Fil¨®sofo del cachemir
Brunello Cucinelli lidera una compa?¨ªa de productos de?lana que el a?o pasado protagoniz¨® una exitosa salida?a Bolsa y que defiende la artesan¨ªa y el humanismo Viaje hasta Solomeo, el burgo medieval que ha restaurado para albergar este proyecto
El hilo de lana de cachemir es a los tejidos nobles lo que el jam¨®n ib¨¦rico de bellota es a la gastronom¨ªa universal. Esto lo sab¨ªan los patricios romanos, que hace 2.000 a?os ya importaban de India los c¨¢lidos y ultraligeros chales de esta lana para cubrirse los hombros en invierno; y lo sabe tambi¨¦n Brunello Cucinelli, quien decidi¨® en 1979, en su Umbr¨ªa (Italia central) natal, crear una empresa ligada a esta extraordinaria materia que el mercado global llama ¡°lujo absoluto made in Italy¡±.
Viajar hasta Solomeo, el burgo medieval donde Cucinelli instal¨® su empresa y f¨¢bricas artesanales, significa recorrer ricos y verdes valles custodiados desde lo alto de las colinas por incontables burgos que durante la Edad Media fueron propiedad de la Iglesia. En estas tierras nacieron Francisco de As¨ªs, una de las primeras universidades humanistas de Europa y tambi¨¦n, hace unas cinco d¨¦cadas, una rica industria textil centrada en el g¨¦nero de punto. Llegando a Solomeo por el llano se divisa, en medio de campos labrados y ¨¢rboles frutales, una moderna nave horizontal con cristaleras; al otro lado de la carretera, otra similar en construcci¨®n. Ah¨ª se ubican una parte de la f¨¢brica, los estudios de dise?o, las oficinas y los showrooms de la marca Brunello Cuci?nelli. Dentro hay mucha luz, un silencio laborioso y tanto espacio uniforme que los empleados, vestidos con pantalones y jers¨¦is estrechos de colores de acuarela y calzados todos ellos con las mismas botas de cordones y gruesa suela de goma con sello de la casa, se mimetizan con los grupos de maniqu¨ªes que aqu¨ª y all¨¢ exhiben las colecciones de moda y accesorios de hombre y mujer para el oto?o de 2013.
La empresa italiana produce casi un mill¨®n de prendas anuales para 59 pa¨ªses y 80 tiendas propias
Desde all¨ª se asciende en zigzag hacia el hoy famoso borgo donde el empresario ha comprado viejos edificios medievales que ha restaurado palmo a palmo para instalar en ellos talleres, despachos, una tienda y un comedor con men¨² diario elaborado por amas de casa del pueblo que se comportan como aut¨¦nticas mammas italianas. Este escenario de postal cobija tambi¨¦n un complejo, integrado totalmente en el paisajismo arquitect¨®nico del lugar, que fue construido para fomentar el encuentro social y cultural: un teatro, un anfiteatro y un foro de las artes con su academia neohumanista y su valiosa biblioteca, todo bajo la tutela de la Fundaci¨®n Brunello Cucinelli.
