¡°Sue?o con ser el Pap¨¢ Noel de los derechos humanos¡±
Detr¨¢s del juicio al dictador guatemalteco R¨ªos Montt est¨¢?el trabajo de una abogada valenciana de 41 a?os, Almudena Bernab¨¦u Su pr¨®ximo reto: encausar al asesino del cantautor chileno V¨ªctor Jara, de cuya muerte se cumplen cuatro decenios el 16 de septiembre Se acaba de presentar por estos hechos una demanda en Florida contra Pedro Pablo Barrientos, ex oficial del ej¨¦rcito chileno
![La abogada Almudena Bernabéu.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/Y3V65T2PHMYUFAFROAZ6MPZ5AE.jpg?auth=1ec0d97c352ca3834a24f7c352786b3326ec6534c4d39816775e3ab742646a79&width=414)
Fue en junio de 2006 cuando Almudena Bernab¨¦u pis¨® por primera vez Guatemala. Lo hizo asustada. En aquella primera quincena de junio, dos defensores de los derechos humanos hab¨ªan ca¨ªdo asesinados en el pa¨ªs centroamericano. El embajador espa?ol le asign¨® un guardaespaldas seg¨²n puso los pies en el hotel Intercontinental; no quer¨ªa problemas con ese grupito de espa?oles que llegaban para tomar declaraci¨®n al dictador Jos¨¦ Efra¨ªn R¨ªos Montt.
Poco pod¨ªa sospechar la joven abogada valenciana que en cuesti¨®n de unos a?os se convertir¨ªa en toda una referencia en ¡°Guate¡±, como dice ella, cuando se habla de derechos humanos.
¡°?Que vengan los espa?oles!¡±. Eso dijo por aquel entonces, en tono desafiante, R¨ªos Montt. El dictador guatemalteco no pod¨ªa imaginar que esa visita del juez Santiago Pedraz y de la abogada Almudena Bernab¨¦u iba a convertirse en la primera piedra de su encausamiento. El pasado 11 de mayo, el dictador guatemalteco era condenado a 80 a?os de c¨¢rcel por genocidio de los ind¨ªgenas ixiles. Aunque 10 d¨ªas m¨¢s tarde el Tribunal Constitucional guatemalteco anulaba la condena ¨C¡°es un hombre que a¨²n conserva mucho poder¡±, explica Bernab¨¦u; ¡°adem¨¢s, detr¨¢s de ¨¦l tiene a las Fuerzas Armadas¡±¨C, en junio se anunciaba que un nuevo tribunal reanudar¨¢ el juicio. Todav¨ªa quedan p¨¢ginas por escribir en la narraci¨®n de este hist¨®rico proceso.
Almudena Bernab¨¦u aparece sonriente por una calle de D¨¦nia, donde todos los a?os viene a pasar las vacaciones en familia. Mujer activa y en¨¦rgica, habla muy r¨¢pido, salta de una idea a otra sin parar. ¡°Hablo en c¨ªrculos, como los mayas¡±, avisa.
?Qu¨¦ es lo primero que pens¨® cuando escuch¨® que R¨ªos Montt era condenado por genocidio? Estaba en casa, sola. No est¨¢ bien eso, tendr¨ªa que haber estado con gente. Llor¨¦. Me emocion¨® mucho la jueza Yasm¨ªn Barrios, que ley¨® la sentencia con voz temblorosa. Me pareci¨® tan humano¡ Lo vi en el ordenador gracias a una ONG de Guatemala que lo retransmiti¨® en streaming. Estaba medio asfixiada de emoci¨®n. Era la primera vez que se ganaba. Normalmente, te pasas a?os y a?os investigando estos casos, hablando con las v¨ªctimas, y no consigues condenas. Procuramos no crear expectativas, pero, al mismo tiempo, siempre so?amos con lograr justicia. Aunque esta no se consiguiera en Madrid, sino en Guatemala, me sent¨ª due?a, en el sentido m¨¢s puro, en el orgullo de la madre coraje, de haber parido un buen caso. Y empec¨¦ a recibir mensajes que me emocionaron por todas las v¨ªas posibles. Yo no sent¨ªa que era a m¨ª a quien hab¨ªa que felicitar, pero yo era parte de eso. Me sent¨ª muy orgullosa.
