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La Generalitat tendr¨¢ que llegar a final de a?o sin Presupuestos por una decisi¨®n que, b¨¢sicamente, responde a la incapacidad de pactar las cuentas con sus socios parlamentarios de ERC. Los republicanos han dejado claro mucho antes de conocer el l¨ªmite de d¨¦ficit final (1,58%) que no apoyar¨ªan unas cuentas con un d¨¦ficit inferior al del a?o pasado (1,9%) si el Gobierno no aceptaba pagar una larga lista de deudas con Catalu?a. Al no presentar las cuentas CiU y ERC se ahorran la penitencia de defender unos Presupuestos profundamente impopulares en el Parlamento catal¨¢n. CiU no puede permitirse continuar perdiendo apoyos en las encuestas y ERC se resiste a perder la renovada virginidad pol¨ªtica que le ha aportado el liderazgo de Oriol Junqueras.

Al Gobierno central le importa poco. Quiere que Catalu?a cumpla con el objetivo de d¨¦ficit; un objetivo que, por otra parte, es resultado de un reparto poco equilibrado entre el esfuerzo que exige a las comunidades y el que se exige a s¨ª mismo. No hay rebeli¨®n de Artur Mas en esa cuesti¨®n. Los recortes se har¨¢n, con o sin Presupuestos. La diferencia es que, sin cuentas aprobadas por el Gobierno, es imposible conocer los cambios de prioridades en la agenda de Artur Mas respecto a los Presupuestos que pact¨® con el PP en 2012. El Parlamento lo tendr¨¢ complicado para hacer su labor de fiscalizaci¨®n del Gobierno. La ausencia de Presupuestos es de una extrema gravedad en un momento en que la mayor¨ªa de ciudadanos piden m¨¢s transparencia y participaci¨®n en la vida pol¨ªtica.

Catalu?a los necesita para redefinir las prioridades del Gobierno. El impulso de la actividad econ¨®mica y la lucha contra la creciente desigualdad social merecen unos esfuerzos que dif¨ªcilmente podr¨¢n hacerse sin Presupuestos. Por ejemplo, la pr¨®rroga de las cuentas complica mucho aumentar las necesarias subvenciones para entidades del tercer sector que son el ¨²ltimo refugio de las v¨ªctimas de la crisis ahogadas por las deudas.

La pr¨®rroga presupuestaria y la indefinici¨®n sobre las cuentas de 2014 tambi¨¦n ponen en duda la m¨¢xima del Gobierno de Artur Mas de que su prioridad es el despegue de la econom¨ªa. M¨¢s bien hace pensar que solo se ocupa de alimentar su plan soberanista con el combustible del descontento social, resultado todo de su pol¨ªtica de cuanto peor, mejor.

Artur Mas no parece el jefe de un Gobierno, sino de una m¨¢quina de propaganda, con el ¨²nico objetivo de ganar adhesiones para su consulta sobre la independencia en vez de preocuparse del bienestar de los catalanes. La paradoja m¨¢s sangrante es que cuanto m¨¢s ruidosa es la propaganda m¨¢s dif¨ªcil le pone las cosas a Rajoy, con el que en un momento u otro deber¨¢ cerrar acuerdos, ya no sobre la consulta, sino mucho antes sobre la financiaci¨®n auton¨®mica, la deuda acumulada y el reparto del d¨¦ficit para 2014, que ahora ya ha reclamado ante los tribunales en un gesto tambi¨¦n propagand¨ªstico.