Pocas bromas con el alcohol

Es dif¨ªcil detectar un prop¨®sito claro en las modificaciones en la Ley de Tr¨¢fico y Seguridad Vial que acaba de introducir el Gobierno. Son tibias, inocuas como un excipiente y tan poco llamativas como un folio en blanco. Lo ¨²nico relevante es que parecen centrarse en combatir el consumo de alcohol entre conductores, sin duda el enemigo mortal de la seguridad en carretera; ahora bien, la severidad, si se pretend¨ªa ejemplar, ha quedado a medias. La multa por conducir bebido se duplica de 500 a 1000 euros, pero tan relevante como la sanci¨®n era reducir la tasa permitida de alcohol en sangre. Casi todas las conductas irresponsables en carretera, incluso el exceso de velocidad, palidecen ante la actitud de quien bebe antes de ponerse al volante, porque la priva, como se dice ahora, las agrava todas. Deber¨ªa penalizarse todo vestigio de alcohol. Y, lo que es tan importante como endurecer la norma, deber¨ªa procurarse que el intoxicado et¨ªlico al volante no tenga escapatoria legal. Que cumpla la sanci¨®n que se le imponga, sin remisiones ni contemplaciones.

Pero esto no siempre sucede. Celebridades de medio pelo y diestros de l¨¢grima f¨¢cil provocan incidentes al calorcillo de la bebida, incluso muertes, sin que reciban un castigo ejemplar. El endurecimiento de las sanciones es la tarea m¨¢s f¨¢cil del responsable pol¨ªtico, pero no sustituye el saludable efecto disuasorio que produce el comprobar que la ley se aplica con rigor y que resulta dif¨ªcil evadirla. Esa es una de las razones por las cuales triunf¨® el plan para reducir accidentes y muertos en el asfalto, impulsado por el Gobierno anterior, que en manos del actual ha perdido tensi¨®n.

La tibieza del cambio sancionador se evidencia tambi¨¦n en el caso del casco para ciclistas. Lo l¨®gico ser¨ªa que Tr¨¢fico, provisto de informes irrebatibles o convincentes al menos, decidiese si es conveniente que todos los ciclistas lleven casco. Pero como la idea tropez¨® con la oposici¨®n cerrada de coordinadoras de usuarios de la bici, ahora establece que ni fu ni fa, que lleven casco los menores de edad. Ya veremos con que rigor se multa a menores sin casco. Con el mismo, es de suponer, que se permite hoy a los ciclistas circular por las aceras a velocidades vertiginosas.