n a evitar el 11 de septiembre), pero antes del refer¨¦ndum de Escocia, por tanto, en 2014. Tambi¨¦n se pronuncian por una pregunta simple y clara, que solo admita las respuestas s¨ª o no.
Desde septiembre pasado la independencia catalana es ya una cuesti¨®n pol¨ªtica ineludible. Sin embargo, el Gobierno de Espa?a todav¨ªa no ha hecho una sola propuesta pol¨ªtica concreta a los catalanes. Se ha limitado a decir que el refer¨¦ndum es imposible, que lo proh¨ªbe la ley, que est¨¢ fuera de la Constituci¨®n y que corresponde a los tribunales sancionar cuanto ocurra en este proceso. Cargar a los jueces con problemas que corresponden a los gobernantes es siempre un grave error que solo puede tener consecuencias negativas para la democracia y para la convivencia. Si la justicia no lo resuelve, ?qu¨¦ pasa entonces? ?Los tanques? El proyecto independentista, con una base social amplia en Catalu?a, es un problema pol¨ªtico y es una insensatez tratarlo de otra manera.
Si la justicia no lo resuelve, ?Qu¨¦ pasa entonces? ?Los tanques?
Encontrarle una salida razonada y negociada solo es posible si las dos partes renuncian a resolverlo unilateralmente. El Gobierno espa?ol ha de dejar de utilizar la legalidad como arma arrojadiza y de amenazar a Catalu?a con las penas eternas del infierno. Y el Gobierno catal¨¢n ha de renunciar a la declaraci¨®n unilateral de independencia. De hecho, Artur Mas ha dicho que no es su intenci¨®n llegar a este extremo. Si unos aceptan no parapetarse detr¨¢s de la fuerza de la ley y los otros no romper unilateralmente, el punto de encuentro solo puede ser que la ciudadan¨ªa exprese su voluntad. Tarde o temprano hay que llegar a la consulta. Y, en funci¨®n del resultado, negociar una forma de relaci¨®n mejorada si la independencia no obtiene una mayor¨ªa suficiente; una salida pactada si el resultado es inequ¨ªvoco a favor de la independencia en t¨¦rminos reconocibles internacionalmente. Esta es la v¨ªa del reconocimiento mutuo y del respeto. Lo dem¨¢s es la cultura del ¡°solar es nuestro¡±, de los que se sienten propietarios de toda Espa?a, y se sienten legitimados a mantener a una comunidad unida por la fuerza; o es la construcci¨®n del enfrenamiento para la ruptura, dif¨ªcilmente viable en una sociedad como la catalana poco dada a arriesgarse.
Hablar, negociar, votar. Es la lecci¨®n que Cameron le dio a Rajoy. Pero el presidente ni habla, ni negocia, ni tiene intenci¨®n de dejar votar. Y, sin embargo, los efectos de instalarse permanentemente en el ¡°no pasa nada¡±, a la espera de que el soberanismo se agote, pueden ser demoledores. Estamos ante un problema de reconocimiento. Y cada d¨ªa que pasa hay m¨¢s ciudadanos catalanes que se sienten ninguneados. Puede que en Madrid se conf¨ªe en la impotencia de Catalu?a para forzar las cosas y se piense que cualquier golpe legal ser¨¢ mortal para el soberanismo como pas¨® con el proyecto Ibarretxe. Pero la estrategia de no darse por enterado solo har¨¢ aumentar el resentimiento. Es leg¨ªtimo que muchos catalanes se pregunten: ?si el Gobierno espa?ol es incapaz de hacernos una sola propuesta en positivo, porque se empe?a en cortar nuestros propios caminos? En Catalu?a hay el convencimiento de que Espa?a no aceptar¨¢ nunca una ruta pactada, democr¨¢tica y racional. De modo que solo quedar¨ªan dos escenarios posibles: la frustraci¨®n o la confrontaci¨®n. Dos fracasos que los gobernantes deber¨ªan evitar. Para ello, el Gobierno espa?ol ha de dar respuesta pol¨ªtica a un problema pol¨ªtico y dejar a los tribunales en paz.
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