Due?os de la palabra

La oposici¨®n parlamentaria no pide que la mayor¨ªa del Partido Popular le d¨¦ la raz¨®n respecto a su convicci¨®n de que el presidente Rajoy minti¨® en su comparecencia sobre el caso B¨¢rcenas, sino tan solo que se le deje defender esa posici¨®n y debatirla. La cuesti¨®n es si cuando el Gobierno est¨¢ protegido por una mayor¨ªa absoluta es posible debatir en el Parlamento sobre asuntos que le incomoden. El bloqueo del PP a las iniciativas de la oposici¨®n hace inviable el control del Ejecutivo por parte del legislativo.

Los socialistas han planteado una bater¨ªa de propuestas para que Rajoy responda de las contradicciones de su comparecencia del 1 de agosto, en particular en relaci¨®n a su afirmaci¨®n de que B¨¢rcenas ya estaba fuera del PP cuando ¨¦l entr¨® en La Moncloa. El problema es que si Rajoy comparece para aclarar ese y otros puntos, y se demostrara que ha mentido, quedar¨ªa en una posici¨®n de extrema debilidad para desempe?ar sus responsabilidades.

Por eso su grupo parlamentario ha extendido una valla reglamentaria que impida prosperar todas esas iniciativas. Solo ante la amenaza de los socialistas de presentar una moci¨®n de censura, que aunque no ganaran supondr¨ªa un desgaste muy fuerte para Rajoy y para su Gobierno, accedi¨® el presidente a comparecer el pasado 1 de agosto. El riesgo era que ulteriores revelaciones de B¨¢rcenas le dejaran en evidencia. No ha ocurrido, pero s¨ª que las declaraciones ante el juez de los secretarios generales han puesto en cuesti¨®n algunas de sus afirmaciones, revelando como m¨ªnimo una intenci¨®n de ocultar la verdad.

El presidente del Congreso, Jes¨²s Posada, argument¨® ayer para justificar el veto a la interpelaci¨®n de Rajoy que plante¨® el PSOE que ese mecanismo de control previsto en el Reglamento se aplica a los ministros pero no al presidente, y que cuando gobernaba Zapatero era el PP el que propon¨ªa incluir esa posibilidad, y los socialistas los que se opon¨ªan. El portavoz de CiU se abstuvo en la votaci¨®n porque si bien consideraba que el reglamento s¨ª lo permit¨ªa, estaba en desacuerdo con que la interpelaci¨®n se planteara como paso previo a la reprobaci¨®n del presidente con la intenci¨®n de forzar su dimisi¨®n, pues el ¨²nico procedimiento constitucional para ello es la moci¨®n de censura.

La moci¨®n de censura no prosperar¨¢ frente a la mayor¨ªa popular, y esa mayor¨ªa, por lo visto ayer en el Congreso, cierra cualquier otra posibilidad de exigencia de responsabilidades a trav¨¦s de debates parlamentarios que la oposici¨®n reclama y el rodillo del PP veta una y otra vez.

Tal vez, entonces, la oposici¨®n, al menos la socialista, tendr¨ªa que desligar la demanda de debate, un arma pol¨ªtica de desgaste, de la de dimisi¨®n del presidente, un ¨®rdago. Por realismo pol¨ªtico y porque seguramente comparte la preocupaci¨®n ante posibles situaciones de inestabilidad pol¨ªtica sin una alternativa clara.