Los 626 asesinatos y el mill¨®n y medio de desplazados corresponden al periodo 1978-1983, que es superior al de la presidencia de R¨ªos Montt, que apenas estuvo a?o y medio en el poder¡ S¨ª, ¨¦l estuvo poco tiempo como presidente, pero tenemos pruebas estad¨ªsticas, documentales y testificales de que el periodo de su presidencia es el m¨¢s duro.
Me emocion¨® la jueza Yasm¨ªn Barrios, que ley¨® temblorosa la sentencia
Pero ?por qu¨¦ fue el m¨¢s duro? ?Fue una decisi¨®n personal de R¨ªos Montt? Esta es una muy buena pregunta. El plan de asesinar a los pueblos ind¨ªgenas, la destrucci¨®n de la guerrilla a trav¨¦s de la aniquilaci¨®n del pueblo, el gran plan maestro, en realidad es anterior. Los guatemaltecos dir¨ªan que en realidad se inicia en la ¨¦poca colonial. Pero digamos que es en la presidencia de Lucas Garc¨ªa cuando se establecen los planes militares y la estrategia. Luego llega el t¨¢ctico, que es R¨ªos Montt. Con su golpe de Estado toma el poder. Es un militar joven, poderoso. Y es un hombre fan¨¢tico, un hombre de guerra. De ¨¦l dicen que es muy buen militar.
?C¨®mo es R¨ªos Montt? Siniestro. Es un hombre atractivo: ladino blanco, guatemalteco blanco. Hasta cierto punto elegante: a sus 86 a?os, va siempre con la espalda muy recta. Yo creo que est¨¢ loco, en el sentido m¨¢s estricto de la palabra. Es un fan¨¢tico religioso. Odia el catolicismo y a los cat¨®licos. Es protestante. Tiene la misma onda de los mormones y los evangelistas radicales de Estados Unidos. Pertenece a la Iglesia Evang¨¦lica del Verbo, que es una de las m¨¢s enloquecidas; ir¨®nicamente, y esta es la parte que no entiendo, la fundan en Estados Unidos los llamados Jesus freaks, que surgen del movimiento de los sesenta, del verano del amor; en 1967 o 1968 nace esta Iglesia, en la que al principio toman ayahuasca. Pero luego se van radicalizando y se convierten en derecha recalcitrante. Hay algunos grupos que todav¨ªa se mantienen como una religi¨®n colectiva, m¨¢s en el contexto del progresismo. Pero por otro lado est¨¢n esos grupos que se radicalizan, en el norte de California, y que se transforman en esa derecha fan¨¢tica. R¨ªos Montt pertenece a estos ¨²ltimos.
?Y qu¨¦ es lo que hace al tomar el poder? ?l implementa los planes concebidos en la Administraci¨®n anterior. Considera, y lo dijo en su testimonio, que te pone los pelos de punta, que el ej¨¦rcito anterior estaba compuesto por una panda de vagos que ten¨ªan todo lo que hac¨ªa falta para poner en marcha la pol¨ªtica de tierra arrasada y no lo hicieron. Se siente orgulloso de ello.
?La reivindica? Totalmente, es su gran obra.
?Incluido el asesinato de la gente? ?l niega que el objetivo fuera el asesinato de la gente. Pero no niega que concibe la destrucci¨®n de la guerrilla a trav¨¦s de la destrucci¨®n de un pueblo. El pueblo deja de tener cara, deja de tener edad, deja de tener sexo.
?Eso lo dice ¨¦l en el juicio? S¨ª, s¨ª. Son masas de gente que est¨¢n en medio, como si fueran telara?a que estorba y que hay que limpiar; como si fueran maleza que retirar a golpe de machete.
100.000 mujeres violadas: un 35%, ni?as. Eso todav¨ªa resulta duro para m¨ª.
