Tiempos de discordia
Siria no debe convertirse en la v¨ªctima colateral del distanciamiento entre Estados Unidos y Rusia
En marzo de 2009, la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, regal¨® entre bromas a su hom¨®logo ruso, Sergu¨¦i L¨¢vrov, un bot¨®n rojo de reinicio, s¨ªmbolo de una nueva etapa en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia. Cuatro a?os y medio m¨¢s tarde, Barack Obama da una se?al inversa: cancela unilateralmente una reuni¨®n con Vlad¨ªmir Putin. El trato entre ambos pa¨ªses atraviesa el momento m¨¢s g¨¦lido desde su llegada a la Casa Blanca.
La suspensi¨®n del encuentro previsto para septiembre, aprovechando la cumbre del G-20 en San Petersburgo, fue anunciada por Obama una semana despu¨¦s de que Mosc¨² otorgara asilo temporal al inform¨¢tico Edward Snowden, reclamado por EE UU por revelar la trama de vigilancia telef¨®nica de los servicios secretos.
No se trata, sin embargo, de una decisi¨®n improvisada. De hecho, Washington dudaba de la conveniencia de celebrar una cita presidencial de la que no se esperaban avances concretos. El manifiesto desinter¨¦s de Mosc¨² ante la oferta de Obama para seguir reduciendo los arsenales nucleares estrat¨¦gicos o el bloqueo en cuestiones como el sistema antimisiles o las disputas comerciales hab¨ªan vaciado de contenido un encuentro que, adem¨¢s, iba a dar proyecci¨®n a Putin. Es obvio que Obama no se siente c¨®modo con su hom¨®logo ruso, a quien reprocha, no sin raz¨®n, su querencia por los tiempos del Tel¨®n de Acero, su deriva autoritaria, la represi¨®n de los opositores y la persecuci¨®n a los homosexuales. El caso Snowden acab¨® por colmar la paciencia de la Casa Blanca. Era imposible justificar ante el Congreso y la opini¨®n p¨²blica de Estados Unidos un encuentro en esas circunstancias, so pena de agravar la imagen de debilidad que se le reprocha a Obama en pol¨ªtica exterior.
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La sangre no ha llegado al r¨ªo y los contactos contin¨²an. Ayer mismo los secretarios de Defensa y Exteriores de ambos pa¨ªses se vieron las caras. Ni siquiera en los peores momentos de la guerra fr¨ªa, Mosc¨² y Washington dejaron de hablar. Pero parece obvio que Obama ha decidido no derrochar con Putin m¨¢s energ¨ªa que la justa.
Ahora bien, hay una cuesti¨®n urgente que exige la implicaci¨®n de ambos pa¨ªses. Siria puede ser la v¨ªctima colateral de este distanciamiento. Solo un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos impulsar¨¢ una soluci¨®n pol¨ªtica a la guerra que desangra ese pa¨ªs. Pueden aparcar otros asuntos, pero ser¨ªa fundamental que, al menos en esto, acerquen posiciones.
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