Pero el motivo de la visita al apodado por todos ¡°rey del cachemir¡± no se debe a un viaje m¨¢s de turismo period¨ªstico para informar de las bondades del made in Italy, sino a un intento de explicar qui¨¦n es este hombre empresario-fil¨®sofo y c¨®mo ha llevado a la pr¨¢ctica desde el inicio su teor¨ªa del ¡°capitalismo humanista¡±. C¨®mo ha forjado una empresa que, en plena crisis europea, consolid¨® la ¨²nica oferta p¨²blica de venta de activos financieros (IPO) que entr¨® en 2012 en la Bolsa de Mil¨¢n y que en el primer d¨ªa de su salida p¨²blica vendi¨® todo el paquete de acciones. ¡°Decid¨ª ir a Bolsa para que mi empresa fuera todav¨ªa m¨¢s internacional y abierta, y para poder imaginar c¨®mo vivir¨¢ mi proyecto dentro de cien a?os¡±, explica Brunello Cucinelli, ¡°y porque pienso que industria y finanzas deben volver a caminar juntas, y yo solo soy un industrial, as¨ª que necesito socios inversores que me ayuden a proyectar a tres meses, tres a?os o tres siglos¡±. ¡°He conocido inversores responsables de billones de euros a quienes les brillaron los ojos cuando les habl¨¦ de un capitalismo europeo con filosof¨ªa artesanal y un prioritario respeto a la dignidad de los hombres¡±, prosigue. Esto lo dice un hombre que se define como custodio de su negocio: ¡°Yo no soy el propietario, sino el guardi¨¢n de mi empresa y lo que me rodea, tanto si es antiguo, como esta torre medieval, o nuevo, como el teatro que he construido; su existencia debe ser secular. Si te sientes propietario, aparece el miedo a perder. Pero si te sientes guardi¨¢n, todo lo que guardas resulta eterno¡±. El reparto del beneficio que genera la compa?¨ªa se divide rigurosamente en cuatro porciones: empresa, familia, mejora de la situaci¨®n de los trabajadores y comunidad local.
Los datos econ¨®micos de la firma, p¨²blicos desde el a?o pasado, revelan una salud de hierro, con un beneficio neto de 26,5 millones de euros (26,2%) y una deuda neta de un mill¨®n en 2012 contra 48 millones un a?o antes. El crecimiento de la empresa est¨¢ en torno al 15% anual. Se fabrican actualmente unas 970.000 prendas al a?o que se venden en 59 pa¨ªses. Ochenta tiendas propias y presencia en innumerables boutiques multimarca en Europa, EE UU, Jap¨®n, Rusia y Asia. Tales cifras avalan el inaudito ¨¦xito de esta (relativamente) joven compa?¨ªa con fe en el made in Italy, con un crecimiento que ¡°debe ser sostenible y no superar el 10%-15% anual para que crezcan a la vez la empresa, el producto y los trabajadores, pues la clave est¨¢ en que todo debe ser calibrado¡±, dice Brunello Cucinelli, que defiende a capa y espada una producci¨®n local de principio a fin, que avive las artesan¨ªas tradicionales europeas y que aporte dignidad.
¡°Mi padre, que era campesino, so?aba con trabajar en una f¨¢brica en la ciudad¡±, cuenta Cucinelli, ¡°y cuando lo logr¨®, yo empec¨¦ a ver tristeza y humillaci¨®n en su rostro al volver a casa por la noche, derrotado por las horas de trabajo y la falta de respeto a su dignidad¡±. Esta historia, contada como un mantra, es el desencadenante de todas las decisiones tomadas al inicio de su vida adulta. ¡°A los 18 a?os empec¨¦ a leer filosof¨ªa. Y descubr¨ª que los libros iban a abrirme a la vida, y que la vida me har¨ªa comprender los libros que le¨ªa¡±, explica. ¡°Entend¨ª que la creatividad solo surge cuando se dan al individuo las condiciones necesarias de respeto y dignidad¡±. As¨ª que en 1979, con 25 a?os de edad, Cucinelli abri¨® un taller para fabricar y te?ir de colores ins¨®litos medio centenar de jers¨¦is de cachemir. ¡°Eleg¨ª la lana de cachemir porque quer¨ªa hacer algo costoso y ?superior; acababa de leer un libro de econom¨ªa que dec¨ªa que un d¨ªa llegar¨ªan pro?ductos similares a los nuestros desde otros pa¨ªses, pero m¨¢s baratos, y cambiar¨ªan los mercados mundiales. Le¨ª que los pa¨ªses desarrollados deb¨ªan cambiar su producci¨®n de inmediato y especializarse en productos particulares. De modo que eleg¨ª hacer prendas de lana de cachemir¡±. Cucinelli aclara la diferencia entre lo costoso y lo caro: una prenda suya es costosa porque contiene el lujo de la durabilidad y la ligereza de la m¨¢s noble de las lanas, y porque su manufactura en Solomeo guarda el esp¨ªritu de la artesan¨ªa contempor¨¢nea que ¨¦l defiende.