En Guatemala hay una decisi¨®n pol¨ªtica de que el ind¨ªgena sea inferior
El periodista John Carlin escribi¨® que, en realidad, el r¨¦gimen de R¨ªos Montt fue m¨¢s duro y despiadado que el ¡®apartheid¡¯ sudafricano. S¨ª, por supuesto, con mucha diferencia.
?En t¨¦rminos hist¨®ricos, con qu¨¦ lo com??para? Con la esclavitud en Estados Unidos. El racismo en el apartheid tiene todo el car¨¢cter colonialista. El racismo en Estados Unidos es una decisi¨®n pol¨ªtica de convertir a un igual, solo por cuestiones de color, en alguien que es prescindible, en alguien que es un pedazo de mierda, en alguien que es un esclavo; y la sociedad norteamericana a¨²n no se ha curado de eso. Hoy, todav¨ªa, amigos que tengo del trabajo, que son cercanos al presidente Obama, vienen a contarme que nunca pensaron que con lo que hay que lidiar todos los d¨ªas en la Casa Blanca es con el puto racismo.
?Eso ocurre con Obama? Lo que no pueden soportar los blancos es que un negro sea su presidente. Con eso comparo yo a Guatemala. Guatemala es una sociedad que est¨¢ compuesta, desde hace mucho tiempo, por personas de dos tonos, o de dos or¨ªge??nes: el ladino mestizo y el guatemalteco. Y lo que hay es una decisi¨®n pol¨ªtica de que el ind¨ªgena siempre sea inferior. A lo mejor voy a decir una barbaridad, pero creo que es m¨¢s complejo resolver eso que un r¨¦gimen invasor como el apartheid. En Guatemala es horrible ver c¨®mo un pa¨ªs interioriza la sumisi¨®n que impone la colonia. El racismo en Guatemala es profund¨ªsimo. Yo creo que m¨¢s que en Sud¨¢frica, aunque igual digo una barbaridad porque no conozco Sud¨¢frica.
En Guatemala se produjeron m¨¢s de 700 asesinatos de mujeres en 2012, muchos de ellos acompa?ados de torturas salvajes y mutilaciones, y solo un 2% de esos casos llegan a ser juzgados. ?Es eso as¨ª? Parece como si esa ¨¦poca de violencia de la dictadura hubiera permanecido como una marca¡ S¨ª, completamente cierto. El uso de la violencia de una manera depravada y barata es una consecuencia del abuso de la violencia en el conflicto. La vida no vale mucho, aunque parezca un clich¨¦. La mujer fue un instrumento en la guerra; era siempre violada en el seno familiar, y en el exterior. Los soldados estaban entrenados para violar. La din¨¢mica era siempre la misma: todas las mujeres, a la iglesia con los ni?os; todos los hombres, a la casa del pueblo. Las mujeres, en la iglesia, violadas y maltratadas, siempre delante de sus hijos; las ni?as, todas violadas, algunas asesinadas y otras no. Los ni?os no. Los hombres eran ejecutados, y a la fosa com¨²n. Todo esto lo sabemos por los testimonios de los hijos. ?Cu¨¢ntos clientes he tenido que vieron c¨®mo violaban a su madre! ?Y violaban tambi¨¦n a las ancianas! Es un nivel de depravaci¨®n¡ Hay una relaci¨®n directa entre lo que pas¨®, lo que no se ha hecho (establecer responsabilidades) y lo que sigue ocurriendo.
Usted lleg¨® a estar sobre el terreno. Tiene que ser muy duro escuchar esos testimonios. Lo es, pero al mismo tiempo da mucha energ¨ªa. Si pudiera ver a algunas de las v¨ªctimas una vez al mes, ser¨ªa mejor abogada.
?Por qu¨¦? Porque eso te coloca los pies en la tierra. Yo cometo todos los pecados capitales, pero estos dos m¨¢s: yo no s¨¦ si es pereza o desidia, pero a veces reconozco que me da pereza tener que llamar a un cliente; emocionalmente cuesta; es energ¨ªa que tienes que sacar de alguna parte. Tengo malas semanas, pero en cuanto estoy con ellos diez minutos me doy cuenta de que me devuelven la energ¨ªa. Ellos son muy, muy fuertes, me dan 78 vueltas en fuerza, en entereza. Son gente muy sabia: las experiencias extremas que han vivido los han hecho m¨¢s pr¨¢cticos. Son gente que me coloca en mi sitio.
