Unidos por el surf
Ella es una modelo de fama internacional. ?l es uno de los mejores surfistas del mundo Almudena Fern¨¢ndez y Aritz Aranburu comparten la pasi¨®n por las olas. Y nos ense?an c¨®mo este deporte puede cambiar nuestras vidas
Aritz Aranburu, el ¨²nico surfista espa?ol que ha entrado en el top 32 del circuito World Tour, es un cazador de tormentas. Vive enganchado a las previsiones del tiempo. Acaba de llegar de Sud¨¢frica, en dos d¨ªas se va a El Salvador y la semana siguiente viajar¨¢ a California. ¡°Ha aprendido c¨®mo funciona la meteorolog¨ªa, y si hay previsi¨®n de gran tormenta en alg¨²n lugar del mundo, simplemente sube a un avi¨®n y se va¡ Y eso a m¨ª me encanta, que sea capaz de dejarlo todo por seguir su pasi¨®n¡±. Habla Almudena Fern¨¢ndez, top model espa?ola y pareja de Aritz, que ha posado para los grandes fot¨®grafos de moda, ha sido imagen de L¡¯Or¨¦al, Cartier, Givenchy y Est¨¦e Lauder. Acudi¨® invitada a la toma de posesi¨®n de Obama como embajadora de la fundaci¨®n The Climate Project y ha aprendido de su fundador, Al Gore, que lo m¨¢s inteligente ¡°es convertir tu pasi¨®n en tu negocio¡±. Ella tambi¨¦n sube a aviones cada semana. Su base de operaciones es Nueva York, donde vive hace 11 a?os. Pero ahora viaja mucho a Espa?a para impulsar su nuevo proyecto, la ONG Kind Surf. Sus pasiones se reparten entre su carrera como modelo y la protecci¨®n de la naturaleza y de los ni?os. Lleva cuatro a?os surfeando olas, y para ella este deporte es una v¨ªa de escape. ¡°Aritz va buscando olas por todo el mundo, yo soy feliz con entrar al mar y remar¡±.
Aritz Aranburu es un surfista mundial; Almudena Fern¨¢ndez, una diosa global. Cada uno tiene su p¨²blico
Se conocieron en el campeonato de surf de Zarautz, el pueblo de Aritz, donde circula la leyenda seg¨²n la cual el chico se pon¨ªa de pie sobre una tabla desde los cuatro a?os. Algo que el surfista confirma. Almudena confiesa que aquel d¨ªa ni le sonaba su nombre: ¡°?Aritz Aranburu?¡±. ?l, por su parte, tampoco hab¨ªa o¨ªdo hablar antes de la modelo. Empezaron su historia desde cero. Depende d¨®nde vayan, uno es m¨¢s aclamado que otro. ¡°Por Zarautz, la gente para a Aritz por la calle para hacerse fotos, en los c¨ªrculos surferos le piden aut¨®grafos, y a m¨ª ni me miran. Me identifican m¨¢s en los ambientes mainstream¡±, explica ella. Aritz es un surfista mundial, y Almudena, una diosa global. Cada uno tiene su p¨²blico.
Seg¨²n el profesor Steven L. Butts, de la Escuela de Negocios de la Universidad de Plymouth, autor del art¨ªculo Good to the last drop: understanding surfers¡¯s motivation (Bueno hasta la ¨²ltima ca¨ªda: para entender las motivaciones de los surfistas), estos deportistas a veces asumen ¡°conductas de riesgo social¡±. Entre ellas, el profesor menciona, por ejemplo, llamar al trabajo para decir que no van porque est¨¢n enfermos, o cancelar planes si hay olas buenas. Almudena, por su parte, dice no ajustarse al t¨®pico de novia de surfista: ¡°No espero por nadie. Soy la pareja de un profesional del surf que cuando entra al mar es la persona m¨¢s feliz del mundo, y eso me causa un profundo respeto. Es la ¨²nica manera de que estemos a gusto y de que la relaci¨®n funcione. ?l hace lo mismo conmigo¡±. Aritz sonr¨ªe mientras la mira posar. ¡°Ella sabe moverse, es una profesional de la moda, yo solo me dejo llevar¡±.
Cuando se encontraron ella ten¨ªa muy maduro el proyecto de Kind Surf, su ONG dedicada a ense?ar este deporte y educaci¨®n medioambiental a ni?os en riesgo de exclusi¨®n social. Aritz insiste en aclarar que Kind Surf es un proyecto de su chica. Pero hay que decir que a ella no le cost¨® nada convencerlo: en las primeras jornadas de la ONG en Valencia, Aritz dio su primera charla a ni?os que hab¨ªan llegado en patera, algunos hab¨ªan perdido a sus padres en la traves¨ªa y nunca hab¨ªan vuelto a entrar al mar. ¡°Les dije que, independientemente de cu¨¢l fuera ahora su situaci¨®n personal, podr¨ªan conseguir su sue?o¡±. Luego, Almudena los llev¨® a limpiar la playa, y finalmente, los monitores los metieron al mar con las tablas. ¡°Entraron con miedo, pero luego quer¨ªan m¨¢s. El surf es el medio m¨¢s r¨¢pido que conozco de conseguir la superaci¨®n personal¡±, afirma la modelo. Kind Surf es un proyecto que busca esp¨®nsor, pero que de momento se financia con dinero de la modelo. ¡°Somos un equipo de seis voluntarios que respiran surf. Tenemos la colaboraci¨®n de surfistas profesionales y del ilustrador Chidy Wayne¡±.