Brunello Cucinelli insiste en que practica su peculiar capitalismo correcto en defensa de la dignidad humana
Todos los a?os viaja a Mongolia para comprar la lana en bruto, proveniente de unos reba?os de cabras que viven bajo condiciones extremas en alta monta?a. Le acompa?a en sus viajes Piergiorgio Cariaggi, al mando de la compa?¨ªa de tejedores que lleva su nombre. Las hilaturas y los tintes se realizan en Italia, y cuando las bobinas llegan a Solomeo, las manos de las tejedoras (las mujeres son mayor¨ªa) confeccionan las primeras tramas.
¡°El trabajo artesanal es muy duro¡±, explica, ¡°repetitivo y aburrido, por eso yo procuro que las condiciones en las que trabajan mis empleados sean un poco mejores cada d¨ªa: un salario decente, una buena mesa casera donde almorzar, un espacio abierto y bonito, un horario razonable. Prefiero reducir gastos en otras partidas¡±. En Solomeo, los operarios est¨¢n un poco mejor pagados que en otros lugares. Nadie ficha. A las 17.30 termina la jornada. ¡°Mis empleados tienen que tener tiempo para estar con su familia y vivir sus vidas, y sentirse satisfechos al volver a la f¨¢brica a la ma?ana siguiente¡±.
Se le podr¨ªa tildar de paternalista, pero Cucinelli insiste en que practica su peculiar capitalismo correcto, seg¨²n ¨¦l, en defensa de la dignidad humana. Se le podr¨ªa tildar tambi¨¦n de ejercer un feudalismo moderno, pero responde que es ¨¦l quien paga todos los impuestos al Estado italiano, e insiste en ejercer como ¡°guardi¨¢n del burgo y de sus talleres y f¨¢bricas; un mantenedor y restaurador de su historia y sus valores humanos¡±. El caso es que su papel de custodio asumido de la ¨¦tica y la dignidad del trabajo le ha reportado algunos premios oficiales y empresariales, y un grado honoris causa en Filosof¨ªa y ?tica de las Relaciones Humanas por la Universidad de Perugia.
¡°Empec¨¦ a viajar a China e India hace 30 a?os. Entonces esos pa¨ªses sobreviv¨ªan bajo unas condiciones econ¨®micas y laborales espantosas que ya van dejando atr¨¢s, creo yo que gracias a que han absorbido muchos valores europeos cl¨¢sicos¡±, dice Cucinelli con optimismo de las econom¨ªas emergentes. ¡°A los que vienen desde all¨ª para visitarnos o para vivir entre nosotros yo los llamo los nuevos turistas, porque nos enriquecen, y eso es muy bueno para que Europa cuide la calidad extrema que siempre la ha distinguido. Los productos europeos deben respirar uno a uno una manera de trabajar, de vivir¡±.
En su enorme despacho con amplias ventanas que dan al campo, Brunello Cucinelli atesora libros y frascos de cristal llenos de lana bruta te?ida de colores preciosos. Colgados sobre la pared en peque?os marcos de madera vigilan los fil¨®sofos, artistas y pol¨ªticos que inspiran a este empresario hecho a s¨ª mismo: de Confucio a Voltaire y Kant, de Wittgenstein a Kafka y de Luther King a Roberto Begnini y Steve Jobs. ¡°Lo que est¨¢ pasando es muy interesante y significa una revolucionaria toma de conciencia moral; ya no podemos seguir viviendo de la deuda y deber¨ªamos consumir menos cosas, pero mejores. Esta crisis marca el fin de nuestra arrogancia, y espero de ella que salgan mejores pol¨ªticos, profesores y padres¡±, explica mientras abstrae su discurso dibujando cifras sobre un folio. Desv¨ªa la mirada hacia un rinc¨®n en el que se apilan balones de f¨²tbol de equipos de todo el mundo. ¡°El f¨²tbol me fascina tanto como la filosof¨ªa; soy defensa central¡±. Esto lo explica todo, o casi.
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