La abogada que quiso ser jueza
Almudena Bernab¨¦u so?¨® con ser jueza antes de ser abogada. La joven, que en la imagen aparece en el domi??cilio de su familia en Valencia, estudi¨® Derecho con esa idea, la de impartir justicia, hasta que se dio cuenta de que prefer¨ªa defender causas. La instant¨¢nea recoge un d¨ªa de estudio en la habitaci¨®n compartida de su infancia, en 1992, a?o en el que cursaba segundo curso de Derecho.
La abogada valenciana lleva ya 14 a?os viviendo en San Francisco. Su casa queda cerca del trabajo, se mueve en bicicleta. Come en la oficina. Dice que no le gusta volver a casa para almorzar porque, si lo hace, le dan ganas de echarse una siesta. Por la noche le encanta ocuparse de su hijo, de 16 meses, y prepararse la cena con un buen vaso de vino tinto.
Almudena Bernab¨¦u vive en San Francisco desde agosto de 1999. Trabaja para la ONG Center of Justice and Accountability, una organizaci¨®n que lucha por los derechos humanos y contra la tortura a lo largo y ancho del mundo. Es una de las pocas abogadas espa?olas que trabajan en cuestiones de justicia universal ante la Audiencia Nacional. En los a?os noventa, en Espa?a, dio sus primeros pasos defendiendo a inmigrantes. Pero el proceso con el que empez¨® a hacerse un nombre fue el caso jesuitas de El Salvador. Consigui¨® demostrar la culpabilidad del exviceministro salvadore?o en el asesinato en 1989 de seis jesuitas espa?oles, entre ellos Ignacio Ellacur¨ªa. Latinoam¨¦rica siempre ha sido para ella polo de atracci¨®n. Y en estos d¨ªas intenta sacar adelante un caso hist¨®rico, m¨ªtico.
?C¨®mo se ha producido su entrada en la reapertura del caso del asesinato de V¨ªctor Jara? Me llam¨® la familia. Parece que vamos para delante con la fiscal¨ªa.
?Qu¨¦ es lo que ha permitido reactivar el caso? Han encontrado al presunto autor material del asesinato. Este a?o se cumplen 40 a?os de la muerte de V¨ªctor Jara. Su viuda y sus dos hijas llevan muchos a?os luchando por esto. En los ¨²ltimos a?os, la c¨²pula militar fue procesada, pero salieron todos libres; en fin, cosas reales que ocurren en estos pa¨ªses. Y ahora acaban de encontrar al que podr¨ªa ser el autor material del disparo, que est¨¢ en Estados Unidos, en Daytona, Florida. Se llama Barrientos. Hay dos reclutas asignados al estadio en el que fue asesinado Jara que lo identifican como autor. Y ellos no est¨¢n conectados, proceden de distintas partes de Chile.
?Y qu¨¦ piensan hacer? Barrientos ya est¨¢ imputado en Chile y vamos a intentar dos cosas: por un lado, plantear una demanda civil contra ¨¦l en Estados Unidos, que es la que liderar¨¦ yo, y por otro, intentar conseguir que con eso lo extraditen.
?Qu¨¦ supone este caso para usted? Mi madre me sol¨ªa cantar la canci¨®n que dec¨ªa Te recuerdo, Amanda... Jam¨¢s pen?s¨¦ que pudiera llegar a hacerme cargo de un caso como este. V¨ªctor Jara es como un Che Guevara de lo intelectual, de lo cultural.