Al surf se le atribuyen propiedades espirituales y terap¨¦uticas. Seg¨²n Aritz, el 95% de los que lo prueban se enganchan. En las encuestas del profesor Butts, la mayor¨ªa de los surfistas reconocen que su adicci¨®n empez¨® el d¨ªa que cogieron la primera ola. ¡°Un surfista que lleva mucho tiempo sin ir al mar est¨¢ tan desesperado como un fumador sin tabaco. Ambos sufren s¨ªndrome de abstinencia¡±.
Otro que cree que engancha como pocos deportes es Jes¨²s Borrego, director t¨¦cnico de la organizaci¨®n Solo Surf, con sede en C¨¢diz, una de las primeras que empezaron a probar sus beneficios terap¨¦uticos en ni?os autistas. ¡°Todo consiste en perder el centro de gravedad y volver a recuperarlo. Pones a alguien sobre una tabla de surf y el cerebro tiende a trabajar de otra manera. No piensas m¨¢s que en evitar la ca¨ªda. Lo que se conseguir¨ªa con muchos a?os de meditaci¨®n sucede en el surf de modo autom¨¢tico¡±.
Aritz dice sentir un chute de adrenalina casi desde que entra al mar. ¡°Luego, cuando bajo la ola y empiezo a remar hacia el rompiente, me relajo. No es solo pillar olas, sino todo el estilo de vida que eso supone: viajar, conocer gente nueva, aprender idiomas, culturas diferentes. Los mejores momentos con mis amigos son siempre en el agua, surfeando, o en el camino al siguiente destino¡±.
¡°No se trata solo de pillar olas, sino todo el estilo de vida que eso supone: viajar, conocer gente nueva, otras culturas¡¡±
A Aritz le apasionan las olas gigantes. Dec¨ªa Greg Noll, uno de los sufistas de big waves (olas grandes) m¨¢s carism¨¢ticos de todos los tiempos, que ¡°todos los surfistas que buscan este tipo de olas que hab¨ªa conocido eran individuos radicales¡±. Arizt Aranburu no tiene aspecto de ser un radical, aunque sea capaz de cruzarse medio mundo para hacer un tubo, o haya surfeado en Nueva York con temperaturas polares y sin escarpines, y encima grabarlo todo en un v¨ªdeo. ¡°?Aguant¨¦ cinco minutos en el agua!¡±, recuerda. Para ¨¦l, ¡°la maniobra reina del surf es el tubo¡±, y se explica: ¡°La ola se pone un poco hueca, y nos metemos dentro. La visi¨®n que se consigue desde ah¨ª es lo que m¨¢s te llena. Parece incre¨ªble que tenga un espacio que te deje estar ah¨ª. Es como entrar en un t¨²nel y estar viendo siempre la salida, pero intentar quedarte dentro todo el tiempo posible¡±.
Pero para hacer un tubo hay que buscar la ola perfecta. ¡°Entonces es cuando te enganchas, empiezas a buscar destino, aprendes c¨®mo funciona la meteorolog¨ªa, en qu¨¦ momento del a?o o qu¨¦ d¨ªas puede haber olas buenas en la otra punta del mundo¡¡±. Aritz viaja ocho meses al a?o a la caza de olas. Atenci¨®n a los sitios por donde ha pasado en los ¨²ltimos meses: Hawai, Nueva York, C¨¢diz, Zarautz y Hossegor, la playa del sur de Francia donde se han tomado las fotos de este reportaje. ¡°Pero yo nunca he hecho un tubo, soy feliz remando¡±, aclara Almudena entre risas. ¡°Est¨¢ en ello¡±, replica Aritz.
La presentaci¨®n en sociedad de la ONG Kind Surf tuvo lugar en el Festival International de Cine de Surf de San Sebasti¨¢n. Almudena lo interpreta como una buena se?al. ¡°Esta es una industria herm¨¦tica que se protege mucho de los advenedizos. Los que se lo toman en serio no quieren que venga gente de fuera a falsearlo¡±, explica la modelo.
El propio Aritz recuerda que cuando empez¨® a surfear y volv¨ªa a la escuela despu¨¦s del verano con el pelo quemado por el sol, en el colegio le dec¨ªan que era un pijo surfero que se echaba productos para parecer rubio. ¡°Para m¨ª, un pijo siempre ha sido alguien a quien hay que d¨¢rselo todo hecho, y yo pensaba: ¡®?Pero si me paso el invierno enfundado en un traje de neopreno y metido en agua fr¨ªa! ?Eso qu¨¦ tiene de pijo?¡±.
