Un telepredicador compasivo
Pretende concienciar a los paquistan¨ªes para que no dejen en vertederos a los hijos no deseados
?Aberrante lucha por la audiencia o gesto de amor? Esa es la duda que suscita en muchos paquistan¨ªes un programa de televisi¨®n que ha decidido repartir beb¨¦s abandonados. Lo dirige Aamir Liaquat Hussain, un carism¨¢tico presentador y estrella televisiva, que tiene su m¨¦rito: ha conseguido que un espacio religioso se convierta en un ¨¦xito de pantalla, para lo cual entrevista, cocina, dirige debates infantiles o concursos sobre el Cor¨¢n con premios.
Pero ahora en Ramad¨¢n, mes sagrado de los musulmanes, Liaquat ha echado el resto. Adem¨¢s de estar siete horas al d¨ªa en pantalla, ha sorprendido a la audiencia con la entrega de dos beb¨¦s (el tercero est¨¢ anunciado para los pr¨®ximos d¨ªas) a sendas parejas sin hijos. La puesta en escena, donde no faltaba la cunita, conmovi¨® tanto al p¨²blico que varios invitados no pudieron contener las l¨¢grimas. Otros muchos no pudieron contener su perplejidad, al ver c¨®mo el presentador, despu¨¦s de repartir m¨®viles y electrodom¨¦sticos, entregaba a una criaturita vestida de rojo.
Pasado el impacto inicial llegan las explicaciones. Detr¨¢s de la iniciativa est¨¢ una ONG que recoge ni?os abandonados (una docena al mes). Y lo que pretenden es concienciar a los paquistan¨ªes para que no dejen en vertederos a los hijos no deseados, sino que recurran a los grupos de apoyo a la infancia. Las parejas que recibieron los dos beb¨¦s hab¨ªan sido investigadas por la organizaci¨®n. Pero en Pakist¨¢n la adopci¨®n no est¨¢ reconocida, y ahora deber¨¢n solicitar la custodia en un juzgado de familia. Los expertos cuestionan la legalidad de la operaci¨®n.
Liaquat, que fue en su d¨ªa diputado e incluso ministro de Religi¨®n, est¨¢ encantado con la pol¨¦mica y consigo mismo. En su p¨¢gina web se define como ¡°una leyenda de la era moderna¡±, intelectual y orador ¡°de voz melodiosa¡±, compasivo y erudito en religi¨®n, preocupado por la reconciliaci¨®n entre chi¨ªes y sun¨ªes.
Otras versiones menos condescendientes recuerdan sus ataques a Salman Rushdie, su invenci¨®n de t¨ªtulos acad¨¦micos y sus palabrotas y comentarios sobre violaciones, poco p¨ªos, grabados subrepticiamente en un descanso del programa. Pero eso es pasado. En el presente reinan la virtud y el rating. Es m¨¢s, la cadena estudia prorrogar el programa m¨¢s all¨¢ del Ramad¨¢n.
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