Los abuelos de Almudena Bernab¨¦u pasaron a?os en un campo de concentraci¨®n durante la Guerra Civil. La abogada valenciana considera que en Espa?a, la transici¨®n de una dictadura a la democracia se hizo de un modo un tanto d¨®cil. ¡°Ha habido muchas concesiones, voluntarias e involuntarias, que hemos hecho todos. No hemos tenido ninguna gran revoluci¨®n en nuestro momento. Yo en mi familia he encontrado mucho la idea de: si me aguanto y me callo, las cosas van a ir mejor. El miedo fue tan grande y tan profundo, que cierto nivel de conformismo era preciso¡±. Observa que ahora en Espa?a la ciudadan¨ªa est¨¢ revolvi¨¦ndose con todos los casos de corrupci¨®n que han ido apareciendo. Nota que hay m¨¢s rabia entre la poblaci¨®n, m¨¢s coraje. ¡°Ya no hay nadie con los ojos tapados. Es muy importante para una sociedad cuando ya no hay vendas en los ojos¡±.
?Considera que en otros pa¨ªses latino?americanos deber¨ªan abordar procesos similares al de Guatemala? S¨ª, y seguir¨¢n. Mi esperanza es que el siguiente sea El Salvador, y que sea el caso jesuitas el que lo precipite. No es que me quiera apuntar m¨¦ritos. Pero, en realidad, a lo de Guatemala se lleg¨® gracias a que se llev¨® el caso a la Audiencia Nacional. El merecimiento es de todos. En primer lugar, de Santiago Pedraz, que es el juez titular y que hizo un gran trabajo en la Audiencia Nacional, y en segundo lugar, si quiere, a La Almudena [dice, en referencia a s¨ª misma], que es una pesada. Eso s¨ª, yo sin los guatemaltecos no habr¨ªa hecho nada: me dieron los clientes, me llevaron a los sitios¡
?Hay alguna mujer o figura hist¨®rica que haya inspirado su vena luchadora? La verdad es que no. Yo siempre he querido ser como dos mujeres que no tienen nada que ver con lo que yo hago. Una era mi bisabuela, que era una amazona. Se qued¨® viuda a los 32 a?os, con nueve hijos, y la metieron en la c¨¢rcel, en Murcia, en el pueblo, por montar a caballo como los hombres, a horcajadas, y por llevar pantalones bajo la falda. La segunda, aunque suene a chiste, es Katharine Hepburn. En mi familia, las mujeres eran muy amas de casa; desde chiquitilla, yo ve¨ªa los papeles de Katharine Hepburn en las pel¨ªculas y representaban lo que yo quer¨ªa ser. Siempre me fijaba en mujeres que tuvieran la voz dura. Recuerdo a personajes espa?oles inolvidables, como Cristina Almeida.
Usted sol¨ªa defender en el colegio, en aquella Espa?a de los setenta, a una chica hija de madre soltera. Ya ten¨ªa vena justiciera por aquel entonces¡ Yo soy la hermana mediana entre dos hermanos. Mi hermana, de peque?a, era una chica muy callada, muy introvertida; estaba un poco gordilla, y en el colegio se met¨ªan con ella. Debo de tener un sentido de la familia un poco agitanado; que se rieran de ella me romp¨ªa el coraz¨®n. Tambi¨¦n tengo un primo, que despu¨¦s result¨® que era autista, que en los setenta era un nene que se comportaba raro: en mi familia no hab¨ªa tanta sofisticaci¨®n como para hablar de autismo. Los abusos y las risas en torno a ¨¦l me tocaban de manera extraordinaria.
Oiga, y usted, a estas alturas de la vida, ?con qu¨¦ sue?a? Puede ser muy prosaico, pero sue?o c¨®mo reconciliar m¨¢s mis dos existencias; siempre intento ver c¨®mo puedo sentirme m¨¢s cerca de aqu¨ª sin abandonar San Francisco; despu¨¦s de quince a?os, estoy acostumbrada a aquello. Sue?o con ¨¦xitos incre¨ªbles en Nueva York, que est¨¢ m¨¢s cerca de Madrid; espero que en un futuro eso sea posible. Y sue?o con resolver grandes casos, con dar la noticia, con ser un poco el Pap¨¢ Noel de los derechos humanos, ser la portadora de buenas noticias, decir que hemos cambiado algo, que lo hemos conseguido.
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