El escritor y fot¨®grafo Willy Uribe, surfista y conocedor de la cultura del surf, confirma que el mito del surfero pijo y rubio que escucha a los Beach Boys est¨¢ superado. ¡°Es muy de los noventa. Ahora hay todo tipo de gente enganchada a coger olas: Ingenieros, camareros, bomberos, enfermeras, presentadoras de televisi¨®n, polic¨ªas, guardias civiles, militantes anarquistas, abogados¡ Es un deporte sin reglas definidas, y solo dos aspectos unen a los surfistas: el placer de deslizarse sobre las olas y las ganas de disfrutar el presente¡±. Seg¨²n el escritor, en cuesti¨®n de gustos ya est¨¢ todo ¡°muy generalizado¡±: ¡°Hay surferos de M¨¢laga que van todo el d¨ªa escuchando flamenco en la furgoneta y tengo amigos portugueses que solo ponen fado¡±.
Lo que s¨ª sobrevive es la diferencia entre lo que Uribe llama soul surf y surf business. Sin embargo, ambas partes est¨¢n condenadas a entenderse, opina Uribe. El surf business genera m¨¢s dinero, pero necesita el alma y el esp¨ªritu del surf puro. ¡°Yo me considero soul surfer desde los 12 a?os, pero durante mucho tiempo me he ganado la vida trabajando en revistas del otro lado, y debo decir que algunas eran muy abiertas y hasta se les pod¨ªa criticar desde sus propias p¨¢ginas¡±.
Cada ma?ana, desde las playas de C¨¢diz, Jes¨²s Borrego ve c¨®mo se le cae a mucha gente el mito que tienen montado sobre el surf. ¡°Cierto que es muy visual e imperan la belleza y la juventud, un estereotipo que fomentan las marcas. Pero, cuando estamos trabajando con ni?os autistas, muchos adultos se acercan a preguntar si pueden apuntar a sus hijos. Cuando les decimos que no, que estos ni?os est¨¢n haciendo una terapia porque est¨¢n enfermos, les veo en la cara c¨®mo se les desmonta el estereotipo¡±.
¡°La visi¨®n cuando est¨¢s dentro del tubo, con la ola hueca, es lo que m¨¢s te llena. Es como entrar en un t¨²nel y ver la salida¡±
Al final, se trata de un enfrentamiento del individuo con la naturaleza. ¡°Eres t¨², tu tabla y tu ba?ador¡±, sintetiza Aritz. ¡°Todo depende de ti mismo. Los resultados siempre son inmediatos: Viene esta ola, intento cogerla y se me escapa¡ Eso te hace imponerte continuos retos, algo que es muy importante para los ni?os con problemas que no creen mucho en sus posibilidades¡±. Si algo tienen claro en la Federaci¨®n Espa?ola de Surf es que este deporte ya no es una moda en Espa?a. No solo por la cifra de licencias federadas, 23.089 en 2012, sino tambi¨¦n por la presencia del surf en zonas que no son costeras. Por ejemplo, Madrid es la primera ciudad en n¨²mero de alumnos apuntados a campamentos de surf. Aunque, aclara Aritz, para surfear en Espa?a no se necesita estar federado.
Aunque no lleguemos a los extremos de Australia, donde el surf es una asignatura en las escuelas, Louren?o Ch¨¢vez, de la federaci¨®n espa?ola, est¨¢ conforme con sus n¨²meros. Apunta que las actividades relacionadas facturan entre un mill¨®n y un mill¨®n y medio de euros al a?o. ¡°Y me refiero a escuelas y campamentos de surf¡±. Seg¨²n las cifras que maneja la federaci¨®n, en 2002, el negocio del surf mov¨ªa en Espa?a 170.992.000 euros; en 2010, esos n¨²meros alcanzaban los 481.660.000 euros.
Aritz recuerda que, en sus inicios, las competiciones se ve¨ªan ¡°como una fiesta hippy; luego todo se puso m¨¢s serio, es un deporte de ¨¦lite, yo vivo de ello¡±. Si en 2002 los surfistas ocasionales eran 8.540 (siempre seg¨²n la Federaci¨®n Espa?ola de Surf), en 2010 rozaban los 50.000. Veteranos como Aritz Aranburu est¨¢n encantados de tener novatos remando a su lado. El surf es, sobre todas las cosas, una lecci¨®n de humildad. As¨ª lo ve Almudena Fern¨¢ndez: ¡°No puedes dominar al mar, tienes que apa?arte con lo que te d¨¦, aprender a leerlo y decidir¡±. Acostumbrado a bregar con las olas de Tahit¨ª, Indonesia, Hawai y M¨¦xico, Aritz apostilla: ¡°Cuando vas de sobrao, el mar te pega un revolc¨®n y te pone en tu sitio¡±.
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